viernes. 19.04.2024

En pleno temporal de nieve y frío en prácticamente toda España, hemos podido notar un cierto cambio en el funcionamiento de nuestros vehículos, así como en el consumo del combustible. Este frío no sólo nos va afectar en la subida de nuestra factura de la luz, sino que también se verá reflejado en el consumo de su coche.

Todos los automóviles están preparados para funcionar a diferentes niveles de temperatura, pero las temperaturas extremas, tanto calientes como frías, afectan negativamente el funcionamiento del vehículo y también al consumo del combustible. Para controlar esta situación y que no nos pille por sorpresa, hay una serie de consejos que podemos seguir para que el aumento de consumo de combustible no se produzca.

Motor, aceite y alternador

En algunas pruebas de conducción se ha demostrado que el consumo de combustible puede aumentar entre un 10 y un 15% si se conduce en temperaturas que se acercan a los 0º. El motivo de ello es porque el motor tarda más en calentarse y alcanzar la temperatura ideal. En los primeros minutos de funcionamiento inyecta más combustible en los cilindros para conseguir el mismo rendimiento que en condiciones normales, por lo que el consumo y las emisiones se multiplican, afectando a nuestro bolsillo y al medioambiente.

También hay que tener en cuenta que las bajas temperaturas hacen que el alternador trabaje más de lo normal para producir la energía eléctrica que su automóvil necesita, por lo que aumenta el consumo de combustible. Cuanto mejor sea la tecnología de la batería de su vehículo, menos se verá afectado el vehículo por el frío.

Las bajas temperaturas hacen que el aceite no alcance su temperatura idónea de funcionamiento. De esta forma, sus propiedades lubricantes disminuyen y aumenta la fricción de las partes mecánicas del motor. Una mayor resistencia al movimiento requiere más energía para hacerlo, por lo que también influye en el aumento de consumo de combustible. Por ello, se recomienda precalentarlo.

Depósito, neumáticos y batería

El frío también afecta al depósito de gasolina y a la conducción del coche. Si el depósito no está lleno, el aire frío y húmedo llena los espacios vacíos y acaba condensándose. Esto también afecta la calidad de la conducción.

El aire dentro de los neumáticos también se enfría, lo que hace que baje la presión. Si el automóvil no lleva la presión recomendada en sus ruedas, hará que aumente la fricción y el roce con el suelo, provocando una subida en el consumo de combustible. Para que esto no ocurra, debemos de revisar frecuentemente la presión de nuestros neumáticos, sobre todo en las estaciones que tengan temperaturas bastante extremas como invierno y verano.

Por último, el clima frío puede reducir la energía de la batería, lo que significa que el motor tiene que trabajar más para producir esta energía eléctrica. En este sentido, un uso extra de electricidad en el interior del coche, como la calefacción aumenta el consumo de combustible. Por lo tanto, para viajes cortos se recomienda evitar este tipo de gasto de energía. Además, es importante controlar el nivel de refrigerante, ya que se encarga de regular la temperatura del motor.

¿Los coches consumen más combustible con el frío?