viernes. 19.04.2024

El Congreso de El Perú recuerda el legado de Las Cortes de Cádiz

El espíritu de Cádiz y el Doce, muy presentes en la campaña institucional del Bicentenario de la Independencia del País Andino

La fachada principal del Congreso de El Perú en Lima recuerda a Las Cortes de Cádiz en la cartelería de la campaña institucional del Bicentenario de la Independencia del País Andino, una efeméride que se conmemora el próximo año 2021.

Foto: Guillermo Román para ELMIRA.es desde Lima.

El Espíritu de la Constitución de 1812, de La Pepa, uno de los primeros brotes de democracia liberal que se vivió en Europa y en el mundo y que se propagó desde Cádiz hacia la independencia de los países iberoamericanos, está hoy día muy lejos de ser un elemento de fricción y conflicto, siendo más bien un hermoso vínculo de unión que ha forjado naciones hermanas y que ha contribuido a enriquecernos y hacernos a todos un poco mejores.

Porque por mucho que unos poquitos nada más se empeñen, entre ellos ese pobre personaje mediocre de López Obrador erigido en el triste, patético y descafeinado heredero del nefasto Chaves y su populismo, la relación de España y los países latinoamericanos que un día fueron sus colonias es cada vez más estrecha y fraternal que nunca y nuestros destinos futuros en casi todos los aspectos: sociales, culturales y económicos especialmente, caminan de la mano por la misma senda. Porque siempre, es mucho más lo que nos une que lo que nos separa.

Impertinentes

Ya de la impertinente y también patética algarada soltada por ese grupúsculo musulmán de Sevilla exigiendo a España -porque exigir a Su Majestad el Rey Felipe VI es hacerlo a España, a todos los españoles- que se pida perdón por la Reconquista suena a broma de mal gusto y podemos hablar largo y tendido otro día.

Sobre todo cuando ello viene de una comunidad de personas que reside en España como refugiados y exiliados de una serie de estados teocráticos y dictatoriales donde la democracia apenas es considerada una marca golosinas o similar. Menos mal que por lo menos aquí, en España, este país que generosamente les permite vivir y desarrollar plenamente sus derechos fundamentales, entre ellos la libertad religiosa y de culto, pueden realizar esta protesta macarrónica.

Lo mismo, en los países donde estas personas nacieron y desde los que huyeron, no importa si Marruecos, Siria, Irán, Arabia o Dubai, por una reivindicación de este tipo ya estarían como mínimo en la cárcel y con algún latigazo en el cuerpo, pero no esto es España, donde su sistema político basado en parte en esa democracia liberal derivada de Las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812 les ampara y les invita a ponernos a parir si quieren, y nosotros los españoles, pues nos lo tragamos, porque otra cosa no, pero tragaderas, las que hagan falta.

El Congreso de El Perú recuerda el legado de Las Cortes de Cádiz