Un motivo al menos que causa sorpresa porque puede resultar insólito. Un violador ha visto reducida su condena en 9 años en Almería porque desde el tribunal se considera que los delitos cometidos no son independientes.
Esta es la explicación que ofrece el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) que ha rebajado de 24 a 15 años la pena de prisión a un violador que agredió sexualmente en dos ocasiones a una menor de 14 años. Y lo justifica determinando que existió una "continuidad delictiva" en sus actos, que se produjeron con 20 días de diferencia, y no dos delitos independientes por los que inicialmente la Audiencia Provincial de Almería le impuso una condena mayor.
De esta manera, la Sala de Apelación del alto tribunal andaluz estima parcialmente el recurso interpuesto por la defensa del penado al entender que "es correcto aplicar la continuidad delictiva" en este supuesto con "dos agresiones sexuales producidas sobre la misma victima, con una diferencia cronológica de algo más de dos semanas" y en "un idéntico escenario".
Rechazada la presunción de inocencia
La sentencia confirma que el hombre siempre buscó momentos en los que se quedaba a solas de noche con la menor mientras que el resto de personas dormían y su conducta puede encuadrarse en una "unidad natural de acción" en base a que las agresiones se dan bajo un "mismo impulso erótico o episodio de desahogo y satisfacción sexual sin apenas solución de continuidad".
Por otra parte la resolución rechaza el resto de motivos de apelación planteados al entender que se vulneraba la presunción de inocencia o que se había dado un error en la valoración de la prueba, sentido en el que el tribunal respalda la versión ofrecida por la víctima sobre lo ocurrido.
El relato de los hechos constata que el hombre, de 23 años y origen colombiano, había entablado una amistad con la madre de la menor y su hija apenas un año antes de que ocurrieran los hechos para perpetrar su primera agresión sexual
20 días de diferencia
Según consta el hombre se dirigió a dónde dormía la menor y la inmovilizó, toda vez que conminó a la víctima a guardar silencio cuando se disponía a gritar para pedir ayuda. Tras agredirla, le instó a no decir nada a su familia porque sino "no volvería a ayudarla cuando le necesitase".
20 días después consumó su segunda violación cuando la menor estaba en el domicilio del acusado cuidando a su abuela y este le invitó a bajar al sótano para ver una película. La menor, que confió en las palabras del acusado, fue agredida sexualmente de nuevo cuando todos dormían y en contra de su voluntad.
