sábado. 20.04.2024

A los famosos -caso de Kylie Jenner- se les observa no en lontananza. No se soslayo. No de pasada. No de reojo. No de tapadillo. No en distancia. No por control remoto. No con mando a distancia. No a la chita callando. No al bies. No en diagonal, no de manera transversal, no como quien no quiere la cosa, no disimulando, no en lejanía.

A los famosos se les observa con lupa. Con cristal de aumento. Con gafas de culo de botella. Con nitidez. Con cercanía detectivesca. Con cercanía a cada paso. Con luz y taquígrafos. Con acta notarial. Con perseverancia. Con nariz en cogote. Con insumisión, con intromisión, con descaro, con anticipación.

Patrimonios universales

Un famoso es colocado a voluntad o todo lo contrario en el escaparate de los patrimonios universales. Sobre la alfombra morada de las pertenencias de millones de dueños con ojos abiertos como platos. La fama del otro pertenece a todos. Porque la fama es un concepto que otorga la masa de gente, las multitudes, la suma de agregados al fenómeno fan.

Kylie Jenner sabe a ciencia cierta la realidad de este sistema ya preestablecido. Las cosas son como son, para bien y para mal. La fama es indomable y, además, adquiere vida propia. Zigzaguea a sus anchas. Y se mueve a veces a capricho y en otras ocasiones como derivación  de una consecuencia natural de los hechos. La fama es juguetona, tanto que sus reglas las establece ella misma y ni están escritas en ninguna parte.

Impacto en seco en las fotos de Kylie Jenner

Kylie Jenner es paradigma de fama. De presentación y asentimiento sobre el tapete de la moda y los modismos. Kylie Jenner es como un volcán de impacto en seco. Quema como el fuego abrasador pero asimismo refresca como una catarata de colores en tonos azules. Kylie Jenner es el tacón alto del glamour hecho noticia.

Kylie Jenner

Pero Kylie Jenner también es la percha de la moda. Y el maniquí de una pasarela denominada redes sociales. Y la contraseña de la ropa inédita. Y el estampado y la estampación de lo posmoderno en un armario abierto de posibilidades y combinaciones. Sorprende a cada paso. Aunque sea un paso de foto fija.

Y en la foto fija debemos detenernos. Porque quizá Kylie Jenner, que está a la última, que sabe adquirir porque sabe comprar de una manera muy selectiva, abuse excesivamente de la pose quietista. De la sesión fotográfica robotizada. De la clasificación del flash. De la inmovilidad

Es decir: ¿debe ser más natural en el resultado de publicaciones en redes sociales? ¿Hasta qué punto se nota demasiado toda la sofisticada preparación secuencial de sus fotografías para convertirlas en algo postizo? Fotos muy predeterminadas, muy de diseño, pero carentes de soltura. De chispa.

¿Carecen de naturalidad las fotos de Kylie Jenner en redes sociales?