Prisión Permanente Revisable
"La ley, el ordenamiento jurídico debe servir para garantizar seguridad a todos los ciudadanos"
Siempre pensé que los políticos se debían al pueblo, siendo el pueblo el grupo humano que votantes o no de su formación conforma la sociedad en la que vivimos. Pero veo que no todos los políticos cumplen la máxima de por el pueblo, para el pueblo y con el pueblo y prefieren el egocéntrico por mi, por mis compañeros, pero por mi primero.
Este jueves el Congreso de los Diputados debate si se deroga o no la Prisión Permanente Revisable, el PPR, una figura penal recogida en el ordenamiento jurídico español y que es lo más parecido a la cadena perpetua. Debate parlamentario a propuesta de los partidos de izquierdas, y de un partido que a cada cuarto de hora cambia de opinión y de ideología, así caliente el sol o sople el viento.
Se trata de una herramienta que tenemos todos los españoles para defendernos de criminales y para que éstos reciban el justo castigo en los tribunales. Dice la Constitución que la prisión debe servir para socializar, reconducir o reeducar a los penados. Es decir, que en la cárcel los malos entran para, oh milagro, convertirse en buenos.
Alguien cree que el asesino de Diana Quer se va a convertir en bueno buenísimo merecedor de una plaza segura en el reino de los cielos y de respeto social cuando salga de la cárcel, según él en 7 años. Yo, mi familia, amigos, compañeros y miles de personas más creemos que el único lugar donde debe estar ese tipo de individuos es en prisión. De por vida.
Y no quiero preguntar qué se opina al respecto de la tal Ana Julia asesina confesa del niño Gabriel, de la que no quiero seguir escribiendo por aquello de no expresarme con exceso de bilis, de la misma forma que algunos políticos deseosos de esconder sus vergüenzas nos dicen que no se debe legislar en caliente.
Pero si los partidos que proponen derogar la Prisión Permanente Revisable logran su objetivo, cómo nos defendemos. La ley, el ordenamiento jurídico debe servir para garantizar seguridad a todos los ciudadanos. Ciudadanos de bien, claro está. Y si la legislación permite que un asesino que ha escondido el cadáver de su víctima y ha mantenido en jaque a toda la población salga a la calle cuando aún no se ha borrado de la memoria colectiva el caso, qué seguridad tenemos.
A esos partidos, eregidos en caudillos de la libertad, que se arrogan nuestra representación les recordaría que para gozar de libertad, hay que disfrutar de la seguridad. Aunque estos supuestos representantes del pueblo parecen más atentos al revanchismo político contra el que gobierna que hacer política a favor de la sociedad.