Fue, a no dudarlo, un cofrade señero, un cristiano comprometido, un ejemplo en sí mismo. La serenidad, su bandera conductual. La templanza y la empatía para con todos. El gesto, la sonrisa, la seriedad cuando era necesaria. Supo qué significaba la misión del dirigente de una entidad eclesial. Se hacía querer. Porque cultivaba la cercanía fraternal. El aperturismo sin restricciones. La aspiración al sentido comunitario de todo proyecto evangelizador.
Nos ha dejado Rafael Navarro Núñez, quien fuese destacado Hermano Mayor de la Hermandad de la Sagrada Lanzada. Todos los hermanos de esta cofradía del Jueves Santo guardan un imborrable recuerdo de su carisma personal. De su impronta, de su modo de hacer. Quiso con locura a la Hermandad de sus amores. Esto bien lo saben sus hijos Rafael, Rosario, Alfonso, José Julio y Antonio.
Rafael Navarro fue miembro de la Comisión Organizadora, hermano fundador, Hermano Mayor Honorario y actual número 2 de la nómina o censo de miembros. Todo un clásico de la corporación nazarena con sede en la Basílica del Carmen. Triste noticia. El director espiritual y la Junta de Gobierno ha expresado públicamente el más sentido pésame. Para Rafael brillará la luz perpetua. Descanse en la paz del Señor.
