martes. 16.04.2024

Kylie Jenner es así. Insólita, indómita e indomable. Entre sus virtudes se halla la capacidad de sorpresa. Por esta razón juega tanto a ser resbaladiza en cuanto a las publicaciones en su red social por excelencia: Instagram. Su red social por antonomasia, allí donde el pulso diario vale más que mil palabras.

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Como su propia imagen, como la imagen hecha fotografía de esta mujer que tampoco podemos decir que sea de armas tomar. ¿O quizá sí? Juzgue, juzgue el lector, saqué a colación  todos los perfiles de la empresaria. Regatee la intensidad de la virtud poliédrica de quien maneja con destreza sus diversos registros.

Bienvenida y bienaventurada

Registros que lo son de famosa bienvenida, bienhadada y bienaventurada. También el de madre de pro. Y el de modelo de pegada mediática. Y el de empresaria que planifica su emprendimiento según previos estudios de mercado. Y, por descontado, el de integrante de un clan total -las refinadas y de continuo refundadas Kardashian-.

Kylie Jenner es carne se Instagram. En esta red se mueve como pez en el agua. Como Pedro por su casa. Es un animal del escenario público y publicado de Internet. Lo suyo es la matemática de lo visual. Porque apuesta doble contra sencillo por el efecto multiplicador de cada fotografía que eleva al Parnaso de la unánime admiración incluso poética de sus millones de fans.

El éxito, ese máximo común denominador

Cada imagen es suma y es multiplicación en efecto. Y máximo común denominador. Y éxito al cuadrado. Como una ecuación de curvas nunca peligrosas pero sí sinuosas en la calculadora de su sensualidad.

Kylie Jenner es como la contabilidad del experto: que siempre da superávit en la administración de su patrimonio. Y el se Kylie comienza por el propio físico. Un cuerpazo que también reporta sumandos, dividendos y pingües beneficios.

Así ha sucedido de nuevo, como un afluente inédito que da al mismo río de la belleza edénica. Pongamos que hablamos de una de sus últimas fotografías en Instagram. Sin pudor y sin rubor. Como así han de actuar las almas posmodernas: librándose del corsé de lo establecido y del cliché del sistema pegajoso de las modas impuestas.

Modas de última jornada y última hornada

Modas de última jornada y de última hornada que Kylie Jenner no cultiva porque ella apuesta por la mismidad. Por la singularidad del yo, me, mi, conmigo. O sea: por el sello de lo personal. Y no por el troquel de lo impersonal. Ahora, sí, ha vuelto a cubrir los espacios con el calambre de sus curvas.

Con el calambre y con el alambre de sus curvas. Con el sentido no figurado de su anatomía de alto voltaje. Con la cláusula de lo casi prohibido, como la noche erótica del ensueño de un adolescente. Kylie procede a saltarse las pautas establecidas por los arquetipos ajenos. Ella no sabe del determinismo de un aborregamiento estéticsí

La esencia de lo diminuto

Ha lucido, sí, con bikini verde que es minimalismo de la esencia diminuta. Los ojos ajenos la observan mientras chapotean en el deslumbre. Si la tuviéramos que redefinir, ¿cómo la apostillaríamos? En su calidad de diva en ciernes o de socialité en quinta marcha que avanza a velocidad de relámpago?

Ella misma escribió y describió esta ilustración de su radiografía carnal: "Mi cuerpo sigue vicioso. Estoy en el gimnasio simplemente trabajando en mi estado físico. Él es mi testigo". Unos versos que corresponden a la canción Fergalicious (2006) de Fergie.

https://www.youtube.com/watch?v=5T0utQ-XWGY&ab_channel=FergieVEVO

No es el único bikini de infarto que ha puesto en el escaparate de su red. Hace unos días igualmente, la modelo rompía barreras con otro dos piezas color negro que, de repente, ha causó la avalancha de más de 12 millones de “me gusta”. 12 millones. Lo dicho: las matemáticas del triunfo sin marcha atrás.

Kylie Jenner en Instagram: “Mi cuerpo sigue vicioso”