miércoles. 24.04.2024
Pregón de la Semana Santa en el Teatro Villamarta de Jerez

La Semana Santa que expiró antes de nacer

Vicente Rodríguez "salda una deuda" y "cumple un sueño" en un vibrante y emotivo anuncio de la Semana Mayor que se avecina

Un sueño hecho realidad, una deuda saldada. Vicente Rodríguez ya forma parte de ese real cuerpo de pregoneros de la Semana Santa de Cádiz, un honor que ya lo acompañará por los restos de los restos, tras una alocución vibrante y llena de emoción, además de una literatura excelsa.

Desde un principio se dejó llevar por las emociones como pudo apreciarse en cada uno de sus versos. Lo definió en sus prolegómenos como una deuda saldada con el pueblo de Cádiz al que invitó a sumarse con él y "caminar juntos" en este instante sagrado.

No quiso desaprovechar la oportunidad para "agradecer una y mil veces" a la Permanente del Consejo y a Juan Carlos Jurado por su elección como pregonero de la Semana Santa de Cádiz. Tampoco faltó un hermoso reconocimiento hacia su predecesor Juan Carlos Torrejón.

Su recorrido por la Cuaresma, con referencias al Prendimiento, tuvo un remate espectacular con la dedicatoria a la Virgen de los Dolores de la Fraternidad Servita, en uno de los pasajes más bellos e intensos del pregón.

Igualmente se detuvo en Salesianos con la hermandad del Despojado y deseó una muy pronta estación de penitencia para la Virgen de la Concepción, imagen Dolorosa titular de la corporación de extramuros.

Como no podía ser de otra forma, Rodríguez se detuvo en la importancia de esa juventud que "ama a la iglesia, juventud de ahora y de siempre, que vive y se desvive por lo que le apasiona. El pregonero os querrá siempre. Adelante jóvenes cofrades de Cádiz".

Sentidos versos para el Santísimo Cristo de la Vera-Cruz confesando que "la calle San Pedro fue concebida para que él pasara". Señaló a esa vía como símbolo de ese Cádiz elegante "que me resisto a creer que haya muerto".

Afligidos, Siete Palabras o Sagrada Cena fueron los referentes de sus próximos versos en los que volvió a dejar patente que el pregón no era más que el sueño de un gaditano enamorado de su tierra.

El que fuera hermano mayor de Expiración hizo parada en la parroquia de San Antonio, con dedicatoria para "su Virgen de las Lágrimas que llora por su hijo flagelado, la que lleva entre sus manos el lamento del Dios mismo maniatado".

No pudo ocultar su filiación para la que es su otra hermandad, la archicofradía de Columna a la que se encuentra muy unido el pregonero. Este pasaje de su anuncio registró algunas de las mejores ovaciones de su exaltación.

De San Antonio marchó a San José para ensalzar el inicio de la Semana Santa con la Borriquita, hermandad que este año celebra su 75 aniversario. "Quien fuera encaje para acariciar tu encaje, quien fuera un poco de aire para acariciar tus mejillas".

Y de allí a Santiago con la cofradía de la Piedad y su altar de penumbra para seguir hacia la Alameda y Jesús Caído "con su mirada perdida y un suelo que riega con su propia sangre". En este instante rescató sus orígenes marianistas.

"Chiquillo que eres muy alto y no puedo ver la Esperanza". Con esa expresión tan popular describió lo que se vive en San Francisco cada Lunes Santo con la recogida del Nazareno del Amor. "Quien fuera el eterno pregonero de tus ojos o el cirineo eterno para cargar con tu cruz".

Y como "existen muchas cruces por las que cargar" quiso tener un recuerdo para los cargadores gaditanos a los que imploró para que no olvidasen que "Jesús fue el primer cargador. De tu hombro al suyo y de tu corazón a su corazón, el privilegio que tienes ya lo ocupas cargador".

Vicente Rodríguez confesó que el sueño del pregón "se siente atado en las manos de Jesús de la Sentencia y ahí quedará para siempre, el primer vecino de su plaza de la Merced, Señor del tiempo que hace que el tiempo se detenga ante su estampa".

