Antonio Banderas está considerado, con todos los honores, casi como un superhéroe nacional. Mayormente en el ámbito de la cultura. Y más aún en el sector cinematográfico. Antonio Banderas es un signo de esfuerzo personal. De hombre hecho a sí mismo. A quien nadie ha regalado nada. Tenacidad, estudio, sacrificio, excelencia.
Antonio Banderas nunca ha apostado al caballo ganador de la facilidad. En todo caso a la facilidad de su talento, que también es cultivo de la experiencia. De la costumbre de trabajar. De todas las conjugaciones del verbo trabajar. De todos los enfoques y de todas las aristas del verbo trabajar. De todos los regodeos del verbo trabajar.
Todo tipo de anécdotas
Antonio Banderas posee una larga y fecunda trayectoria actoral. Durante sus muchísimos años de curro y tajo se acumulan toda suerte de anécdotas. Desde las propias de su relación con el resto de profesionales del sector como otras más íntimas y que pertenecen por derecho propio a lo que bien podría considerarse lo incontable. O quizás no tanto…
O quizás no tan incontable… Es el caso de un suceso paranormal. Sí, paranormal en toda regla. Con todas sus letras y todos sus subrayados. Con toda ausencia de explicación. De justificación. De sensatez en el desarrollo del hecho. Un suceso paranormal que pone los vellos de punta. Y del que no se libró el gran actor malagueño.
La experiencia de Antonio Banderas en un cementerio de esclavos
El propio Banderas lo explica así: “Estaba yo en Savannah, que es una ciudad de la costa de Georgia (EE.UU.), yo estaba rodando una película allí. Por lo visto es una ciudad edificada sobre cementerios de muchos esclavos que traían de África. Yo no creo en nada de estas cosas, que quede claro. Nunca creí lo más mínimo. Pero lo que voy a contar, pasó en realidad…”.
“Estábamos rodando -sigue explicando-. Nos levantábamos muy temprano para rodar. Me levantaba a eso de las cuatro o cinco de la madrugada. Muy temprano. Esta cansado esa noche y me metí en la cama. Apagué las luces. He de decir que entre la habitación donde yo dormía y el cuarto de baño había una ventana”.
Prosigue el actor: “Yo estaba entonces tratando de conciliar el sueño, cuando, de repente, escucho que se conecta la ducha. Me percato de ello pero tampoco le doy importancia. Y se cortó. Pensé que se trataba de cualquier tontería de la conexión del agua. ¡Bah! ¡A dormir! Sucedió una segunda vez y también se cortó”.
Antonio Banderas narra lo sucedido no sin apelar al respeto que el tema merece: “Pero sucede de nuevo. Y ya a la tercera vez me levanto. Estaba ya mosqueado. Y voy a la ducha. Y efectivamente estaba todo mojado. Muy mojado y tal. Pero ya se había cortado, por lo que vuelvo a la cama”.
Un final estremecedor
El actor se estremece al contar el final: “Y cuando regreso a la cama, veo que hay en lo alto de la almohada y también en parte de la sábana había unos goterones así de grandes, goterones de agua. Me dio tal yuyu, pero yuyu de verdad, que estuve toda la noche sin dormir, sin pegar ojo. Y además con las luces encendidas”.
Ya se sabe: hasta a los superhéroes de carne y hueso le suceden fenómenos paranormales que no poseen ningún tipo de explicación. Antonio Banderas también sintió miedo aquella noche en la que un fantasma vino a ducharse a su habitación. Un suceso cien por cien prohibido para los nerviosos. E incluso para los serenos como el bueno de Antonio.
