viernes. 29.03.2024
Pablo Iglesias
Pablo Iglesias

Pablo Pinocho lo llama Carlos Herrera. Con no poca razón. Porque Pablo Iglesias ha hecho -hizo- del embuste su arma guerrera, su estrategia de trabajo, su táctica política y su promesa en falso. Ha manejado la mentira como quien reparte caramelos a la puerta de un colegio antiguo. Su dicción ha contribuido a ello. No ha cesado de destilar una dialéctica capaz de encantar serpientes, de embobar a propios y extraños y de jugar al un, dos, tres, pollito inglés cuando las velocidades y las paradas en seco así lo exigían.

Los políticos de España estaban de Pablo Iglesias hasta la coronilla. Llegó sin nada al orbe con mando en plaza y se marcha con los bolsillos llenos, paga millonaria por partida doble y un chalet que es casoplón pagado y libre de hipotecas. Eso se llama llevar por bandera el comunismo de base. Por los bemoles de la desvergüenza de las propias siglas.

Pelotazo económico

Ha sabido dar el pelotazo con el dinero de los españolitos de a pie que jamás lo eligieron para las altas cotas de representatividad que ha alcanzado por acuerdo y por demérito del presidente Pedro Sánchez. A la chita callando ambos han hecho de su capa un sayo. Y de su pericia ilegítima un beneficio pro domo sua. El caso es barrer para casa y para la cuenta bancaria propia contra todo pronóstico. En ellos la avaricia no rompe el saco.

En efecto Pablo Iglesias ha sido el rey del engaño. Mentiras y gordas ha lanzado a tropel. Sin reparo alguno. Veamos algunas, por ejemplo, relacionadas con la crisis sanitaria. Una crisis que pilló tan fuera de juego al líder -ahora destronado- de Unidas Podemos que sólo supo ligarse a su manejo habitual de faltar a la verdad. ¿Para qué cambiar de norma si ésta le venía al pelo sujetado en forma de coleta?

Faltar a la verdad por norma

Veamos algunas. Dijo que “estamos siendo una referencia para países sobre lo que hay que hacer”. Primera en la frente de la irrealidad. Otro embuste estriba en que España, al contrario de su afirmación, no fue de los primeros países afectados por esta pandemia. Verbigracia ahí tenemos a Corea de Sur. Tampoco fue España el primer país en cerrar la economía y la sociedad. Parece que Pablo Iglesias se salta a la torera el caso de Italia.

Iglesias aludió a que actuaron según el tiempo marcado por las autoridades competentes. Incierto. Debía haber reconocido que en puridad se actuó demasiado tarde y esto en base al objetivo invariable de la celebración de las manifestaciones del 8M. No siguieron ni de lejos, como él subraya, las indicaciones de las Autoridades Sanitarias Europeas….

Pablo Iglesias

La carga ideológica

El propio Pablo procuró victimizarse bajo el paraguas del feminismo, al que usó de mala manera, tras las críticas del 8M. Pesó más la carga ideológica del 8M que la salud de los españoles. En contra asimismo de sus aseveraciones, tampoco se tuvo en cuenta el precedente de Japón o de Italia en la crisis del coronavirus. Y por esta evidente razón se retrasaron las medidas de la contención y del confinamiento domiciliario.

Otro mentira que entra en contradicción en boca de Pablo Iglesias: afirma que nadie podría haber previsto esta pandemia, y que era lógico que así sucediera esta sorpresa, pero de otro lado entra en flagrante contradicción cuando apenas unos minutos después admite que es inadmisible que España no estuviera preparada para fabricar de inmediato mascarillas y respiradores.

Dice Pablo Iglesias, al respecto de la pandemia, que “en momentos de crisis los monstruos emergen pidiendo poder”. ¿No es precisamente su caso pues no ha vacilado en reclamar el poder absoluto aprovechando el acecho de una pandemia que por cierto ha gestionado de manera lamentable?

Pablo Iglesias y sus mentiras sobre la crisis sanitaria