viernes. 19.04.2024
La moda otra industria que se sube al carro de cuidar el planeta
La moda otra industria que se sube al carro de cuidar el planeta

El mundo de la moda está marcado por la fast fashion, un modelo de producción que permite tener una colección completa en apenas 20 días. Este hecho ha provocado que la moda minorista haya duplicado su producción desde comienzos de siglo XXI, alcanzando la cifra de 100.000 millones de prendas producidas anualmente en el 2014. No obstante, este aumento de la producción no se ha traducido en una mayor duración de las prendas. Al contrario, la ropa que adquirimos hoy en día dura de media la mitad de tiempo que hace quince años. Por ello, frente a un ritmo de producción sumamente acelerado y contaminante, ha tenido lugar el auge de la ropa orgánica.

Innovación y sostenibilidad

Pese a que los datos son desalentadores, los productores y consumidores de moda cada vez son más conscientes de que la industria necesita implementar cambios de cara a hacer su producción más sostenible. Por esta razón, son muchas las compañías, incluidas las minoristas de ventas masivas, que han optado por empezar a integrar los principios de sustentabilidad en su modelo y estrategia de negocio. 

Uno de los principales cambios en el sector se ha producido en el ámbito de los materiales para la confección de la ropa. No obstante, son muchos los factores que se deben considerar para determinar que un material es sustentable. Los dos principales son la renovabilidad y la fuente de la fibra, es decir, el tipo de proceso a través del cual la fibra cruda se convierte en un textil. Asimismo, en consonancia con la necesidad de pelear contra la contaminación, también se tiene en cuenta la huella de carbono de cada material. 

Las fibras naturales son aquellas que se encuentran en la naturaleza y que, por lo tanto, no son fabricadas a base de petróleo. Generalmente, son utilizadas en la industria de la moda sostenible y se pueden clasificar en dos grandes grupos: celulosa o fibra de plantas y proteína o fibra animal. 

En el primero de los grupos, el de la celulosa, se inscriben materiales tan extendidos como el algodón. Con todo, en muchos casos, este material es cultivado en producciones químico-intensivas. De hecho, en el cultivo del algodón se utilizan aproximadamente el 25% de los insecticidas del mundo y más del 10% de los pesticidas, por lo que su producción no siempre es tan sustentable como pensaríamos. En cualquier caso, dentro de este grupo también se encuentran materiales como el yute, el lino, el cáñamo, el ramio o el bambú, entre otros. 

En el segundo de los grupos, el de las proteínas, podemos encontrar aquellas fibras que provienen del mundo animal como la lana, la seda, el angora, la alpaca, la llama o el cashmere, entre otras. Así, al igual que sucede con los alimentos orgánicos, hay un buen número de fibras que cumplen con los requisitos de sustentabilidad. 

Finalmente, también podemos encontrar un tercer grupo de fibras recicladas. Estas fibras están hechas de pedazos de telas recogidas en fábricas, que se procesan nuevamente en fibras cortas para girar en un nuevo hilo. En cualquier caso, hay muy pocas instalaciones en el mundo que sean capaces de procesar estos recortes, por lo que muchas veces no es la opción más sencilla de encontrar. Sea como sea, el fin de la ropa low cost ya está aquí.

La moda: otra industria que se sube al carro de cuidar el planeta