viernes. 29.03.2024

¡Alfonso, vuelve!

Tribuna Libre de José Antonio Hierrezuelo

¡Alfonso, vuelve!

  Tribuna Libre de José Antonio Hierrezuelo  

Qué razón tenía Alfonso Guerra, tan denostado antes y ahora tan ansiado. Aseguró, y no falló, que a España no la iba a reconocer ni la madre que la parió. Si Isabel la Católica levantara la cabeza, los de Podemos y algún que otro representante político se la agacharían. La acción de la fuerza de la gravedad sería la del peso de la vergüenza que la buena mujer pasaría.

Esto ya no es un país serio, coherente, cohesionado, normal. Esto es un batiburrillo en el que se han mezclado churras con churros que no con merinas. El lío es de tal calibre, que quien escribe, suscribe y firma empieza a pasar vergüenza de esta España, que no de ser español.

Paso vergüenza al contemplar cómo en una cadena de televisión un magistrado de Jueces para la Democracia opina sobre un caso que ni instruye ni juzga, además de hablar sin pelos en la lengua sobre la corrupción, tomando clara postura acusadora. ¿Recuerdan ustedes cuando se decía que los jueces sólo hablan en sus autos? Por entonces, Alfonso Guerra tenía mando en plaza. Mandaba. Y mucho.Alfonso Guerra 4

Me ruborizo – estoy convencido de que Alfonso también – cuando escucho a Pedro Sánchez decir que él tiene más diputados que Rajoy. En los tiempos de Alfonso Guerra, el PSOE no decía tamañas tonterías. Y si las decían, la prensa iba a degüello. Claro en aquellos entonces no existía una prensa tan paniaguada como la de ahora.

Tapo mis ojos cuando el mismo Pedro Sánchez proclama a los cuatro vientos que el suyo, el PSOE, es un partido limpio y que sus corruptos – tiene muchísimos más que el PP – no lo son tanto. En los tiempos de Alfonso Guerra también había corrupción. Por ejemplo el caso de su hermanísimo Juan. Pero Alfonso, por decencia, dimitió. Debe ser que el actual secretario general del PSOE no la conoce. Digo la decencia. Porque de la corrupción de su partido bien que sabe de ella. Y no hay quien le eche.Alfonso Guerra 2

Guerra jamás habría dado bola a un partido como Podemos, cuya actividad favorita es insultar y descalificar al PSOE, al mismo tiempo que le ofrece el oro y el moro con tal de gobernar. Alfonso, al menos, tenía dignidad. No puede decir lo mismo Pedro Sánchez.

Reconozcan que es una situación cuando menos cachonda. Albert Rivera – el que parecía que se la cogía con papel de fumar – y sus advenedizos mariachis de Ciudadanos exigen la cabeza de Rajoy como el causante de todos los males, que se resumen en que el ganador de las elecciones no permite que gobierne Pedro Sánchez – el perdedor – con el apoyo de otro perdedor aun mayor.

Ni Aznar, ni ningún otro dirigente político español, exigió a Felipe González – ganador sin mayoría absoluta de las elecciones de 1993 – que se apartase para que gobernase otro. Claro, estoy hablando de políticos, no de los aficionadillos que nos han tocado en este país. Ni a Felipe González, ni mucho menos a Alfonso Guerra, se le ocurrió exigir a Aznar – ganador sin mayoría de los comicios de 1996 – que no gobernase para que lo hiciera otro.Alfonso Guerra 3

Alfonso Guerra llamaba a las cosas por su nombre, pese a que algunos se llevaban las manos a la cabeza. Recuerden cómo descalificaba a Pujol, a quien quiso meter en la cárcel. Lástima que su intento fuera fallido. Lo de robos al erario público que se habrían evitado con tanto 3 por ciento con acento catalán.

Manuel Chaves sucedió a Rodríguez de la Borbolla al frente de la presidencia de la Junta de Andalucía.  Y no precisamente con el gesto cómplice de Alfonso Guerra. Ni una pitonisa habría acertado con tanto tino que con Manuel Chaves empezó todo. Todo lo vinculado con la corrupción socialista a gran escala en Andalucía. Ahí está imputado y por todos señalado. Menos por Pedro Sánchez.

Es por estas cosas, y por otras muchísimas más, es necesario que Alfonso Guerra vuelva a la dirección del PSOE. Que deje su retiro de invierno y alce la voz. Su partido ganaría en coherencia y también en dignidad. Lástima que siempre se haya manifestado tan sectario. Pero, que vuelva. Hace falta que España se parezca a España.

¡Alfonso, vuelve!