jueves. 25.04.2024
Dani Rovira y Clara Lago
Dani Rovira y Clara Lago

En una relación amorosa siempre existen vínculos que otorgan sensación de eternidad. Es norma común: suele suceder así. Los vínculos afectivos se pertrechan, se imantan, se integran, se funden en un solo haz, se concatenan. Esto lo saben bien, lo saben por largo, Clara Lago y Dani Rovira. Dos actores hechos a sí mismos. Dos actores cuyas carreras siempre partieron en una trayectoria in crescendo.

Clara Lago y Dani Rovira o a fortaleza de la emoción del amor. Porque el amor contiene sus códigos tanto secretos como sagrativos. Es un modo de atar en corto lo que tiene tiro largo. Es un modo de sacar en claro cuanto de oscuro aportará la vida de manera paralela. De modo paralelo al amor. El amor, si es puro, sabe a amplitud, a totalidad, a detención del reloj y enormidad del contento propio.

Aprendizaje y desaprendizaje

El amor es un aprendizaje y desaprendizaje. Es una conversación entrecortada por los hipos de la emoción. Una composición a dos sin cautiverio de ninguna clase. Una dicción a modo de monologo interior que sólo pronuncia dulces palabras. Una poderosa raíz deseosa. Un elixir de la eterna juventud. Una materia que siempre es humana. Así fue el amor que sostuvieron/sostienen Clara Lago y Dani Rovira.

Y así lo mantienen aunque su amor ahora esté codificado de otro modo. No podemos decir que el sentimiento que ahora sienten el uno por el otro, el otro por la una, sea un amor de segunda clase por el simple hecho de que ya no sean pareja. Nones. Esto no puede quedar en un sucedáneo después de la autenticidad de los sentimientos que ambos se profesaron -hasta el tuétano de la verdad- durante su largo y hondo romance.

Dani Rovira y Clara Lago

Vinculante, colorido, colorista…

Quien lo probó lo sabe, dice el dicho, el aserto, el acierto, poético. El amor es vinculante, es dependiente a veces, es sanguíneo, es machihembrado, es tintineante, es colorido, es colorista. El amor nace con vocación, ya decimos, de eternidad. El amor no sabe de riendas desencajadas pero sí de riendas sueltas. El amor es como la cuadratura del círculo. Como el circulo pasional de unas horas que desean inmortalizarse en un tris, en una estampa de cristal e ilusión. De plateresco e imaginación.

Cuando el amor surge y una pareja cuaja, entonces el mundo se torna color añil. Como una mansedumbre que palpita sin cesar. Como el destino intermedio de toda posibilidad, de todo posibilismo. Ahora Clara Lago y Dani Rovira andan cada cual por su sendero. Es la traducción simultánea que concede normalidad a la ruptura de dos tortolitos adultos. Ellos, siendo pareja o no, siempre se sintieron libres. No hubo ninguna esclavitud de pensamiento frente al destino.

Sensación de estar juntos

Ninguna sombra manchada de oscuridad frente al horizonte. Hace dos años que rompieron su relación pero dan la sensación de estar juntos aún. Al menos de que apenas nada se ha fracturado entre ellos. Es como si manejasen a voluntad y por convicción el difícil don del equilibrio. Para que ninguna de las partes se sientan ni minusvalorada ni restada ni mermada emocionalmente. Así de inteligente, así de real y así de generosa es la circunstancias que mantienen unidos en la distancia a sendos actores.

Clara Lago está enamorada de nuevo, eso sí. De José Lucena, que es actor, músico y empresario (del sector de la hostelería). Una cosa no quita a la otra. A Dani Rovira le va viento en popa su carrera profesional. Ahora con interesantes y exitosas incursiones televisivas.

Suenan rumores

Por ahora suenan nombres de chicas cercanas a Dani Rovira. Rumores, son rumores… Pongamos que hablamos de Ana Guerra o de Inma Cuesta… La posible relación entre Ana Guerra y Dani Rovira sorprendió a todos. Hubo que aclarar por tanto que sólo sostienen una bonita amistad.

¿Qué ha aportado la ruptura de Clara Lago y Dani Rovira sin parangón hasta fecha presente? Pues que la palabra amor también tiene sus códigos transparentes -de otro modo, de otra forma, en otra concepción, en otro registro- entre dos ex. Serán ex pareja, pero no ex representantes del amor. Porque el amor no necesariamente ha de traducirse en la pasión, en la pulsión, en el enamoramiento de quienes, abrazados por Cupido, protagonizan el romance que sólo les pertenece a su propia historia, a sus propias vidas.

Dani Rovira y Clara Lago aportan un nuevo concepto de amor