viernes. 29.03.2024

La España de los disparates

Si no dice: "Sí, claro y alto.... no insistas"

La España de los disparates

Si no dice: "Sí, claro y alto.... no insistas"

Quizá porque somos más de improvisación que de planificación; más de sangre caliente que de cabeza fría, en esta España de contrastes y trincones somos capaces de pasar de la laxitud más exasperante a la rigidez más extrema en cuestión de segundos, y, como es lógico, muchas veces nuestras propias prisas e improvisaciones nos conducen hacia los linderos del ridículo. Trataré de explicarme, eso sí, como el asunto tiene bastantes miga y el patio está que trina con lo del tema de la violencia del genero, que dicho sin ninguna reserva, es para estarlo, intentaré que se me comprenda hasta en las comas, no sea que se deslice alguna imprecisión y me pille los dedos con la tapa del piano. Que tengo que confesar que nunca he tenido piano, pero nadie negará que la notable referencia al piano, y si es de cola, más, da cierto glamur al comentario.

Es verdad que aunque el Estado de Derecho siempre ha estado ahí en el tema de la Violencia del Género, unas épocas más acertadas que otras, sobre todo en lo relativo a la violación, pero no es menos cierto que en estos mismos delitos se han dictado sentencias de distinto calado dependiendo del juez que le tocase el caso. A más de uno todavía le martillea en la cabeza la sentencia de un juez que falló a favor del presunto violador (hoy declarado inocente) porque, a juicio del magistrado, la chica iba “provocando” al llevar minifalda. ¡Toma ya! Pero no se alarmen ustedes, amigos y amigas mías del suelo patrio, que en otros lugares también se cuecen habas.

Recientemente en Roma un magistrado ha anulado una condena por violación porque la joven violada llevaba unos jeans ajustados, y para ser violada, el magistrado entendía que la chica tuvo que colaborar para poder quitárselos. Demencial, pero cierto. Y ya, desembocando en el reciente caso que tanto bombo y platillo a provocado, cómo es el caso de la “Manada”, todo el mundo sabe, porque ha sido martilleado doscientas veces en los medios, en la calle, en los corrillos y en las ciento y una manifestación, discrepando de la sentencia salida de la Sección Segunda de la Audiencia de Navarra, donde según el dictamen, “no hubo violación al no haber violencia física.”

Una sentencia que dejó perplejos tanto a tirios como a troyanos. Y claro, como no podía ser de otra manera, las prójimas, y muchos prójimos, se echaron a la calle para protestar contra el tribunal que condenó tan suavemente los cinco integrantes de la Manada. Pero como siempre pasa, si la cabra tira al monte y cada uno se rasca cuando le pica, hace tan sólo unos días, setecientos cincuenta magistrados españoles presentaron una queja documental ante el Consejo Consultivo de Jueces Europeos, quejándose de desamparo en la que se hallaban ante la presión social existente en España.

Así mismo, también denunciaban la "gravísima amenaza que se ha alzado contra la independencia judicial en España". Lo cierto es que ante esa imparable corriente, unas veces generada en altas instancias y otras a ras del suelo, por la ambigüedad de ciertas condenas, el ejecutivo, aprovechando el tirón y la rentabilidad que ello podría suponer, subido a lomos de la ola social se dispone a modificar el Código Penal hasta rozar, como no hile más fino, la Misandría, ya que, taxativamente, en voz de la vicepresidenta del gobierno, doña Carmen Calvo, quiere que quede bien claro que si la mujer no dice que SI es que NO. ¡Vamos, que es no del no! Hasta ahí, de acuerdo, nada que objetar, lo que pasa es que así, a primera vista, tampoco convence a los más destacados jurista de la nación, porque tal y como se anunció parece que primero se dispara y después se pregunta.

