sábado. 20.04.2024

“Mi alternativa fue la soñada y no se me escaparán las oportunidades”

Entrevista a Daniel Crespo, joven torero de El Puerto de Santa María repasando su trayectoria

Habíamos quedado con el joven matador portuense Daniel Crespo (1994) para resumir en una entrevista toda su trayectoria taurina ante los lectores de elMira.es y pensamos que el lugar más apropiado para la cita eran los alrededores de la Plaza Real.

El noble edificio, el monumento al toro y el recuerdo de Paquirri formaron un escenario inspirador para el preguntante y el preguntado. Sin embargo, la verdadera inspiración viene de que Dani es el puntal que sostiene la ilusión de los aficionados de la ciudad de El Puerto, capital taurina de la Bahía. Aquella tarde de la alternativa, ante Morante y Manzanares, marcó el comienzo de una etapa abierta al futuro en la vida de un joven dispuesto a aprovechar la primera oportunidad.

Daniel, ¿cómo surgió tu afición y qué te enganchó del mundo del toro?

En mi casa siempre había afición al mundo del toro. Mi padre había trabajado en la taquilla de la plaza y mi abuelo era de siempre abonado en la plaza. A esto de los diez años, con la televisión me empecé a aficionar y pedí un abono para mí junto a mi abuelo y mi tía. El año 2006, cuando Morante hizo una faena de dos orejas me picó el gusanillo y a partir desea tarde me apunté a la escuela de Jerez.

¿Cómo fue tu estancia en la escuela taurina de Jerez?

Empecé a finales del 2006, con doce años. La escuela fue una etapa muy bonita e importante para mi toreo y mi personalidad. Allí se aprende una disciplina y un respeto que ayudan a los chavales en su vida cotidiana. Conviví con David Galván, Fran Gómez o Sandra Moscoso, que tomaron la alternativa, y con los novilleros Ignacio Bonmati, José Monje o Eloy Hilario, que eran más de mi edad.

Toreé alrededor de cincuenta festejos, como becerrista y como novillero sin picadores. El 2010 pasé a los erales en la plaza de Chapín y quedé semifinalista de Canal Sur, en Baeza; en esta ciudad también participé en un encuentro de escuelas. En 2011 fui finalista en un certamen internacional de escuelas de Benidorm. En 2012, en Almería, fui triunfador en una novillada sin caballos de Adolfo Martín y, el mismo año, en Guadalix de la Sierra quedé triunfador de su certamen de novilleros. En diciembre me fui a Méjico como intercambio de escuelas y estuve todas las navidades con la familia Llaguno. Salí de la escuela con diecisiete años, a principios del 2013. He sido el último matador de toros salido de la escuela.

¿Cómo fue tu debut con caballos?

Llegué de Méjico el 12 de enero de 2013 y me quedé varias semanas en Madrid con el maestro Iván Vicente. Conocí a Antonio Corbacho en la finca de los hermanos Pérez Villena, que, gracias a él, me apoderaron. En El Escorial pasé mucho frío pero lo duro fue pasar de erales a matar toros a puerta cerrada; casi todos los toros eran de Baltasar Ibán y recibí volteretas de todos los colores. Debuté en Candeleda el 30 de marzo, ante novillos de Carmen Lorenzo, con Francisco José Espada y el rejoneador Rubén Sánchez; corté una oreja y di una vuelta al ruedo, pero lo importante es que di mi dimensión

¿Puedes resumir tu etapa de caballos?

Ha sido una etapa de cinco años. El primer año toreé mucho, veintisiete novilladas, casi todas por Madrid. Toreé en Arganda del Rey, Becerril de la Sierra, Moralzarzal, donde estuve tres tardes, Cercedilla, donde tuve cuatro orejas y mi primera cornada, Galapagar, El Espinar, Azuqueca... Salí a hombros casi todas las tardes. Participé en el Zapato de Oro de Arnedo, con ganado de Carriquiri, junto a Antonio Lomelín y David González; la tarde resultó bonita porque me encontré a gusto pero fallé con la espada y me quedé en dos ovaciones.

En 2014 toreé catorce novilladas. Empecé en Valdemorillo con ganado de Prieto de la Cal; allí Corbacho, en una entrevista televisiva, habló de que tenía un as en la manga, del que sólo podía decir que se llamaba Dani. Toreé mucha variedad de encastes por la sierra madrileña; eso te hace madurar mucho, ganar técnica y conocer al público, al toro... El 28 de septiembre me presenté en Las Ventas, junto a Luis Gerpe y Roberto Blanco con el hierro santacolomeño de Escobar, origen Graciliano; era la tarde que uno soñaba. Mi segundo fue un sobrero, de Benjamín Gómez, que me dejó expresarme y levanté unos olés como no había escuchado en mi vida; di una vuelta al ruedo con petición. Al día siguiente toreé en Moralzarzal una de Victoriano del Río y di una vuelta al ruedo. Luego, en el invierno, decidí cortar con mis apoderados porque quería dar un giro a mi carrera.

Día de la alternativa

En 2015 me llevé la sorpresa de que todo quedó en tres o cuatro actuaciones, lo que fue un bajón por culpa de mi decisión. Tuve varias propuestas de apoderamiento pero no se concretaron hasta que conocí a Juan Reverte y, aceptando apoderarme, me puso en Blanca.