La emoción le embargó especialmente en los versos dedicados a la Virgen de la Caridad, imagen titular de la archicofradía del Pilar, a la que, igualmente, el pregonero se siente muy cercano y unido. "Despierta a la Virgen buena a las claritas del día, Caridad está en su gente, en la vida del cofrade que se entrega con entrega desmedida".

Los ojos verdes de la Virgen de la Esperanza Cigarreras también resultaron fuente de inspiración para un sueño que se vistió de luto de "negro y plata acristalada", en clara referencia al Cristo Yacente de la cofradía de la Soledad. Este pasaje fue aprovechado para recordar a los cofrades fallecidos en el último año.

Y del silencio por los ausentes a la algarabía que siempre genera la estación de penitencia del Santísimo Cristo de la Misericordia. "La Viña del Señor apretaíta de penas" donde ya sueñan con "un sueño que ya se toca con la punta de los dedos, perdóneme Don Rafael que su coronación ya se siente desde Lubet hasta Sagasta".

De nuevo el silencio en las almas y en los corazones porque "pasa la Virgen del Caminito que va dejando una estela difícil de borrar en el empedrado de las calles. Ya se duerme el Señor en sus brazos hechos pesebres". Y de allí al huerto de los olivos para "un Cristo que da testimonio con su misma vida". Cerró este apartado ensalzando la labor caritativa que realizan las hermandades.

Situó a Cádiz como un entorno privilegiado por acoger al Santísimo Cristo de la Buena Muerte. Recordó la importancia de la salud como advocación de la cofradía de Sanidad y rescató sus inicios cofrades con la hermandad de Las Aguas. "Virgen de la Luz, hermosura de ese cielo bajada a la tierra".

Las referencias a la cruz fueron aprovechadas para pedir coherencia sobre el significado que debe tener la cruz. "Todas son el símbolo del mayor amor que ha venido a este mundo". No escondió que "estamos llegando al absurdo, este humilde pregonero exige coherencia a las autoridades pertinentes". Fue, sin duda, la parte más social de su alocución.

El pregón se rindió a las plantas de Jesús Nazareno y María Santísima de los Dolores. Como suele ser habitual en los pregones de Semana Santa, los titulares de la hermandad de Santa María concentraron algunos de los mejores versos de este anuncio de la Semana Santa, que "entre aleluyas quitas las penas más hondas, las de cruel singladura, piedra angular que despunta en los confines del orden, el carga con nuestras penas y si nos perdemos nos busca, él es vida, nunca muerte y dueño de esta tierra tuya".

El pregonero se volvió un poco más cercano cuando recordó que este año se podrá contemplar al Cristo del Descendimiento de día o de noche, antes de reconocer que su sueño se vuelve Amargura completa sobre una peña, en alusión a la cofradía de la Humildad y Paciencia.

Hermoso guiño al Cristo del Perdón a su paso por el Campo del Sur. "Perdón una y mil veces Señor del eterno Calvario, tú reinas sobre tu cruz, es el triunfo de Cristo sobre la misma muerte". Rodríguez quiso dejar claro que "no somos devotos del dolor en una sociedad que muere. Hay que hacer a Cristo vivo presente en cada instante".

Igualmente realizó un repaso por las distintas advocaciones de María en la Semana Santa gaditana mencionando incluso a Loreto, con detalle incluido hacia el grupo de devotos de esta imagen en extramuros. Eso sí dejó claro que la Virgen en Cádiz se equivocaba porque en realidad decidió llamarse Victoria, "la que ocupa el corazón del que sus letras desangra".

El epílogo estuvo centrado en la espera que siempre rodea a la Cuaresma gaditana, "una espera hecha de sueños que ya se acaba". Y remate final para el "sostén de su fe", el Cristo de la Expiración. Y Cádiz como broche de oro para un final de pregón impregnado de emoción y sentimientos.

La Semana Santa que expiró antes de nacer