Es verdad que no estaría nada mal que a algunos violadores, cerdos sociales, se les disparase en sus “partes” nobles con postas de castramiento, pero claro, todo el mundo estaría más de acuerdo, incluso en el mundo judicial, si se tuviese en cuenta que casi un treinta y tres por ciento de las denuncias por violencia del género o violación, resultan ser falsas. Por tanto, disparar y después comprobar, pues no sé… Porque, a ver si soy capaz de entender en profundidad la propuesta de ley que se quiere presentar, donde el Gobierno propone reformar el Código Penal para que sea agresión sexual toda relación sin un “SI” expres. O sea que, si no hay un “SI” como la copa de un pino, todo lo demás es un NO rotundo, y por tanto, en ese NO, rozando lo misandrico, no tendría cabida ningún arrumaco del enamoramiento, pasando directamente los hombres a ser meros polichinelas de teatro, ya que quedaría anulado el espacio para el juego de las miradas, o para las caricias, o para la anuencia de paso consentida mediante el brillo de las pupilas. Porque, oiga, tal y como lo expuso la señora ministra, después puntualizado por su círculo de influencia, ya no bastará una mirada cómplice de fuego interno o baba en labio para ser poseída, o poseído…Bueno, ustedes perdonen, pero sobre los “poseídos” la señora ministra no dijo ni pum...O sea, que aquí, en los poseídos, el SI, o el NO, importa un bledo.

Por tanto, y por la cuenta que tiene a más de uno, a partir de ya mismo, para hacer el amor, aunque sea con tu sufrida pareja de hace la tira de años, antes te tendrá que firmar un documento, pólizas incluidas, en el que quede bien claro que el “gustillo” después no se va a convertir en “disgustillo”. ¡Puñeta!, que no está el horno para bollos. Y lo del bollo no va con segundas. Lo digo por si acaso, que ya uno no sabe... Y no vean ustedes como queda lo del piropo, bien claro lo expuesto la señora ministra: a partir de ahora el piropo queda poco menos que demonizado, prohibido hasta en la respiración… Pero quede bien claro, señora ministra, un piropo castizo de exaltación a la belleza, de admiración, halago o elogio dirigido a una dama, no tiene el por qué ser una apología a la obscenidad salvaje. «Que si te comería todo lo negro, que si pitos y flautas y demás barbaridades» porque estos sí, éste tipo de comentarios sí debería de ser castigado por lo menos con siete pasadas con estropajo y greda por todo el belfo del graciosillo.

No es de extrañar que ante este, digamos, ambientecillo raro que se respira estos días, los flojos de remos…y remas, (así, con paridad, para que nadie se queje) entren en una guerrilla de misógenos contra misandricos. En cristiano, odio de la mujer al hombre y viceversa. Con lo bien que nos llevábamos hasta no hace tanto. Y en este caldo de cultivo, hace unos días, la jefa de la Unidad de Delitos de Odio de la Policía Local de Palma de Mallorca, Sonia Vivas, declarada a sí misma como mujer, feminista, lesbiana y de izquierdas, en su perfil de twitter dio cumplidas clases de como a agredir a los hombres. (okdiario 13/07/2018). A sí mismo, también, todo el mundo pudo ver, porque fue portada de periódicos y telediarios, en una manifestación feminista celebrada en Madrid contra la violencia del género, a varias mujeres, es posible que “pelín” resentidas hasta con su sombra, (supongo que tendrían sus motivos) como enarbolaban pancartas bien grandes y bien altas donde podía leerse: “No quiero tus piropos…quiero que te mueras.” Así, tal cual.

Comprendo que, como hasta no hace mucho tiempo algunas corrientes sociales, hoy tan de moda, estaban bastantes marginadas por la sociedad, y no tenían la libertad sexual o de convivencia casera que los etéreos tenían, estén algo mosqueados/as, pero es que al día de hoy, si miras a tu alrededor o te poltronas tranquilamente en el sofá a ver la tele, da la sensación de que no sólo los Machos Alfas, es que hasta el más prudente e insignificante de los etéreo sexuales está en periodo de liquidación. ¡Coña! Es que da miedo. Tanto es así, que ayer mismo, hablando con un gran poeta, Antonio Rodríguez, sobre un poema en el que la voz de las musas le habían hecho expresarse así: “…te complace mi mirada/ ves en ella la posesión forzada que te excita/ el salto a la hembra/ que se resiste débilmente a ser amada/ a ser tomada…Le recomendé que ni musas ni gaitas. Que borrón y cuenta nueva. Que esto huele a chamusquina.

La España de los disparates