jueves. 28.03.2024
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La Festividad de la Inmaculada Concepción nació en el Milagro de Empel

Un suceso que ocurrió en 1585, durante la Guerra de los Ochenta Años en la isla de Bommel, en los Países Bajos

Cada 8 de diciembre se celebra el día de la Inmaculada Concepción, fiesta nacional en España. Esta festividad tiene su origen en el llamado Milagro de Empel, un suceso acaecido el 7 y 8 de diciembre de 1585, a raíz del cual la Inmaculada Concepción fue proclamada patrona de los Tercios españoles y actual infantería española.

Francisco Rizi. La Inmaculada Concepción. Óleo sobre tela. Museo Nacional del Prado, Madrid. Francisco Rizi. La Inmaculada Concepción. Óleo sobre tela. Museo Nacional del Prado, Madrid.

La tradición cuenta que el 7 de diciembre de 1585, el Tercio del Maestre de Campo Francisco Arias de Bobadilla, compuesta por unos cinco mil hombres, combatía durante la Guerra de los Ochenta Años en la isla de Bommel, situada entre los ríos Mosa y Waal, bloqueada por completo por la escuadra del almirante Holak. La situación era desesperada para los Tercios españoles, pues, además del estrechamiento del cerco, había que sumarle la escasez de víveres y ropas secas.

El jefe enemigo, el comandante Holak, propuso a los españoles una rendición con honores conservando armas y estandarte pero la respuesta del maestre del tercio español fue clara: «Los infantes españoles prefieren la muerte a la deshonra. Ya hablaremos de capitulación después de muertos».  Ante tal respuesta el almirante Holak abrió los diques de los ríos para inundar el campamento enemigo. Sólo quedó el pequeño monte de Empel donde se refugiaron los soldados del Tercio.

En ese crítico momento, un soldado del Tercio cavando una trinchera tropezó con un objeto de madera enterrado. Era una tabla flamenca con la imagen de la Inmaculada Concepción. Anunciado el hallazgo, colocaron la imagen en un improvisado altar y el Maestre Bobadilla, considerando el hecho como señal de la protección divina, instó a sus soldados a luchar encomendándose a la Virgen Inmaculada: "Este tesoro tan rico que descubrieron debajo de la tierra fue un divino nuncio del bien, que por intercesión de la Virgen María, esperaban en su bendito día".

Entonces, un viento completamente inusual e intensamente frío se desató aquella noche, helando las aguas del río Mosa. Los españoles, marchando sobre el hielo, atacaron por sorpresa a la escuadra enemiga al amanecer del día 8 de diciembre y obtuvieron una victoria tan completa que el almirante Holak llegó a decir: «Tal parece que Dios es español al obrar, para mí, tan grande milagro». Aquel mismo día, entre vítores y aclamaciones, la Inmaculada Concepción es proclamada patrona de los Tercios de Flandes e Italia.

El historiador británico Geoffrey Parker calificó de “helada milagrosa” la causa de la salvación de tres Tercios de españoles que habían sido copados por los rebeldes holandeses en 1585 en la isla interior de Bommel. Aquellos infantes atribuyeron con tanta fe su salvación a un milagro que la devoción a la Inmaculada fue extendiéndose entre los demás Tercios, a pesar de que algunos ya tenían otros santos patronos.

Sin embargo, este patronazgo se consolidaría trescientos años después, luego de que la bula Ineffabilis Deus del 8 de diciembre de 1854 proclamase como dogma de fe católica la Concepción Inmaculada de la Virgen Santísima.

A lo largo del tiempo, la devoción a la Inmaculada fue alcanzando tal grado de extensión e intensidad entre los españoles de toda condición que a Ella consagró España el Rey Carlos III en 1761 y la tomó por Patrona y Protectora, creando en su honor la Real y Distinguida Orden de Carlos III. Por aquella dedicatoria de Carlos III, el 8 de diciembre sigue siendo actualmente una de las Fiestas Nacionales de España.

Con el tiempo, y como consecuencia de la extensión que la devoción de los españoles tuvo en el resto de la catolicidad, entre otros factores doctrinales, el Papa Pío IX proclamó el 8 de diciembre de 1854 el Dogma de la Inmaculada Concepción de María mediante la Bula “Ineffabilis Deus”. Y en reconocimiento a la Iglesia española por su importancia en la proclamación de este Dogma, en 1864 la Santa Sede otorgó a los sacerdotes españoles el privilegio de vestir una casulla azul en su fiesta.

El 12 de noviembre de 1892, a solicitud del Inspector del Arma de Infantería del Ejército de Tierra de España, por real orden de la Reina Regente doña María Cristina de Habsburgo, se: "Declara Patrona del Arma de Infantería a Nuestra Señora la Purísima e Inmaculada Concepción".


El dogma de la Inmaculada Concepción, también conocido como Purísima Concepción, es una creencia del catolicismo que sostiene que María, madre de Jesús, a diferencia de todos los demás seres humanos, no fue alcanzada por el pecado original sino que, desde el primer instante de su concepción, estuvo libre de todo pecado.

No debe confundirse esta doctrina con la doctrina de la maternidad virginal de María, que sostiene que Jesús fue concebido sin intervención de varón y que María permaneció virgen antes, durante y después del embarazo.

Al desarrollar la doctrina de la Inmaculada Concepción, la Iglesia Católica contempla la posición especial de María por ser madre de Cristo, y sostiene que Dios preservó a María de todo pecado y, aún más, libre de toda mancha o efecto del pecado original, que había de transmitirse a todos los hombres por ser descendientes de Adán y Eva, en atención a que iba a ser la madre de Jesús, que es también Dios. La doctrina reafirma con la expresión «llena de gracia» (Gratia Plena) contenida en el saludo del arcángel Gabriel (Lc. 1,28), y recogida en la oración del Ave María, este aspecto de ser libre de pecado por la gracia de Dios.

La Festividad de la Inmaculada Concepción nació en el Milagro de Empel