
La vida de Isabel Pantoja se ha convertido en un circo al que no cesa de crecerle los enanos. Cuando el infortunio viene en derechura, todas las desdichas se alinean unas detrás de otras. Como una hilera de circunstancias que juegan a la rueda de San Miguel.
La cantante vive uno de las peores etapas de toda su propia trayectoria personal. Que un hijo presente batalla a su madre no debe ser plato de buen gusto. Más aún cuando las razones del desencuentro es espectáculo nacional. Y morbo de multitudes. Y jaleo de escarnio.
Enfrentarse a un nuevo juicio
No corren buenos tiempos para Isabel Pantoja. Ahora está obligada a repetir el matiz más desagradable de su anterior pesadilla. A la tonadillera no le queda otra: se enfrenta a un nuevo juicio por delito de insolvencia punible y la Fiscalía pide para ella 3 años de prisión. ¿3 años de prisión?
Más datos: los presuntos hechos delictivos se remontan al año 2015, justamente cuando la cantante estaba en prisión por el Caso Malaya. Un drama personal que se extendió a la curiosidad de todo un país. Morbo, sí, y carnaza para programas de televisión y revistas especializadas en los asuntos del corazón.
Los poderes de Agustín
Entonces su hermano Agustín Pantoja -ahora también reconocido como tito Agustín-, siempre con plenos poderes sobre los asuntos de Isabel, procedió a pagar una deuda que Panriver 56 S.L. –una sociedad de la que Isabel Pantoja es administradora única – había contraído por unas obras realizadas en su casa de Marbella a la constructora Codabe en lugar de hacerlo a Hormofer, que era a la fin y a la postre el verdadero acreedor de la deuda (tras que la primera constructora se la vendiese a su vez).
Un error que se desconoce si fue aposta o no. Un desliz, un descuido o despiste. ¿Por qué no se dio en la diana? ¿Por qué no se hicieron las cosas conforme a la corrección? Lo cierto y seguro es que Hormofer se querelló contra Codabe y contra Panriver por beneficiarse mutuamente en perjuicio de sus derechos de crédito. Todo fue un despropósito. Un acción aliñada de claroscuros. Un extraño menjunje burocrático.
Recurrir la imputación
Acto seguido sucedió lo previsible: la tonadillera recurrió su imputación. Lo haría a la Audiencia de Málaga. ¿En qué se basó? ¿Qué alegó? Simple y llanamente desconocimiento. Sostuvo que ella no pudo participar en delito alguno. ¿Y por qué? Porque estaba en prisión en ese preciso momento. En prisión, sí, ajena a todo, encerrada en toda imposibilidad. Sin margen de maniobra para nada.
La cantante recurrió pero no le han dado la razón. La Fiscalía ha rechazado el recurso. A tenor de cuanto se desprende del escrito del fiscal, hay indicios de que dicha sociedad de Isabel Pantoja conocía a la perfección el verdadero acreedor de su deuda, Hormofer, y por ende se actuó aposta a sabiendas de que lo perjudicaba.
La sociedad equivocada
Agustín saldaría la deuda con la sociedad equivocada, lo que ha provocado que se encuentre en la actualidad con la acusación manifiesta, es decir, por cuatro presuntos delitos penales, a saber: apropiación indebida, estafa, insolvencia punible y alzamiento de bienes.
Panriver 56 S.L debía 114.000 euros, pagó un total de 62.759, de ahí que Isabel Pantoja se enfrenta a tres años de prisión por presunto delito de cooperadora necesaria de Codabe para cometer un delito de insolvencia punible.
¿Qué pide la Fiscalía para Isabel? Tres años de cárcel, una multa de 18 meses a razón de 20 euros al día y una inhabilitación para el derecho de sufragio pasivo durante la condena. ¿Vuelve la misma pesadilla para la Pantoja?