jueves. 25.04.2024

Un Viernes Santo para contarle a los nietos

Histórica jornada con el retorno de la hermandad del Descendimiento a este día señero de la Semana Mayor

El Viernes Santo de 2019 será recordado por los siglos de los siglos. Cádiz ha fortalecido una de las jornadas señeras de su Semana Mayor. La incorporación de Descendimiento cumple con creces las expectativas en un día en el que la climatología, con la excepción del frío que se levantó al final, acabó acompañando.

El contratiempo meteorológico dejó paso al logístico. La caída de cascotes en la noche del jueves en la calle San Juan de Dios provocó cierta zozobra e incluso en un principio se especuló con la posibilidad de que las hermandades de Siete Palabras y Expiración modificasen sus recorridos.

Finalmente no fue así. Una vez culminado el resanado de la estructura dañada se acotó la zona de forma que los cortejos pudiesen transitar con ciertas medidas de precaución como el hecho de evitar que sonase la música.

Siete Palabras

Fue la cofradía de las Siete Palabras la que inauguró la jornada desde la parroquia de la Merced. Como no podía ser de otra forma, la celebración de sus 75 años estuvo muy presente en los preparativos en el templo del barrio de Santa María.

Este año la disposición de las imágenes resultaba distinta, con María Magdalena a la espalda de la Cruz, tal y como concibió este misterio el imaginero Luis González Rey. Igualmente son más parecidos al mítico Calvario de mármol que se encuentra en el Oratorio de la Santa Cueva.

'Quinta Palabra' y 'Cristo del Amor' fueron las composiciones elegidas para sus primeros pasos, ambas interpretadas por la Banda de Cornetas y Tambores Soberano Poder de Alcalá de Guadaira. Se iniciaba así un recorrido que culminaría sin sobresaltos a la hora prevista.

Expiración

Muy cerquita de allí, concretamente en la iglesia de Santa María también se vivía el ambiente propio de las efemérides con Expiración. Una de las grandes curiosidades de este 2019 es que la dos cofradías que abren el Viernes Santo cumplen la misma edad.

El misterio salió pasadas las seis y veinte de la tarde de Santa María a las órdenes del capataz Juan Manuel Díaz González. Detrás la Agrupación Musical Lágrimas de Dolores de San Fernando, que tras la Marcha Real le tocó la marcha 'Cristo de la Expiración'. El recuerdo del que fuera su capataz Paco Vázquez no se borrará nunca.

Como era lógico, la portentosa imagen del Crucificado centró todas las miradas tras la restauración llevada a cabo en los últimos meses de forma brillante por Pilar Morillo y Álvaro Domínguez.

Hay que destacar una vez el acompañamiento de la Guardia Civil en el cortejo. En esta ocasión fue Alfonso Rodríguez Castillo, coronel jefe de la Comandancia de Cádiz, que encabezó la representación de la Benemérita.

Detrás, la Virgen de la Victoria comenzaba a recibir los primeros vítores en la puerta de la iglesia de Santa María. Su transitar volvió a cautivar a pequeños y mayores con instantes para el recuerdo como el paso por la calle Nueva ya de recogida.

Descendimiento

La decisión ya se había tomado hace unos meses. Solo faltaba plasmarla en la calle. La hermandad necesitaba un nuevo brío. El buen trabajo que se viene haciendo desde su junta de gobierno precisaba dar un paso más.

Y de forma casual ese inicio de un día histórico se retrasó más de lo previsto. Como si no quisiese llegar o quizás porque lo bueno se hace esperar. La complicada maniobra de salida se retrasó mucho creando la lógica incertidumbre del gentío que llenaba la calle Sagasta.

Finalmente, la cuadrilla comandada por David Alejo, que se estrenaba en estas lides, consiguió resolver la papeleta y el paso ya estaba en la calle. Se trabajó y mucho por parte de un colectivo humano que tuvo que afrontar un largo itinerario.

Con buen criterio se optó por un recorrido que permitió contemplar el tránsito del barroco cortejo por lugares poco habituales como las calles Columela y San Francisco y la plaza de San Agustín.

Pasada la una y media de la madrugada llegaba de recogida a su templo. Quizás sea pronto para sacar conclusiones. El día gana sin duda, otra cosa es el balance que pueda realizar la propia cofradía de negro.

Buena Muerte

Y para culminar una jornada de aniversarios, el de Buena Muerte. Curiosamente, la tercera hermandad del día celebra en este 2019 sus 125 años de vida, una efeméride que no estará rodeada de la 'pomposidad' de otras.

La salida procesional de la Buena Muerte culmina todo un ritual que arranca en la noche del Jueves Santo. Chocó y mucho que la inigualable talla del Señor estuviese tapada durante la mañana previa al inicio de la estación de la penitencia. Sus motivos tendrá la junta de gobierno.

Ese momento sagrado de la salida suele ser multitudinario en cualquier hermandad, pero en el caso de esta señera cofradía de negro, esa multitud se multiplica. Solo con la diferencia de que se impone el silencio. A destacar el buen comportamiento del respetable en la mayoría del recorrido. Poquito a poco se va avanzando, como con los pasos.

Juan José Camacho retornaba como capataz al paso de palio de María Santísima del Mayor Dolor. La bonanza climatológica permitió disfrutar una candelería encendida que brilló con luz propia en varios lugares como San Juan de Dios o la recogida.

Tradición, devoción, perplejidad y mucho más. Todo eso encierra una imagen que para muchos supone el principio del fin, el aviso de que la Semana Santa un año más se consume entre la nostalgia y el recuerdo de los momentos vividos.

Ecce Mater Tua

Contrapunto, rigor, seriedad, austeridad. Ecce Mater Tua concentra eso y mucho más. La sencillez más extrema y el Dolor más infinito para culminar el Viernes Santo. O más bien para protagonizar la Madrugada del Sábado Santo.

Las Congregaciones Marianas, ajenas a acoplamientos, trasladan a la calle todo el luto cuando el día ya ha languidecido y los cuerpos se resienten después de una semana de emociones.

Pero siempre cuentan con un nutrido acompañamiento de cofrades. Una buena muestra fue su tránsito por la plaza de Candelaria. Con paso firme y sin estridencias asombró precisamente por ser ella. Sin más.

Un Viernes Santo para contarle a los nietos