viernes. 19.04.2024

Una influencer debe arrasar en redes sociales. Debe hacerlo sin pudores. Esto bien lo sabe Kylie Jenner. Debe, sí, arrasar. Sin someterse al dictamen de ninguna duda interior. Sin pensárselo dos veces. Sin dudar sobre la calidad de sus publicaciones. Sin ser dubitativa sobre el impacto o no impacto que ocasionará cada movimiento personal en este sentido.

Una famosa de la calidad de Kylie Jenner ha de creerse la reina de Instagram. Porque la reina de un ámbito no sólo ha de serlo sino también parecerlo. Darlo a entender. No fingirlo sino protagonizarlo. Encarnarlo sin texturas de ficción. No simular nada. No impostar nada. No engolar nada. No fingir nada. No forzar nada.

Autenticidad del ser

Una modelo de la belleza de Kylie Jenner ha de actuar como ella hace, que es la raíz de su triunfo en el número de seguidores. Seguidores que se cuentan por millones porque advierten una autenticidad del ser en todo cuanto observan en las redes de esta guapa millonaria. El dinero no lo es todo, como icono mundial, si no se advierte una sinceridad de fondo.

Kylie Jenner gusta gustar. A ella, en efecto, le gusta gustar. Pero no a cualquier precio. Sino de un acto de convencimiento interior que se proyecta hacia el exterior. Ella es exigente consigo misma. No sólo en el trabajo, también en la valoración de su físico…

Admitir la evidencia

Y sin apelar a ninguna clase de megalomanía, sino todo lo contrario, Kylie Jenner admite la evidencia: es una chica bella. Y, cómo no, por esta razón defiende su atractivo físico. Y lo fomenta. Y lo exhibe. Se exhibe en las redes. Sacándose, dicho sea de paso, el mejor partido posible.

Hay quienes, creyéndose estrellas influyentes en las redes, no cesan de sobrevalorarse creando a la vez una irrealidad de plástico. Y una cáscara insípida en sus publicaciones. Lo que no puede ser pues no puede ser y además es imposible. El querer y no poder es una de las hipocresías fácilmente detectables en Internet.

El público sabe detectar

El público no es iluso, la policía no es tonta -tal se dice coloquialmente- y aquí nadie ha inventado la pólvora. Kylie Jenner es honesta. Repetimos: gusta gustar en una coquetería que cuida al mil por cien. Ella es un maniquí de carne y hueso que nada plastifica.

No está encantada de conocerse en una ufanía absurda: tan solo se rinde a los pies de la realidad. Pero no únicamente de cara, de rostro, sino también de cuerpo. Y por esta razón lucir palmito en bikini de pequeño tamaño es un signo de exhibición bien entendida.

Diferenciando facetas

De hecho últimamente está publicando en Instagram fotos de relumbrón en este sentido. Es norma de vida. Kylie Jenner proyecta su feminidad. Es así su naturaleza. Y además acierta diferenciando su faceta de modelo con su faceta de madre. De madraza. Sus millones de fans lo saben y por esta razón continúan considerándola un referente.

Las redes sociales pueden mentir en función de algunas personas titulares de sus cuentas, por ejemplo, en Instagram. Vendiendo mentira por verdad. Las redes sociales pueden mentir pero no engañan. No engañan al público, que sabe advertir la veracidad. Ésta es la causa del triunfo de Kylie Jenner en las redes. Y por esta motivo sigue, sí, arrasando.

¿Por qué arrasa Kylie Jenner en las redes sociales?