viernes. 19.04.2024

Miércoles de Ceniza: tempus fugit

Comienza la cuenta atrás para Semana Santa

Lo cantaron antaño los muñecos azules –palometa asida a la espalda- de la comparsa de Antonio Martín: detente reloj, puedo ser, no puedo ser… Parece como si la presentación de los invencibles soldaditos de juguetes gaditanos ya nos adelantara la premisa odontológica de la metáfora cuaresmal: el estribillo apenas ondulante de la finitud humana –polvo eres- que sin embargo olvidan sin decir oxte ni moxte los cofrades.

A veces, la mar de las veces, demasiadas veces, nos creemos dioses del Olimpo de nuestro derredor. Nos perdemos –sumergiéndonos de rondón- en el diccionario de sinónimos de la vanagloria. Anteponiendo la ley de cartón mojado del yo.

El Miércoles de Ceniza nos propina un sopapo electrizante en la mejilla menos irredenta. Memento moris: ¡mira tras de ti! Recuerda siempre que eres hombre frágil, rompible, quebradizo. Y, como tal, aliado confeso o reo inconfeso de los días, de las horas nonas, del calendario que no retrocede ni recula ni atiende a crasas distracciones -sed fugit interea, fugit irreparabile tempus-.

Este Miércoles de Ceniza principia –quebrando los clarines del miedo- la cuenta atrás. El cofrade continúa absorto en su reconocible paciente espera. Enciende a coro la candileja de la ilusión. Pero ignora aposta a Virgilio. Se siente superhombre, inmortal ante el espejo de cristal mate de su vulnerabilidad. Ha olvidado de sopetón la moraleja de Alicia en el país de las maravillas. Hipócrates no ha de reñir necesariamente con la apostasía y la renegación del carpe diem.

Oigo tambores y cornetas debajo de la dermis cíclica del gozo. Levantamos la tapadera –haz y envés, envés y haz- de la misma moneda: aquella que igual muestra la cara desfigurada –prieto rictus- de nuestros pecados que la cruz arbórea de la salvación. ¿Aprenderemos por enésima vez la nunca alegórica lección –azogue y tictac- de la ceniza en la frente? ¿O continuaremos erre que erre aferrados a la yuxtapuesta simplicidad de nuestras vanidades de andar por casa? Mientras sí, mientas no, el tiempo pasa como una nube: resbaladiza, algodonada, impecable…

Miércoles de Ceniza: tempus fugit