jueves. 28.03.2024
Isabel Pantoja
Isabel Pantoja

La gastronomía es un arte mayor. Nadie dude lo contrario. Pregunten, si no, a Carlos Herrera. Pregunten, si no, a Bertín Osborne. Pregunten, si no, al mismísimo Arguiñano. Pero también a Isabel Pantoja, por poner un ejemplo quizá inesperado. Iba a decir asimismo a Belén Esteban, pero igual esta mención parece una publicidad subliminal de sus riquísimos gazpachos y salmorejos. Y no se trata ahora de promocionar producto ninguno.

Que hay famosos amantes de la buena cocina no es desvelar secreto alguno. Que algunos son de pan mojar y no lo ocultan, tampoco. Que otros, a juzgar por el físico, parecen comer como un pajarito pues… ídem. La relación de los famosos con la gastronomía sin duda daría para un libro de quinientas páginas cuanto menos.

Picotean en directo

Hay quienes sienten pudor de hacerlo más o menos públicamente y otros no tanto, como puede ser el caso de algunos contertulios de ‘Salvame’, quienes picotean en directo. Esto no es bueno ni malo -comer en directo-. Imprime naturalidad aunque los puristas de la cosa televisiva no lo vean con buenos ojos. Ya Francisco Umbral aparecía comiéndose una manzana en televisión española cuando, aún siendo la tele en blanco y negro, lo entrevistaban como escritor en boga.

El sagaz escritor y periodista Julio Camba de seguro hubiese redactado todo un serial de reportajes -bien plumeados- a este tenor. Julio Camba era de buen comer y de mejor analizar. Y elevaba la gastronomía a cuestión de arte. Fue un gastrónomo que escribía como los ángeles. Su capacidad de observación era directamente proporcional a la riqueza de su buen paladar.

Buena nutrición

Los famosos pueden hacer mucho bien en favor de una buena nutrición. Y asimismo mucho mal. Siempre el foco de difusión es un arte del equilibrio. Uno de los secretos mejor guardados el orbe gastronómico no es ni por asomo el secreto ibérico. El secreto ibérico no se le esconde a nadie. Es un manjar al alcance de la mano que todo buen comensal debe apreciar en la alta envergadura de su categoría alimenticia.

Isabel Pantoja

El mejor secreto gastronómico es muy otro. Es la receta de una folclórica. Es la receta de una tonadillera. Una receta con la que una cantante ha montado un pollo. Lo montó entonces y lo sigue montando ahora. En efecto hablamos, como no podía ser de otra manera, del pollo a la Pantoja. Del famoso y celebérrimo pollo a la Pantoja.

Ríos de tinta

Del pollo a la Pantoja se han escrito ríos de tinta. Ha sido monotema social. Motivo de argumentos en la prensa del corazón. E incluso motivación de gracieta para algunos gags humorísticos de alto calibre. Como por ejemplo los Morancos, los geniales Morancos, que elevaron el pollo a la Pantoja a emblema de la España nuestra.

Todos han hablado del pollo a la Pantoja porque Isabel Pantoja es la reina del escenario. Y porque todo cuanto de ella dependa es motivo de debate nacional. El pollo a la Pantoja es una celebridad que sin embargo ha venido ocultando su receta. Una receta bien oculta. Como la fórmula de un éxito bajo llave. ¿Cuál es la receta del secreto mejor guardado tal es el pollo a la Pantoja?

La misma Pantoja lo explica: “Cogemos el pollo, lo enjuagamos, porque la comida tienen que estar siempre muy limpita, lo partimos a trocitos, lo rehogamos, con su sal, sus ajitos, tomate, pimiento, cebollita, una hoja de laurel… Se refríe todo, con su sal y su pimienta, cuando está refrito todo, se le cubre con un poquito de vino blanco. Cuando se rehoga con el vino blanco se echa su agüita, se deja que se ponga tierno y para qué te cuento cómo está el pollo a la Pantoja”.

¿Sabes cuál es el secreto mejor guardado de Isabel Pantoja?