martes. 16.04.2024
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60 años del Seat 600: Cuando España se calzó cuatro ruedas

60 años del Seat 600: Cuando España se calzó cuatro ruedas

Repasamos la trayectoria del coche español más popular cuando pasan seis décadas de su nacimiento

 Por Keko Romero 

El sábado 9 de septiembre de 2017 el Circuito de Montmeló saltaba al Libro Guiness de los Records cuando un total de 787 Seat 600 realizaban una concentración con motivo del 60 Aniversario del mítico utilitario español. Si el Mini es el gran icono automovilístico de Gran Bretaña, el Citroen 2CV de Francia y el Volkswagen Escarabajo de Alemania, España tiene sin ningún tipo de duda al Seat 600. Fabricado por la empresa estatal Seat bajo licencia de la italiana Fiat y símbolo de los conocidos como “años del desarrollismo”, el “Pelotilla” –como se le conocía popularmente- es el primer coche de gran difusión que conocieron los españoles llegando a motorizar a tres generaciones de compatriotas. El brillo de sus piezas cromadas fue una especie de destello que marcó la salida de España de los sombríos años de la Posguerra e insufló a los españoles una pequeña dosis de aire fresco en unos nuevos tiempos que se avecinaban y donde todavía muchos cambios debían de sucederse.

El Seat 600 puede percibirse como una especie de metáfora de la vieja España del Franquismo: Durante su longeva vida comercial, los 16 años que transcurrieron entre 1957 y 1973 fue evolucionando pero sin grandes cambios. Su historia tiene y da para mucho. Por parte de quien les escribe, intentaré condensarlo en el espacio que este medio me cede de forma tan gentil.

En el año 1950 nacía la Sociedad Española de Automóviles de Turismo, acrónimo Seat, una empresa pública participada por el Instituto Nacional de Industria –presidido por Juan Antonio Suanzes-, con el apoyo de la firma automovilística italiana Fiat y el capital privado del Banco Urquijo. Por contrato, Seat fabricaría en suelo español modelos Fiat bajo licencia. Ostentaría la presidencia de Seat el general Ortiz Echagüe, ingeniero militar, héroe de la aviación y uno de los personajes más apasionantes de la España de entonces. El primer coche que la empresa afincada en la Zona Franca de Barcelona puso en la calle fue el modelo 1400, casi idéntico a su homólogo italiano de Fiat, una berlina de tamaño medio.

Llegados a este punto cabe establecer el contexto situacional de aquella España, un Estado presidido por el Gobierno militar del General Franco, con su economía totalmente intervenida y prácticamente aislada del mercado exterior.

El mercado del automóvil era muy limitado. Los coches de importación entraban con cuentagotas y ni siquiera algunos privilegiados podían acceder a ellos. Y el mercado interior ofrecía pocas alternativas: FASA Renault en Valladolid producía algunos modelos de la firma del rombo, al igual que Citroen Hispania en Vigo. Ni Barreiros y sus Simca, ni los Minis de Authi habían llegado aún. Comprar un coche no era tarea fácil ni siquiera para los que disponían del capital necesario debido a las interminables listas de espera.

Seat nació con el objetivo de motorizar un país y reanimar su maltrecha economía, pero el modelo 1400, dadas sus características, no era ese modelo popular que necesitaba España. Fue en Ginebra, Suiza, donde tras unas negociaciones con Fiat, Seat logró el golpe de efecto que necesitaba. La firma española obtenía un contrato para fabricar bajo licencia el nuevo utilitario transalpino, el Fiat 600.

