miércoles. 24.04.2024
Cofrade

Martes Santo 2020: la certeza de lo no vivido

El Martes Santo cae sobre Jerez como un manto henchido de plegarias. Todo es reclamo de devociones. Decenas de nazarenos desprovistos hoy de capirotes guardan extrema compostura en su fuero interno. La reflexión gana tiempo al tiempo. En una prisa que ahora ya no existe. En una celeridad de sociedad del confort que hoy replantea sus prioridades.

Es jornada de luz en Jerez. Jornada que se estremece en San Mateo. Jornada de blanco Amor. Jornada que pide Salud por San Rafael. Niños que no estrenan estaciones penitenciales y Cruces de Guía que no recortarán en cuatro la dimensión de esta catequesis plástica. Costaleros que aguardan el más prolongado de los relevos.

Jornada donde los ciudadanos evidencian su Humildad y su Paciencia. Mucha. Jornada donde Jesús reparte Clemencia desde San Benito. Te imaginas dentro de Capuchinos. Y echas a volar la certeza de lo no vivido. Descubres sentimientos nuevos. Por ejemplo que la corporación de las Defensión adquiere ya su máximo esplendor desde los mismos instantes previos.

Que la Semana Santa no deja de aportarnos rincones nuevos a quienes buceamos por el mar de sus posibilidades. Que la grandeza de una Hermandad también ha de vislumbrarse en el anuncio de una estación penitencial inminente. Estamos todos en casa e imaginamos que experimentamos las horas previas a nuestra propia estación penitencial. La que este año realizamos de otro modo.

Rememoramos un soneto impecable de Antonio Luis Juliá: Llora estrellas la noche en relicario/ de carne de azucenas en el viento,/ y un silencio de muerte en el firmamento/ habla de luz, de amor, sobre el Calvario./ La procesión de estrellas en rosario/ resbala por la tierra su lamento,/ y en el rostro de Madre el sentimiento/ corre en fuego de nieve de sudario./ Tiene tu pena, Madre, espina y rosa/ en entraña de lirio nazarena/ a la eterna del dolor gloriosa,/ y el Nardo de Judea en su condena/ tiene un gemir para Salem hermosa/ y unos ojos de amor para tu pena.

Es jornada de contrastes rojos y negros. De los diferentes cromatismos del silencio. Luz en los ojos. Luz en el aire. Luz en la doctrina. Luz en las preces. Porque el espíritu encuentra alimento en ideas, en inspiraciones, en palabras escuchadas aquí y allá. Y en un sinfín de vivencias.

Y esto también en todo ese mundo interior en el que el hombre, las mujeres, siempre en silencio cuando el exterior requiere mayores espacios, tienden a relacionarse con Dios. Finalmente todo volvió a suceder en un Martes Santo no vacío pero sí diferente en la conceptualización de la penitencia. La cuenta atrás para el Martes Santo 2021 ya ha comenzado.

Martes Santo 2020: la certeza de lo no vivido