viernes. 29.03.2024

Kylie Jenner para muchos es un ídolo inalcanzable. De dimensiones inimaginables. Dimensiones físicas nos referimos. Kylie Jenner para muchos es un mito en vida.  Una diosa terrenal. Un clásico en su juventud. Una belleza de códigos enigmáticos. Una princesa suelta de ataduras.

Para muchos Kylie Jenner es un ser humano, un organismo, una osatura, con hechuras de maniquí, donde la delgadez no es un principio sine qua non. Donde el patrón de las pasarelas no es una asignatura troncal. Donde la percha de su silueta no persigue ninguna obsesión de medidas falsamente perfectas.

Boceto prediseñado

Ella no atiende a los cánones de líneas rectas de algunas de sus hermanas. Ni el peso ni la altura son un boceto prediseñado de cara a la galería. Su escaparate, que es ella misma, no tiene dueño. La libertad del ser es la libertad de un cuerpo que se cuida a sus anchas. Nunca dicho lo de anchas en sentido figurado.

Kylie Jenner tiene un perfil de virgen jónica, sin ser virgen y sin ser jónica. La espalda latina. Los pechos de delantera americana. Los ojos nostálgicos. Como pretendiendo neutralizar la pulsión de los sentimientos. La cabellera india. El mestizaje de labios. La expresión lacónica.

Expresión introvertida

Kylie Jenner posee una expresión introvertida. Es una tímida de órdago enfundada en un biquini mínimo. Su pudor aparente es inversamente proporcional a la cantidad de palmito que luce. Tiene algo de exhibicionista circense a puertas cerradas y espectáculo suspendido sine die.

Es mujer y no mujerona. Es muchacha no pasada de rosca. Sabe latín – es un decir- y por el contrario a veces juega al despiste. No sabemos qué perfil la favorece más, si el derecho o el izquierdo. Si mira de reojo, casi podemos leerle el pensamiento. Si mira de frente, los párrafos caen en cascada. Habla mucho esta joven por el altavoz de la retina.

La espontaneidad de Instagram

¿Se avergüenza de su cuerpo? No, todo lo contrario. ¿Es un cuerpo tal cual de fábrica o ha sido trastocado en su modelaje a posteriori? Digamos casi el 95%  natural. Su pasarela preferida es la espontaneidad de Instagram. Como no tiene parangón, desfila en quietud por las dependencias de sus mansiones.

Instagram es el desfile que más tendencia crea a partir de una propuesta de Kylie Jenner. Ella marca la cadencia de su ídem. De su marca personal que es valor añadido. Kylie Jenner no se alía con la miseria del sentimiento postizo. Ni con la cáscara de lo superfluo. El cuerpo también genera su propio lenguaje. Su lenguaje no verbal. Su lenguaje corporal.

Defensa del buen gusto

Kylie Jenner no es un juguete roto vestido de las mejores marcas internacionales. Kylie Jenner no es una pieza de teatro manufacturada por prestidigitadores de poca monta. Su feminidad es una defensa del buen gusto. Es una interpretación de la elegancia al margen del modelo que porte. Kylie Jenner es una calificación alta de la sensualidad.

Parece una mujer fatal, pero no lo es. Parece una mujer letal, pero no lo es. También parece una mujer total y sí lo es. Venimos deslizando y desglosando los porqué de su fisonomía vip. Y hay tres datos que no suelen ser moneda de cambio. Altura, peso y número de pie. ¿Sabemos las respuestas? Salgamos de dudas respectivamente: 1,68, 62 y 38.

Tres cifras que reproducen al punto unas dimensiones. Tan reales como su propio contorno. Números que no son química pero sí física. Las dioses no son gigantes en centímetros sino en su capacidad de diferenciación. He aquí, a no dudarlo, un ejemplo paradigmático.

3 datos desconocidos sobre Kylie Jenner