Tarde de emociones en la provincia de Huelva. Las Hermanas Franciscanas se despidieron de Cartaya después de más de medio siglo de "dedicación y ayuda" a la ciudadanía debido al cierre de la comunidad. Su llegada a la ciudad se produjo el 16 de noviembre de 1972 siendo obispo de Huelva Monseñor Rafael González Moralejo tras el Concilio Vaticano II iniciando una etapa "marcada por la fe y la cercanía con nuestro pueblo".
Desde entonces, han dado servicio ininterrumpido durante 52 años, una entrega "que ha dejado una huella imborrable". "Hoy se cierra esta comunidad en Cartaya, pero su legado permanecerá vivo en nuestros corazones", subraya el Consistorio cartayero en sus redes sociales, resaltando especialmente el papel de sor Felisa, sor Margarita y sor Covadonga.
En estos 50 años en la diócesis onubense, la comunidad de las Hermanas Franciscanas de Nuestra Señora del Buen Consejo, también estuvo presente durante unos años en Palos de la Frontera, aunque actualmente solo permanecía la comunidad residente en Cartaya.
Las monjas, a lo largo de este medio siglo, han trabajado en distintas parcelas: catequesis de adultos de confirmación, monitores de grupos de Lectura Creyente de la Palabra, formación de catequistas de confirmación y responsables de esta área, grupo de visitadoras de enfermos, llevan la comunión a los enfermos, organizan el grupo de lectores-liturgia y se encargan también del archivo parroquial. Además, visitan a las familias en situaciones difíciles y están en coordinación con el grupo de Cáritas.
Azulejo conmemorativo
El alcalde, Manuel Barroso, ha recordado a aquellas que iniciaron esta etapa como sor Sagrario, sor Laura y sor Leonor y ha anunciado la instalación de un azulejo conmemorativo en el salón parroquial, así como que se ha propuesto una moción para renombrar la calle Blas Infante "en honor a las Hermanas Franciscanas, como muestra de nuestro reconocimiento".
"Su espíritu y ejemplo seguirán guiándonos. Gracias, Cartaya, por la alegría que habéis transmitido a estas mujeres excepcionales. Gracias por haber entregado vuestras vidas a las necesidades de la parroquia y, sobre todo, gracias por acompañar, por apoyar y por poner vuestras vidas al completo servicio de este pueblo durante más de medio siglo", ha subrayado el regidor onubense.