miércoles. 24.04.2024

Cenar tarde aumenta el riesgo de cáncer

También irse a la cama inmediatamente después de la cena es perjudicial para la salud

Son ya incontables las evidencias. Y por todos es asumido que el riesgo a desarrollar un tumor está fuertemente vinculado a los alimentos que consumimos. Al menos, si no vinculado, sí condicionado. Así, la Organización Mundial de la Salud (OSM) publicó hace tres años un ‘polémico’ informe en el que se concluía que las carnes procesadas  -leánse los embutidos, y ‘muy probablemente’ las carnes rojas- aumentan la probabilidad de padecer cáncer, por lo que clasificaba estos alimentos como ‘carcinógenos para los humanos’.

No obstante es posible que no se trate solo de qué comemos, de qué tipo de alimentos ingerimos, sino en pureza de cuándo lo comemos. Tan es así que un estudio llevado a cabo por investigadores del Instituto de Salud Global (ISGlobal) de Barcelona “alerta” de que las cenas tardías o asimismo irse a a la cama sin dar un tiempo suficiente para que las cenas se hayan digerido adecuadamente aumentan considerablemente el riesgo de cáncer de mama y de próstata.

Así lo explica y lo subraya Manolis Kogevinas, director de esta investigación publicada en la revista International Journal of Cancer: “nuestro trabajo concluye que la adherencia a unos patrones diarios de alimentación se asocia con un menor riesgo de cáncer. Unos resultados que destacan la importancia de evaluar los ritmos circadianos en los estudios sobre la dieta y el cáncer”.

En este sentido los estudios realizados para evaluar ya analizar el impacto de la dieta sobre el cáncer se han centrado exclusivamente en los grupos de alimentos, caso de las frutas, las verduras o las ya referidas carnes rojas o procesadas.

Igualmente la atención se ha centrado en otros factores a su vez asociados con la alimentación, como es el caso de los horarios de las comidas o de las actividades que pudieran llevarse a cabo antes o después de cada ingesta. Se ha concluido que una cena tardía tiene un impacto negativo, muy negativo, para la salud.

Los autores se fijaron en el cáncer de mama y el cáncer de próstata, los tumores más comunes en las mujeres y los varones de nuestro país. Unos tumores, además, cuyo riesgo de aparición se encuentra fuertemente asociado a los cambios de turnos laborales y a las alteraciones en el ritmo circadiano. No se trata de un falso mito.

Hablamos del consabido “reloj biológico”. Los directores del estudio no sólo evaluaron el estilo de vida sino también su ‘cronotipo’ –sobre todo las variaciones en el ritmo circadiano de cada persona y que determinan si su vida es más ‘diurna’ o más ‘nocturna’-.

La afirmación está fundamentada. Cenar antes de las nueve o esperar al menos dos horas tras la cena antes de irse a la cama puede reducir en un 20% el riesgo de cáncer de mama o próstata. El estudio fue llevado a cabo con la participación de 1.025 mujeres diagnosticadas de cáncer de mama y de 621 varones con cáncer de próstata, así como de 1.493 individuos sin ningún tipo de cáncer –el consabido ‘grupo control’, que incluyó a 1.321 mujeres y 872 varones–.

Pues bien: todos los participantes respondieron a distintos cuestionarios en los que se preguntó sobre sus dietas y los horarios de sus comidas, sus hábitos de sueños y cronotipos, y su grado de adherencia a las recomendaciones para la prevención de los distintos tipos de cáncer.

Los resultados no dejaban lugar a la duda: mostraron que las personas que cenaban antes de las nueve o que esperaban al menos dos horas tras la cena antes de irse a la cama tenían un riesgo hasta un 20% inferior de padecer cáncer de mama o de próstata que aquellas que cenaban más tarde de las 10 o que se acostaban inmediatamente después de cenar.

Cenar tarde aumenta el riesgo de cáncer