Surtido de recomendaciones cinematográficas para estas Navidades en televisión

El séptimo arte es un inmejorable compañero para las vacaciones estivales

Es cierto que la pureza de la Navidad conserva su contenido y su continente así que pasen décadas. El espíritu permanece y dura. Como una premisa inmaterial capaz de traspasar la indeleble evolución o involución del calendario.

Existen y subsisten postulados que jamás fueron vencidos por los azotes del paso -¡y del peso!- de los años. La materia prima de las fiestas navideñas que se sabe inmutable e inmudable a pesar de todos los pesares.

El consumismo –el barómetro de su uso y abuso- está íntimamente ligado a la persona. Aún siendo -como de hecho es- un fenómeno globalizador sujeto a índices sociológicos.

¿Qué rasgo capital diferencia la Navidad actual de la Navidad de hace cincuenta o sesenta años? Sin duda la preponderancia y la omnipresencia del fenómeno tecnológico. La era digital. El reinado todopoderoso de la pantalla plana.

Para los cinéfilos, verbigracia, el siglo XXI ha ganado enteros en este ámbito. Antaño las Navidades, cinematográficamente hablando, se circunscribían a la programación -más o menos especial- de las distintas cadenas de televisión. A día de hoy podemos -y debemos- montar nuestras programaciones cinematográficas a la carta. Haciendo uso del DVD e incluso de los largometrajes completos ya subidos en Internet.

Las vacaciones navideñas dan mucho más de sí. Unas Pascuas de película para disfrute del propio yo/telespectador. De entrada recomendamos la visión de algunas películas propicias y propiciatorias. Por ejemplo las siguientes: “¡Qué bello es vivir!”, “Buenos días, tristeza”, “Las campanas de Santa María”, “La librería”, “Doble cuerpo”, “El lobo detrás de la puerta”, “Match Point”, “Días de vino y rosa”, “Volver a empezar”, “Expiación”, “Misery”, “Pequeñeces” y “El crepúsculo de los dioses”. ¡Disfrútenlas!