viernes. 29.03.2024

Muere de meningitis tras 75 horas atada en la unidad psiquiátrica

Historia impactante la de Andreas Fernández González, una joven que falleció a los 26 años después una negligencia médica en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA)

Andreas, como informa El PAÍS, sufrió una infección grave que no se diagnosticó ni trato de la mejor manera, ya que fue considerada paciente psiquiátrica.

Durante la mayor parte del ingreso, casi cuatro días, Andreas estuvo atada a la cama. Su familia no pudo visitarla porque el hospital no lo permitió. La última vez que su familia la vio con vida fue el lunes 24 de abril de 2017. La autopsia reveló que su muerte se produjo por una meninguitis linfocitaria sumada a una miocarditis

Tras lo sucedido, Aitana, de 23 años, presentó una denuncia tras la muerte de su hermana, tal y como recoge EL PAÍS. “Mi primer abogado quería ir por la vía administrativa. Decidió no aportar el historial clínico, por lo que la juez determinó que se trataba de una muerte natural y el caso se cerró. Pero yo quería ir por la vía penal”.

Así, Aitana, junto a una nueva abogada, Alejandra Gutiérrez, consiguió que el caso se reabriese en febrero de 2018: “Entonces sí presentamos la historia clínica completa y pedimos que declarasen los siete denunciados”, señala la letrada.

El 24 de abril de 2017 fue el día que Andreas falleció. La joven, de 26 años, era licenciada en Psicología y estaba opositando. “A principios de abril mi hermana empezó a encontrarse mal. Yo estaba de viaje y me escribíawhatsappsdiciendo: ‘Aitana, estoy muy malina’. En el ambulatorio le diagnosticaron una amigdalitis aguda y le pautaron antibióticos. Cada vez estaba peor. Cuando volví de viaje, como en el ambulatorio siempre le decían lo mismo, fuimos a urgencias del HUCA”.

El martes 18 de abril fue el primer día que Andreas acudió al HUCA. El informe médico de ese día apunta que tenía “fiebre y amigdalitis desde hacía dos semanas” y que estaba tomando amoxicilina. Además de tener picos de fiebre, el análisis de sangre mostraba valores muy por encima de lo normal de la proteína C reactiva, de los leucocitos y de los neutrófilos.

Ese mismo día, por la tarde regresa por la tarde porque “escucha ruidos”. El informe de esta segunda consulta en urgencias reitera la amigdalitis aguda y placas pustulosas, pero incluye los antecedentes psiquiátricos de la madre, esquizofrenia, y del padre, depresión mayor, de Andreas. Al día siguiente, 19 de abril, acude de nuevo al hospital por “cuadro de ansiedad”.

A las 22:58 horas del jueves 20 de abril Andreas ingresa de manera voluntaria en la unidad de psiquiatría del HUCA. A la mañana del día siguiente, la joven dice que quiere marcharse del centro. La psiquiatra responsable del caso de Andreas considera necesario que siga internada por su estado de agitación, así que el ingreso se torna involuntario y se prescribe contención mecánica a las 13.38. Esta situación de privación de libertad se mantendrá desde esta hora hasta la muerte de Andreas.

El hospital comunica, el sábado 22 de abril, al juzgado de guardia el ingreso involuntario de la paciente a las siete de la tarde. Aunque esto, además de la contención mecánica, se había aplicado a las 13.38 del día anterior. Han pasado algo más de 30 horas, pese a que la ley obliga al hospital a informar antes de 24.

Un día después, el domingo 23 de abril de 2017, el forense de guardia visita a Andreas para valorar el ingreso involuntario y el lunes emite su informe favorable a la decisión del hospital. A primera hora de la tarde, Andreas entra en parada cardíaca y fallece a las 17:17 horas. El martes 25 la jueza firma el informe elaborado por el forense sin saber que la paciente había fallecido el día anterior.

Tras todo lo ocurrido y dos años después, la familia sigue a la espera del informe del forense. Como informa EL PAÍS, hay siete médicos denunciados e investigados por “homicidio por imprudencia profesional grave” que ya han declarado en el juzgado.

“Hubo una dejación total de funciones. No es que pusiesen medios para ver qué le pasaba y aun así no diesen con la causa. Es que no le hicieron pruebas, a pesar de que ella siempre decía que tenía algo orgánico”, relata Aitana.

“Cuando la gente sabe que una persona tiene un problema psiquiátrico, ya no la ve del mismo modo. Y los profesionales, tampoco. No es lo mismo que proteste alguien que no tiene nada a que lo haga alguien con un diagnóstico de psicosis. Le restamos credibilidad”, valora el psiquiatra José María Fernández.

Muere de meningitis tras 75 horas atada en la unidad psiquiátrica