Hay personas que aún demuestran su elegancia natural. Que saben deslindar lo esencial de lo accidental. Hay personas que no hacen leña del árbol caído en esta desventura que actualmente protagoniza -más de manera pasiva que activa- Isabel Pantoja, la tonadillera hoy en el centro de todas las picotas, de todos los dardos y de todos los adversarios.
Ahora lo fácil es aventurarse a la crítica negativa, con razón o sin ella. Pero el carro oportunista es el de la paliza verbal. El de la tunda a distancia. La inclinación natural es el combate contra la Pantoja. No posicionarse de su lado, que eso puede tacharse de impopular. Lo suyo, dicho irónicamente, es darle hasta en el carné de identidad a la cantante.
Entrevistas telemáticas
Kiko Rivera está realizando una serie de entrevistas telemáticas que se están revistiendo de no poco éxito. A Kiko no se le da nada mal el papel de entrevistador. La conversación surge y fluye natural de la mano del “pequeño del alma”. Kiko Rivera emite en directo sus entrevistas a través de su plataforma ‘En casa de Kiko’.
Con Lolita mantuvo una charla de lo más entrañable. Él le dijo que ella era como un madre para él. Que le daba buenos consejos. Y mucho cariño. Sobre todo en estos difíciles momentos en los que Kiko Rivera afirma y confirma que esa figura materna la tiene ausente. No existe. Que la estaba desempeñando su suegra pero “se ha marchado”. Falleció para tristeza de todos.
A sabiendas de la enemistad
A sabiendas de la antigua enemistad entre Lolita e Isabel Pantoja, la entrevistada estuvo, ya decimos, elegante. Y no aprovechó pata arremeter contra la madre de Kiko, sino todo lo contrario: “Nos hemos reído muchísimo juntas. Yo siempre he conocido a una Isabel Pantoja muy divertida y cercana”. No reconoce a la que ahora dicen que es.
Lolita habló de su enamoramiento hasta las trancas de Paquirri, con quien mantuvo una relación de un año y pico. Definió al torero como “tierra, él era tierra, formaba parte de la Naturaleza, defendía a más no poder lo suyo, a los suyos, tenía mucha personalidad” Lolita guarda unos recuerdos “maravillosos de aquella época.
Tiempo al tiempo
“Me dejó, sí, por la Pantoja, pero no se lo tuve en cuenta. El enfado me duró un año pero nada más”. Las cosas luego se van poniendo en su sitio. “Yo soy mucho de creer en el tiempo. En el tiempo al tiempo. El tiempo se va encargando de ir poniendo cada cosa en su sitio. Por esta razón no debemos preocuparnos por nada”.
Lolita sólo tuvo recuerdos bellos para la madre de Kiko. Lo bien que se lo pasaban en las noches de verano de una época. Las convivencias en Cantora. Las confidencias. Las risas. Los años de juventud. La amistad compartida. Los años dorados de una relación que luego, por azares del destino, se fue enfriando.
Relación con los hermanos
Lolita felicitó a Kiko por haber recuperado la relación con sus hermanos. Y también con toda la gran familia Rivera. Porque “yo quiero mucho a tus dos familias, a los Pantoja pero también muchísimo a los Rivera, con todos ellos he tenido vivencias inolvidables. Recuerdo especialmente a Riverita, por ejemplo”.
Ahí estuvo Lolita, brillante. No aprovechando el oportunismo de ningún linchamiento. Sino todo lo contrario. Sabiendo estar. Kiko y Lolita, como no podía ser menos, hablaron de la Lola de España, la Faraona, grande entre las grandes. Siempre espejo de toda sabiduría.
