sábado. 20.04.2024

Hay artistas que son mujeres de armas tomar. Hay artistas que son mujeres de bandera. También hay artistas que no presumen de nada al abrigo de su espectacular belleza natural. Hay artistas que por el contrario son consideradas casi de plástico en razón de sus muchas operaciones de cirugía estética. ¿En qué clasificación podemos enmarcar a Kylie Jenner?

En ninguna concretamente. Quizá se aproxime más a la artista de belleza natural, aunque tampoco, porque también se ha retocado algún que otro perfil. Ya por la red de redes flota una fotografía comparativa de su rostro en el antes y el después de dichos retoques.

Acertar en la mejoría

Suele ser hábito común en las estrellas. Kylie Jenner ha acertado en sus mejorías. No ha protagonizado una transformación monstruosa. Todos conocemos famosas que literalmente han dejado de ser la que siempre fueron. Perdiendo su guapura de nacimiento para convertirse en otra persona menos agraciada y por lo común de pómulos hinchados.

Eso es fallar en la diana, salir el tiro por la culata, jugar a caballo perdedor y desdibujar el sentido de la medida. Es se llama marrar en la intentona, pecar de avaricia estética, jugar sin entrenamiento y entregarse a la predicción no sincronizada de un resultado físico que reporta desagradables sorpresas.

Pasarse de frenada

Pasarse un poco de frenada en el retoque es lo que tiene. Que ya es irrecuperable el centro de gravedad de su identificación física. Con lo que incluso se pierde de alguna inmediata manera ciertos soportes de la propia identidad.

Kylie Jenner, al menos por el momento, no se registra en este listado de desvaríos archiconocidos (mejor ahorrarnos nombres de aquellas actrices, pongamos por caso, que renacieron en un físico peor tras el paso obsesivo -o no tanto- por el quirófano). ¿A que el lector ya piensa en algunos ejemplos que enseguida vienen a la cabeza?

La optimización del rostro

Kylie Jenner es inteligente en este sentido (y en otros muchos). Ella ha dado con la optimización de su rostro. Puro Kardashian. Y ya sólo queda lucirse toda ella. De pies a cabeza, de la coronilla a los tobillos. Se gusta como tal y no tiene el mínimo complejo en mostrarse. También su cuerpo es distintivo de marca y no sólo al arrullo de su naturaleza de modelo.

Que no posea complejos es un factor positivo. Porque no existe mejor maniquí para sus modelos que el propio en carne y hueso. Y alma y corazón. Y latido y sentimientos. Además de pose y mirada. Y estatura real y generosidad de formas. Y serenidad de enfoque y potencia de creatividad.

Aupar el detalle

Con todo y con eso, o precisamente en esta dirección, observamos cómo Kylie Jenner prefiere mostrar algunas partes de su cuerpo de un modo decididamente preferente. Hay que ver muchísimas de sus fotografías en Instagram para llegar a esta conclusión, para aupar el detalle, para cazar el aserto, para descubrir este guiño…

¿Cuál es una de las partes del cuerpo que más gusta a Kylie enseñar? La prueba del algodón de sus ilustraciones en red de redes lo delatan. No hay más que observar con cierta atención. No hay más que posar la mirada allí donde la repetición indica a las claras esta preferencia.

Es una verdad visible. Es una palabra de honor precisamente en eso: en el estilo de trajes palabra de honor. Porque nos referimos a los hombros. Hombros al aire. Hombros desnudos que ella muestra sobre una espalda bien proporcionada. Hombros que son simetría alta de una belleza, sí, que campa a sus anchas con mando en plaza. En la plaza del gusto y la aceptación de su multitudinario público.

¿Cuál es la parte del cuerpo que más gusta lucir a Kylie Jenner?