jueves. 25.04.2024

Mucho y nunca demasiado se viene hablando por activa y por pasiva a propósito del proceso de demolición que la crisis del coronavirus está provocando sobre el mundo de la cultura. Es la materia más dañada. O una de las que más. La situación se agrava por momentos al desconocerse no ya los tiempos de la pandemia sino su fecha de caducidad. Incluso incidiendo en artistas internacionales de la talla de Billie Eilish.

Billie Eilish

Todo forma parte de una especie de prueba global en la que los brotes ya no dependen tanto del maldito virus como del acto colectivo de responsabilidad de todo hijo de vecino. Hay casos flagrantes e indignantes de falta de respeto al prójimo y de incumplimiento de la ley sanitaria que incumbe, como deber no opcional, a todos.

La cultura está siendo devastada. Sobre todo la que depende del espectáculo en sí mismo. La que depende del contacto con el resto de personas. La que depende de una aglomeración o de una unión de un número determinado de personas. Así, todo cuanto necesite un aforo. Así, todo cuando necesite un número de asistentes. Así, todo cuanto reúna al personal frente por frente a un escenario.

Del teatro al humor

Es el caso del género teatral. Es el caso del género humorístico. Y es el caso del género musical. Los actores de teatro se están salvando de la quema por algunos papeles cinematográficos y televisivos. La industria del cine sí está plantando cara. Pero, claro está, son minoría los que tienen acceso a un cambio de género, de formato, en este momento de tan complicada salida laboral.

Los humoristas no digamos. Con meses, largos meses, sin generar ningún tipo de ingreso. Y los artistas del género musical protagonizan un cierre permanente y no precisamente por vacaciones. Ni por acumulación estresante de trabajo, sino muy al contrario. Pandemia versus conciertos. Es complicado celebrar una gira en franca minoría de concurrencia y en la obligatoriedad de guardar las distancias sociales establecidas.

Algunos artistas ya han tomado decisiones determinantes. Decisiones que constituyen mala noticia para ellos y para todos sus seguidores. Para todos sus fans. Pero no queda más remedio. A la fuerza ahorcan. El artista de masas debe ser ejemplar en su trabajo artístico y debe ser ejemplarizante en su comportamiento cotidiano…

Billie Eilish: Precavida, preventiva y sensata

Así el caso de la cantante Billie Eilish. Tanto ella como su equipo han tomado una decisión. Una decisión precavida. Una decisión preventiva. Una decisión sensata. ¿De qué se trata? Pues de la cancelación de su gira mundial 2021. ¿Un jarro de agua fría? Más bien la crónica de una suspensión anunciada que sin embargo ninguno de sus millones de fans querían ni siquiera imaginar.

Ha sucedido que ya venían suspendiendo de manera paulatina el inicio de la gira que se debería haber celebrado en el presente 2020. Este 2020 tan aciago. Las suspensiones venían forzadas por el gradual empeoramiento de la crisis sanitaria. Todo en un mar de incertidumbre que ha imposibilitado, en estos meses, la vuelta a los escenarios.

Pero ya no ha quedado más remedio que coger el toro por los cuernos. Y no andar a la deriva de tantos interrogantes. No se podía tener con el corazón en un vilo a los fans. Todos ellos -que constituyen legión- forman su público. Un artista se debe a su gente, a quienes compran su música, a quienes llenan todos los aforos.

Dinero de las entradas

La estrella del pop, Billie Eilish debería haber reanudado su periplo ya durante el próximo 2021. Pero ha optado por la suspensión. De hecho devolverá el dinero a todos cuantos seguidores habían comprado entradas para algunos de sus espectáculos. Eso se llama actuar en consecuencia.

La noticia ha sido dada a conocer por la propia artista a través de sus redes sociales. Ha lamentado enormemente este desenlace. Sobre todo después de tantísimos meses de duro trabajo. Ha intentado hasta la extenuación buscar alternativas. ¿Para qué?

¿Para qué ha buscado alternativas? Pues al menos para poder ofrecer recitales en unas condiciones seguras. En unas condiciones que garantizaran las máxima seguridad. Había contemplado “varios escenarios”, pero al cabo la vocalista y su equipo, sus colaboradores más próximos, han concluido que el concepto de su espectáculo no permitía restricciones. Sobre todo tan severas como las que actualmente se exigen.

Billie Eilish entristece a sus millones de fans con una dura noticia