viernes. 19.04.2024

Pongámonos en situación porque el suceso parece extraído de otra época. 15 de noviembre de 2020. Apenas tres o cuatro minutos pasaban de  las nueve de la noche. Nos situamos en Torredembarra, Tarragona. Nada perturba la tranquilidad de el momento hasta que, de sopetón, un hombre es atacado en medio de la calle. Un ataque que acontece de buenas a primeras…

El hombre cuenta 39 años de edad y es de nacionalidad marroquí. La agresión se produce delante de un supermercado de la zona. Todo apunta a un posible delito de odio por “ser cristiano”. La Policía Local de Torredembarra recibió tan sólo una llamada, pero fue suficiente. La llamada de un vecino, que detalló lo que había sucedido.  Lo que había sucedido y asimismo lo que había oído.

Los agentes llegaron al lugar de los hechos de inmediato, hablaron con el agredido y, pese a que incluso abrieron diligencias, solicitaron al hombre se presentara en comisaría para de este modo formalizar la denuncia y poder continuar con investigación. Era preciso avanzar en ésta. Curiosamente, este hombre jamás se representó. ¿Por qué no lo haría?

Despedirse haciendo novillos

¿Qué motivos le llevaría a hacer mutis por el foro? ¿A hacer novillos ante las autoridades? ¿A despedirse de antemano a la francesa? ¿Qué  causas han imperado para que el agredido se quitara de en medio sin decir ni media palabra? ¿No estaba acaso la policía a su favor?

Con todo y con eso, la policía de Torrembarra ha continuado con las investigaciones. Investigaciones que de hecho han dado sus frutos. Porque de entrada han podido aclarar que los tres agresores eran también de nacionalidad marroquí, un dato que llama poderosamente la atención. Los tres marroquíes y los tres muy jóvenes. ¿Fue un altercado premeditado? ¿Estaba planeado de antemano?

Los tres agresores aún no han podido ser identificados. Ellos, ni cortos ni perezosos, como almas que lleva el diablo, con una actitud mezclada con ira,  no cesaron de darles golpes a la víctima, le robaron el pasaporte y el bolso. Y hasta le insultaron arrancándole una cruz que llevaba  al cuello…

La cruz universal

Fue un detalle curioso. Fue un detalle revelador y que podría conllevar el adelanto de una explicación. La cruz. La cruz que llevaba al cuello. Dicha cruz, con todo su universal significado. Esto alertó a la policía. Se trataba de una pista, de una pista muy llamativa, que hablaba por sí misma. No tiene sentido atacar a uno de los suyos sin un motivo que justifique esta agresión. Una agresión gratuita, una agresión sin ton ni son.

La policía ha ahondando. Y han hablado con varios testigos de los hechos. Y deducen una justificación de lo sucedido. El hombre fue agredido por tres compatriotas. Fue agredido por tres que querían a las bravas recriminarle el hecho de haberse convertido al cristianismo. No hay otra explicación. Y por ello le robaron la cruz que llevaba al cuello. Algo, para ellos, absolutamente inadmisible.

Se trata, por consiguiente, de una agresión claramente relacionada con un delito de odio religioso. Los investigadores contemplan que el hombre agredido, al margen de su nacionalidad marroquí, profesa la religión cristiana. Una actitud lícita, una libertad de elección. Libertad de pensamiento y libertad de creencia.

La persona agredida acababa de salir de una iglesia. Había participado en un oficio religioso. Y sucedió que los tres jóvenes comenzaron a seguirlo. A molestarlo. Hasta el punto de iniciar una retahíla de insultos. Todos basados en su cambio de religión. Se lo achacaban. Se lo reprochaban. Hasta que finalmente lo agredieron y robaron el pasaporte y el bolso que llevaba. No se presentó en comisaría a formalizar la denuncia por miedo a nuevas agresiones.

Marroquíes agreden, roban e insultan a un compatriota por hacerse cristiano