En 2016 toreé cuatro tardes, dos en Madrid, con hierro de Gabriel Rojas y Fernando Peña, una en El Puerto, mi presentación aquí con caballos ante ganado de Peñajara cortando una oreja, y una en Granada, donde corté una oreja a uno de Julio de la Puerta.

En 2017 toreé un festival en Jaén, donde hubo petición de rabo, y dos novilladas, una en Madrid, con uno de Condesa de Sobral que salió sin fuerzas y otro de Mercedes Figueroa que se lesionó durante la lidia; la otra fue en El Puerto, ante ganado complicado, alternando con Miguel Ángel Pacheco y Rodrigo Molina. Ese año me propusieron la alternativa pero decidimos esperar.

En 2018 tuve otro festival en Jaén, alternando con figuras; después llegó la novillada de Madrid, con ganado de María Cascón, junto a Borja Álvarez y Fernando Flores, obteniendo una ovación.

¿Qué significó para ti la corrida de la alternativa el 4 de agosto?

Por fin llegó lo que tanto he anhelado todos estos años. En mi etapa de novillero tuve muchos altibajos y muchas ilusiones que no se cumplían, pero esa fecha logré el objetivo que tenía marcado de siempre: en mi ciudad, donde tanto tenía que demostrar, estaba anunciado con dos figurones del toreo y ganado de Núñez del Cuvillo.

Tuve una preparación mental muy fuerte; me quité de mi casa y me fui al campo, alejado de todos, entrenando todos los días, con la cabeza puesta en el toro; aunque no había toreado mucho, esa concentración me ayudó. Fue un día muy especial, que quería disfrutarlo al máximo desde la hora de levantarme, porque había hecho lo tenía que hacer, y así fue. Mi cuadrilla me recogió y nos fuimos a comer, recordando entre todos los momentos pasados y lo que había costado llegar, porque mi trayectoria no ha sido fácil.

Recibí muchos mensajes y el cariño de mi gente; disfruté como niño toreando, y después. Fue curioso que el torero que me dio las ganas de ser torero finalmente me dio la alternativa doce años después, con otro torero, Manzanares, al que admiro mucho. Fue una tarde soñada, parecía que todo estaba escrito y salió como lo previsto. El primer toro me dejó expresarme como siempre he soñado, no hubo un pase estudiado o previamente pensado; todo era dejarme llevar. A ese toro lo disfruté muchísimo, su cabeza la tengo en mi casa y le doy gracias todos los días. El segundo toro fue más complicado, pero yo estaba preparado y le saqué lo que no tenía; corté otra oreja y pude salir a hombros en aquel día tan bonito.

¿Qué esperas para 2019?

El mundo del toro no da demasiadas oportunidades a los que empiezan. Yo entreno todos los días pensando que todo va a salir lo mejor posible, aunque no sabemos lo que va a pasar. La ilusión nunca se pierde y tengo mi confianza puesta en Juan, que seguramente sacará de mí todo lo mejor y ahí estamos luchando los dos para salir adelante. Tendré oportunidades y estaré ahí para que no se me escapen.

¿Cómo es tu vida en el día a día?

Soy torero, esa es mi vocación y no puedo vivir sin el toro, intentando mejorar día a día como torero y como persona. Aunque no dejo mis estudios, entreno como el que más todos los días y siempre que es posible salgo al campo. El entrenamiento físico es muy importante para el que torea poco; he estado unos años en el gimnasio, con entrenadores personales, pero ahora he trasladado lo que he aprendido a la plaza, donde tengo mis pesas y mis trebejos.

También me gusta mucho el pádel, que es bueno para los reflejos y además es muy divertido. Hago toreo de salón y carretón todos los días, para lo que nos juntamos varios profesionales, como Fernando Pereira, que viene de Jerez, David Gómez, que viene de Chiclana, y Carambito, mi tercero, que es con quien entreno desde que estaba sin caballos. Los otros componentes de mi cuadrilla, Raúl Mateos y Sergio Aguilar, viven en Madrid.

Daniel Crespo con Marciano Breña

¿Cómo ves el panorama de la Fiesta?

Si miras el telediario te da miedo lo que se ve; se está radicalizando a la gente, se quiere politizar todo, pero el arte no se debe politizar, porque es del pueblo, sin más. Que te gusten o no los toros no debería servir para significarte. Por otro lado, hay muchos toreros y menos festejos, pero debemos ser capaces de aprovechar esto, que aparentemente es malo, para revitalizar la Fiesta por competencia, para que resurja y sea mejor.

Aquí dejamos la conversación. Damos un paseo y salimos dejando atrás la plaza, que ha visto durante más de cien años la evolución de la vida de El Puerto, la evolución de la afición y la evolución de ella misma. Es un monumento y un símbolo; como tal debe permanecer y evolucionar, sí, para mejorarse y mejorar a su ciudad. Ello incluye la consagración de un joven valor como Dani Crespo, que le pertenece como una piedra, como un sillar más de su estructura, una estructura que hay que reforzar. Nos despedimos y lo dejamos con su subalterno y amigo Carambito, que tienen que continuar entrenando, preparándose, y estar listos para torear en cualquier momento que los llamen.

“Mi alternativa fue la soñada y no se me escaparán las oportunidades”