La primera generación 600 de Seat se le conoce como N o ‘Normal’. Es fácilmente distinguible por sus intermitentes situados sobre las aletas delanteras y sus puertas de apertura ‘suicida’. Comenzó a venderse en España en primavera de 1957 y convivió con algunos modelos Fiat provenientes del ‘Mercado Gris’. El Seat 600 N se produjo en tres sub series diferentes: A, B y C, según la fabricación y procedencia de sus componentes, totalmente importados de Italia, sólo ensamblados en España y de fabricación nacional completa. Montaba un motor de 633 centímetros cúbicos y 21,5 CV de potencia

En 1963 se presenta en la Feria de Muestras de Barcelona el nuevo 600 D, quizás el modelo más emblemático, popular y de mayor difusión de todos. Su novedad más importante, un motor de 767 centímetros cúbicos y 29 CV de potencia. Su llegada coincidió con los años de mejora de la economía española, una época donde los españoles ya podían comprar a plazos todo tipo de bienes de consumo, los años de la “economía del bienestar”. Con un precio de 65.000 pesetas, 5.000 menos que su antecesor, el 600 D fue el coche más vendido de España de su tiempo, sobre todo porque la única competencia que tenía, el Renault 4/4 fabricado por FASA en Valladolid, costaba 90.000 pesetas. Del Seat 600 D derivaron dos interesantes versiones, el 800 de cuatro puertas y la furgoneta Formichetta fabricada por Siata. El primero, muy demandado por las familias numerosas dada la mayor practicidad que le daban sus dos puertas extra. El segundo, un gran aliado de los repartidores y transportistas que trabajaban en los centros de la ciudades.

En 1970 Fiat cesaba la fabricación del 600 italiano. Justo ese año, Seat presentaba una nueva evolución, el 600 E, fácilmente distinguible por sus puertas de apertura convencional. Seat se vio muy beneficiada por la maniobra comercial de Fiat, pues el precio de la patente se rebajó sensiblemente y, además, asumía la exportación de este modelo a los mercados que así lo demandaban. El motor del 600 E, con la misma cilindrada que el D, veía su potencia levemente rebajada con respecto a éste hasta los 25 CV. Estaba disponible con tres tipos de carrocería, la berlina convencional, descapotable y comercial.

La popular revista ‘Velocidad’ titulaba “Adios 600” su número de febrero de 1973. En octubre de 1972, Seat presentaba la que fue la última versión del ‘Pelotilla’, el 600 L Especial. Era un producto 100% exclusivo del mercado español sin equivalencia en Italia, puesto que el último Fiat 600 dejó de fabricarse en 1970. Su motor de 28 CV le proporcionaba una velocidad máxima de 115 Km/H.

El último 600 en salir de la cadena de montaje de la Zona Franca fue un L Especial blanco que portaba un cartel con la leyenda “Fin, adiós 600”. Todos los operarios le hicieron un corrillo, lo acariciaron como si de un objeto precioso se tratase y se colocó bajo una pancarta que rezaba, “naciste príncipe, mueres rey”.

El emblemático utilitario que motorizó España dejaba su testigo a un más moderno y acorde a los tiempos 127, con motor y tracción delantera, aunque ésa es otra historia.

Durante su larga trayectoria vital, el Seat 600 fue objeto de numerosas preparaciones y versiones especiales realizadas para muy diversos propósitos: desde los de competición de Abarth, Juncosa y Costa hasta la furgoneta 2500 de Siata, empresa que también realizó los llamativos deportivos Tarraco y Ampurias, con base mecánica del 600. Destaca también el 600 Rani, bugy playero también basado en el 600 construido en Chipiona por Talleres Moreta. Estos son sólo unos pocos ejemplos de los muchos coches que se construyeron empleando como punto de partida el 600.

Hoy, en unos tiempos en que los coches son cada vez más eficientes, cómodos, silenciosos y homogéneos, sonreímos cuando vemos pasar por la calle a ese apasionado con su pequeño, ruidoso y humeante 600, ese simpático cochecito que en unos tiempos más difíciles puso a España sobre cuatro ruedas y posibilitó a las familias recorrer el país de cabo a rabo para ir de veraneo o de visita a los parientes. Más que un coche, un símbolo de una época, un icono de la cultura popular, ¡¡felicidades 600, siempre te querremos!!

60 años del Seat 600: Cuando España se calzó cuatro ruedas