viernes. 19.04.2024
Juantio Makandé

Juanito Makande estrena su disco "El habitante de la tarde roja"

El nuevo álbum del artista sevillano, que ya se puede adquirir, ve la luz el viernes 26 de octubre

"El habitante de la tarde roja" es el título del esperadísimo quinto LP de Juanito Makandé, tras el descomunal éxito de sus dos trabajos inmediatamente anteriores, "Las canciones que escribí mientras volaba" y "Muerte a los pájaros negros". Dos discos -y un sinfín de conciertos- que han aupado a Juanito Makandé a lo más alto de la escena nacional, siempre con ese carácter libre e independiente que ha marcado su trayectoria.

Ya lo decía el filósofo Henri Bergson allá por los locos años 20: “Existir es cambiar, cambiar es madurar, madurar es crearse a uno mismo sin cesar”. Desde el seminal “Sueña” (2006) y el aún balbuceante “Momentos de alimento” (2011), primeros intentos de encontrar en solitario no solo una voz propia, sino también de hallar un lenguaje –compositivo, musical, poético- que también sintiera, hiciera suyo, Juanito Makandé no ha dudado en ir cambiando, reinventándose poco a poco.

Sin grandes aspavientos ni tours de force, prefiriendo en todo momento el camino de la sutileza. Dedicándose siempre a lo suyo: componer y cantar, cantar y componer. Y que fueran precisamente las canciones, sus canciones, las que marcaran su ritmo.

Melodías que brillaron por vez primera hasta cegar a más de uno en “Las canciones que escribí mientras volaba”, su tercer álbum y primero en financiarse íntegramente a través de una campaña de crowdfunding, y explotaron cual fuegos (nada) artificiales en “Muerte a los pájaros negros”, su siguiente y hasta ahora último disco. A uno y otro pertenecen creaciones como “La llave”, “Niña voladora”, “Cuando te empecé a querer” o “Kamikaze”, auténticos himnos generacionales para toda una legión de seguidores.

Había, por tanto, especial expectación en disfrutar de este “El habitante de la tarde roja”, quinto larga duración en la carrera del músico gaditano. Más aún cuando Juanito Makandé había decidido retirarse a Mallorca para –de nuevo nos topamos con Bergson- seguir madurando como artista. Sin cantos de sirena ni interferencias de onda. Para componer entre tardes rojas, antes de encerrarse con su banda. Dice Juan, de hecho, que en esta grabación su intención no era otra que “consolidar ese sonido en estudio que como banda llevamos años ya rodando en directo”.

Y vaya si lo consigue. Que a una intro tan a corazón descubierto que es “El vuelo de los cuchillos” –donde ya se aprecian esos vientos que insuflan tanta vida como elegancia a todo el conjunto- sigan los aires souleros de “La soledad”, con la fantástica colaboración de El Twanguero, es toda una declaración de principios. “Déjate llevar”, parece decir Juan al oyente. Y es lo mejor que puede uno hacer, créanme. Dejarse llevar. Porque si aún le quedaba a Juanito Makandé alguna etiqueta que sacudirse, en su quinto LP las fulmina canción a canción, erigiéndose éste no solo como su disco más ecléctico, sino también en el más sorprendente.

“Oh Mamá”, su dueto con Chiki Lora de cadencia 100% reggae, bien podría haber sido facturado por unos Fat Freddy’s Drop emigrados desde su Nueva Zelanda natal al corazón de la Alfalfa. “Vivir sin miedo” bebe del Kiko Veneno más pop, ése capaz de combinar sin despeinarse Camarón y los Beatles, con esa facilidad pasmosa de Makandé para los estribillos que se clavan como puñales.

“El llanto de las gallinas”, con sus giros compositivos y sus puentes instrumentales, ejemplifica como ninguna otra en el disco la sintonía del artista con sus músicos, esa comunión como banda que tanto quería trasladar al estudio. Los aires jazzies de “Me marcharé” -con La Canija como artista invitada- otorgan a la canción un lustre impecable, una elegancia supina que coloca al artista en posición oportuna para jugar, si no lo hacía ya, en las grandes ligas.

“A los inviernos los mata el amor” bascula con soltura entre el funk de sábanas y ese romanticismo canalla marca de la casa. En “Una broma seria”, única versión del disco -a partir de la canción original de Habana Abierta y con la colaboración de Josemi Carmona- y “Entre mi casa y la luna” es donde se evidencian quizás, con mayor profundidad, los referentes que maneja Makandé en esta exultante obra adulta: olviden los iconos patrios, Juanito estará siempre más cerca, por muchos kilómetros que les separen, de nombres como Jack Johnson, Ben Harper o, si me apuran, un Ray LaMontagne con denominación de origen andaluz.

Basta oír de nuevo cómo se cuelan los sones jamaicanos en “No te alejes”, más cerca del Paolo Nutini juguetón de sus comienzos, para darse cuenta que Juanito no es solo una estrella de la música, sino también un músico. Siempre curioso. Siempre en movimiento. Siempre creciendo como artista. Tan cómodo está que hasta se permite dos instrumentales, la bellísima y evocadora “Tangos del adiós” y ese “Guarromántico” cuyo título nos regala ese otro don de Juanito: la palabra.

Porque en “El habitante de la tarde roja” Juanito Makandé continúa no solo creciendo como músico, también como letrista. Reincidente en sus tropos y sus lugares comunes, que pudimos disfrutar más allá de sus canciones en su poemario “El aire que suspira entre las flores”, vuelven aquí los cuchillos, las tormentas, los astros y los pájaros, esa fauna tan suya, y esas confesiones a flor de piel que tanto y tanto público han hecho ya suyas.

Juanito sigue cantando al amor (y al miedo a enamorarse), a la soledad que “ahora me enseña y no me mata”, a la vida al fin y al cabo, “una broma muy seria”. Pero ahora hay tanta experiencia tras sus versos que uno puede sentir su autenticidad más que nunca.

Decía también Bergson en “La risa”, una de sus obras fundamentales, que “se ha de aceptar la ley fundamental de la vida, la de no repetirse nunca”. Consciente del punto de inflexión en el que se encuentra, Juanito Makandé parece seguir también dicha máxima en “El habitante de la tarde roja”. Misma esencia, cero réplica. Porque ¿es necesario imitarse cuando uno ya es único en su especie?

Juanito Makande estrena su disco "El habitante de la tarde roja"