viernes. 19.04.2024

Los comercios jerezanos se revisten de las vísperas navideñas

Mantecados, figuritas del Belén y galerías de juguetes ya forman parte del interiorismo comercial

Algunos expertos en tradicionales populares, en las celebraciones más entrañables, en festejos bien locales bien universales, señalan que a menudo las vísperas se disfrutan más que la propia fiesta. Que el preámbulo se saborea más que el mismo contenido. Que las previas son más jugosas que las crónicas. Que el antes es más intenso que el durante. Que la preparación se domina más que la fugacidad de la esencia…

Quizá porque todo dependa de la medida del tiempo. Y el tiempo, llegada la hora de la celebración, se nos escapa de las manos. Así es la Navidad. A las Pascuas le sucede como a la Semana Santa, que de tanto esperarla, de tanto ansiarla, de tanto aguardarla, nos sorprende su llegada y, consiguientemente, también su fugaz transcurso. Su rapidez a ojos vista.

Probablemente por este intento un tanto inmaterial de apresar la ilusión con nuestras mismas herramientas, las del ser humano, cada vez se adelantan más las previas de una tradición siempre soñada y siempre real (en este caso tan antigua y felizmente renovada como las fiestas navideñas). Ya no nos basta -y la razón nos asiste- con los días que al efecto señala el calendario. Ahora necesitamos más…

La paciente espera destierra todo signo de impaciencia. Las horas se modulan según nuestro propio contento. Y por tal motivación ya los comercios jerezanos se revisten de un interiorismo que suena a villancicos inminentes y a sabor a mantecado. A roscos de vino.. En una visión que se alarga en galerías, en altos estantes, repletos de juguetes. En regalos para todas las edades y en anuncio del nacimiento del Niño Dios. Acaba de nacer noviembre y ya hace unos días que divisamos en lontananza la segura visita de los Magos de Oriente…

Los comercios jerezanos se revisten de las vísperas navideñas