sábado. 20.04.2024
Atracciones en la Feria del Caballo de Jerez

¿Mayor satisfacción de los padres al respecto de los cacharritos?

Análisis impreciso a partir de un primer sondeo en la calle del Infierno

Parece paradójico. La evolución -la mejora- es cuestión de tiempo. Estructuralmente la Feria se divide en dos grandes espacios: el Real donde figuran todas las casetas en una distribución rectilínea y la zona de las atracciones (popularmente conocida como la calle del Infierno). Esta segunda reservada apriorísticamente para el divertimento de los más pequeños de la casa (aunque no exclusivamente: ¡cuántas parejas de novios han tonteado volando por los aires de la más aguerrida valentía en cacharros de padre y señor mío!).

Pues bien: hemos hecho un oficioso sondeo entre padres y madres, entre madres y padres, que, una y otra vez, y siempre dentro de las posibilidades económicas -del alcance del bolsillo, del presupuesto doméstico elaborado durante los días previos a la Feria- han tenido que llevar a los chicos a las zonas de las atracciones. Por tantear impresiones al respecto de pasadas ediciones. Por extraer confesiones anónimas.

Igualmente los responsables de las atracciones, los propietarios ambulantes de estos incentivos de luz y divertimento, han de tomar conciencia de los cuantiosos gastos que conlleva para una familia, en su conjunto, el disfrute de la Feria. Tomar conciencia hasta cierto punto porque también ellos han de ganarse el pan con el sudor de sus taquillas. Una vida sufrida (o cuanto menos sacrificada). No obstante adaptarse siempre al posible potencial adquisitivo del cliente supone una tentativa de éxito.

Y he aquí que concluimos una primera variante de la calle del Infierno con respecto a años anteriores. Los precios no han sido abusivos. Mari Carmen Fernández nos comenta que “este año parece que se han puesto más de acuerdo y han bajado, al menos aparentemente, el precio de la vuelta de algunos cacharritos. Lo que el año pasado estaba a 3,50 ó 4 euros este año está a 3. No es que sea una ganga pero al menos se nota la intención”.

Juan Fuentes también coincide: “Vengo con mi mujer y mis tres hijos pequeños a la Feria prácticamente todos los días. Este año he notado más tranquilidad, no menos gente, pero sí más tranquilidad en este parque de atracciones. Y unos precios más asequibles en todo. Supongo que los señores feriantes también han estudiado la situación general y saben que la economía de todos nosotros no está para dar saltos de alegría”. Por el contrario el matrimonio formado por César Aguilera y Maribel Soto piensa que “todo sigue igual de caro que siempre en los cacharritos, o será que nuestras niñas se quieren montar en todo y no damos abasto”.

En una variante de los caballitos de la Reina para niños muy pequeños el hijo del propietario -un adolescente que permanece al cuidado de los chicos sobre la pista- es explícito en su sinceridad: “Para muchos niños chicos ésta es la primera vez que se montan en un cochecito que da vueltas o en unos caballitos que suben y baja, aunque agarrados a alguno de sus padres. Unos ríen de alegría pero otros comienzan a llorar porque no están acostumbrados a la experiencia. Si veo que un chiquillo empieza a llorar nada más arrancar, le digo a taquilla que pare la velocidad, cojo al chico en brazos mientras la madre o el padre se baja, y se los entrego. Y enseguida, además, les devolvemos el dinero. Aquí no estamos para engañar a nadie ni para sacar el dinero como sea”.

Digna actitud, sin duda, para quienes saben sobradamente el alcance de ilusión que sus cacharritos inyectan en los reyes de cada casa. Con las cosas de los niños no se juega. Ni se mercadea en propuestas que de antemano puedan estar ligadas al gato por liebre. Una Feria es diversión para todos, así como justa ganancia para quienes la trabajan. En esta edición de 2018 en la Feria de Jerez parece que las atracciones han cumplido con altura su cometido. Igual la sensación es imprecisa. Y para gustos, los colores. Al fin y al cabo, ya reza el dicho que cada cual cuenta la Feria según le va.

¿Mayor satisfacción de los padres al respecto de los cacharritos?