jueves. 18.04.2024
Toros
Toros

Cristóbal Reyes es un novillero jerezano que tiene toda la ilusión del mundo y se ha esforzado de verdad por ser alguien en el mundo del toro. Descendiente del picador jerezano decimonónico Francisco Hormigo y tataranieto del ganadero Curro Chica, se prepara a diario tanto en lo físico como en lo artístico. Le interrumpimos en su sesión de toreo de salón para hablar sobre su trayectoria previa al debut con caballos.

¿De dónde viene tu afición?

Mi abuelo quiso ser torero y en mi casa había ambiente taurino que yo percibía desde los ocho años. En un armario había un capote y, sin saber para qué servía, me llamaba mucho la atención. Mi abuelo me llevó a alguna novillada de Chapín pero no tengo una  imagen nítida.

¿Cómo recuerdas la etapa de formación taurina?

Decidí ir a la escuela, gracias a la televisión, y entré con diez años, en el año 2007. Aquella época fue la más bonita, porque teníamos mucha ilusión. De mi edad era Miguel Andrade; de lo alumnos mayores las referencias nuestras eran David Galván, Fran Gómez y Daniel Crespo. Recuerdo que todos los días me acompañaba mi abuelo y nos recogía el Cámara con mucho cariño en lo que llamábamos la guardería; Valenzuela nos traía los trastos y nos poníamos a jugar; era muy divertido. No eran tan divertido los ejercicios físicos con Pepe Márquez, para mí que era algo gordito. Con diez años tomé mi primer contacto con una becerra, en un final de curso que tuvimos en la finca de Pedro Fernández; sentí mucho miedo pero era una sensación de felicidad.

¿Has toreado mucho con la escuela?

Con trece años empecé a salir al campo con la escuela; íbamos en autobús. En los tentaderos toreaban los alumnos mayores, que luego tenían que torear novilladas. En aquella época la escuela iba a muchos tentaderos, porque organizaba muchas novilladas y compraba muchos novillos y los ganaderos luego, a cambio, invitaban a los alumnos. Antonio Lozano me avisó de que me iba a poner, para el 1 de mayo 2012, en una clase práctica, vestido de corto, con añojos de Pedro Fernández. Estuve un mes pensando en los capotazos y los pases que iba a dar. Hice un papel bastante digno, corté una oreja, que pudo ser más pero lo pinché; a partir de ahí el maestro empezó a confiar en mí. Con la escuela he participado en las competiciones de Canal Sur. En El Bosque participé en un Encuentro de Escuelas y concretamente en Utrera he actuado dos veces.

¿Has tenido experiencia en bolsines?

Rafael Valenzuela me ofreció sus conocimientos y sus amistades. Se buscó un coche e hizo rifas para sacar dinero con que pagar mis viajes a diferentes bolsines, que me ayudarían a formarme. Estuve en los de Ciudad Rodrigo, Ledesma, Fuentesaúco, Zamora, Valladolid, Candeleda, Villaseca de la Sagra, casi todos. Es una de las personas clave que más me han ayudado en mis comienzos y le estoy siempre agradecido.

¿Qué has hecho fuera de la escuela?

En el año 2015 quise darle un giro de seriedad a mi vida y me fui a Madrid, al Valle del Terror. Me ofrecieron ir de sobresaliente a una novillada en Orozco (Bilbao); allí hice un quite por gaoneras y llamé la atención de la gente, lo que me permitió empezar a torear y terminé el año con ocho novilladas. En 2016 Antonio Caba me vio en el campo y empezó a ayudarme, lo que me permitió abrirme camino, sobre todo en Francia. Allí participé en algún bolsín, como el de Bouges, y en algunas novilladas sin caballos, quedando triunfador en Rion des Landes, con tres orejas; llegué a los veinte espectáculos y la afición francesa vio mi disposición. Christian Lemoulie, fotógrafo, empezó a ayudarme.

¿Cuál es tu experiencia por libre en la zona gaditana?

En cuanto a los tentaderos por la zona, he ido mucho de tapia y como invitado me han abierto las puertas en Cebada Gago. Sin embargo, es una vergüenza que sea difícil encontrar un ganadero que le eche una vaca a un chaval que va a debutar con caballos. Este año he estado en la escuela “La Gallosina” y con ella he participado en muchos tentaderos en lo de Osborne; también he estado en lo de Sánchez de Alba, en la de Pereda…

¿Cómo llegó la propuesta del debut?

Este invierno pasado quise probarme con un toro de cinco años y me fui a las capeas de Ciudad Rodrigo; allí me vio un aficionado francés y me grabó en vídeo, que en las redes sociales alcanzó más de 45.000 visitas. De ahí que se enterara Fernández Meca, que lleva como empresario la plaza de Riscle, y me llamó a primeros de junio para ofrecerme debutar con caballos. No tengo apoderados pero Lemoulie está intentando que alguien de Francia se interese por mí. Allí hacen las cosas bien y los aficionados tienen peso.

¿Qué novillos de los toreados por ti recuerdas más?

Recuerdo la tarde de Rion des Landes con un novillo de Valdefresno muy bravo. También, en Jerez del Marquesado (Granada) salió mi segundo novillo, del hierro onubense de Marcelino Acosta, que era una maravilla embistiendo y le corté las dos orejas.

¿Quieres añadir algo más?

A todo el que haya puesto un granito de arena para que un niño que jugaba al toro haya evolucionado hasta debutar con picadores le muestro mi agradecimiento: el vaquero que me orientaba en el campo, el de la Venta Pascual que me aguantaba, los banderilleros que me han aconsejado, Rafael Valenzuela, Juan Castejón, Enrique Marciel, Ignacio Bonmati, Antonio Caba, Antonio Lozano, José Luis Galloso, José Manuel Berciano…y una infinidad de personas que me han ayudado.

Cristóbal Reyes: “Los novilleros no encuentran ayuda para debutar”