sábado. 20.04.2024
Alberto Garzón y su idea de imprimir billetes de euro para acabar con la crisis
Alberto Garzón y su idea de imprimir billetes de euro para acabar con la crisis

¿Cómo no se le ha ocurrido a nadie antes? Eduardo Garzón, economista al igual que su hermano Alberto Garzón, ministro de Consumo en el Gobierno de Pedro Sánchez de PSOE y Podemos, da la clave para erradicar el desempleo en España.

La solución que propone Garzón, ex-asesor de Economía en el Ayuntamiento de Madrid de Manuela Carmena, es muy sencilla. Los países que crean moneda, es decir, que fabrican billetes, pueden crear todos los billetes que quieran, y luego contratar a los desempleados que hagan falta en sectores que considera estratégicos. 

Para el miembro de Unidas Podemos, la Teoría Monetaria Moderna propone una fórmula de política económica muy concreta con la que se pretende alcanzar el pleno empleo sin sufrir inflación. Es decir, si no hay desempleo subirían los precios al estilo de Suiza. Pero él da la solución para que esto no ocurra. Garzón propone que el Estado garantice un puesto de trabajo estable y en condiciones dignas a toda aquella persona que quiera y pueda trabajar creando billetes.

La impresión de euros es la solución siempre para Eduardo Garzón, quien no entiende por qué los Gobiernos no imprimen billetes, y así lograr un pueblo lleno de riquezas y ostentación. Billetes a mansalva y se acabaron las preocupaciones. Esta es su tradicional receta para salir de la crisis, imprimir a destajo billetes y crear billones de euros. Ya lo dijo recientemente: "¿Cómo que no hay fondos? El dinero es un invento del ser humano y se puede crear sin límites. El Banco Central Europeo ha creado billones de euros en muy poco tiempo. Pero para nutrir los mercados financieros, no para la economía real; ése es el problema, no que no haya fondos".

Esto fue criticado entonces por Toni Cantó quien señaló que esto es el ejemplo de la hiperinflación en Venezuela con productos básicos que cuestan millones de bolívares. En la misma línea, el exdiputado del partido 'naranja' Marcos de Quinto ironizaba: "¡Este genio acaba de solucionar el hambre en el mundo de una tacada!".

¿Imprimir billetes es la solución?

Eduardo Garzón es economista, pero simplemente hace política populista, y su idea económica le valdría obtener un 0 de calificación en cualquier examen realizado en cualquier Facultad de Ciencias Económicas del mundo. Incluso no hace falta ir a la Universidad si quiera para saber que el dinero, que los billetes de euros, no son riqueza en sí mismo, simplemente son un medio de pago, un medio de intercambio. La riqueza no se crea imprimiendo más billetes sino fabricando, construyendo, realizando servicios, etc. Es el resultado de la acción del hombre sobre los medios de producción lo que genera crecimiento y riqueza.

Si por ejemplo España produce productos y negocios por un valor de 1.000 Euros, el país sólo necesita 1.000 Euros para el intercambio de esos bienes. Si en cambio, se imprimen 2.000 Euros, esos bienes que valían 1.000 Euros ahora valdrían 2.000. Se produce así la inflación, lo ocurrido por ejemplo en Venezuela, donde los bolívares han perdido su valor y para comprar una simple docena de huevos se necesitan millones de esta moneda. Cuanto más dinero hay en circulación, menos valor tiene ese dinero.

Esto se le olvida a Eduardo Garzón, quien es de la opinión que el Gobierno puede endeudarse sin problemas, o crear dinero por encima de su Producto Interior Bruto. Esto nos llevaría simplemente a convertirnos en una nueva Venezuela, donde los mandos políticos serían las nuevas y ricas élites, y el sector empresarial acabaría desapareciendo pues los costes de producción superarían a los de su venta.

La Teoría de Eduardo Garzón, hermano del ministro de Consumo, para llegar al pleno empleo

La propuesta política por excelencia de la Teoría Monetaria Moderna es el Trabajo Garantizado, consistente en que el Estado garantiza un puesto de trabajo estable y en condiciones dignas a toda aquella persona que quiera y pueda trabajar.

Las políticas keynesianas típicas pretenden alcanzar el pleno empleo de forma indirecta: intentando que los empresarios -esperando hacer más beneficios frente a una mayor demanda privada generada por el Estado-, contrataran a todos los desempleados.

Eduardo Garzón tweet con explicación de política keynesiana 1

En cambio, con el Trabajo Garantizado el Estado persigue el pleno empleo directamente, contratando a los desempleados. En vez de inyectar gasto de forma general en la economía, se inyecta gasto sólo allí donde más se necesita: en el bolsillo de los desempleados.

Eduardo Garzón tweet con explicación de política keynesiana 2

Esto es algo que puede hacer sin ningún tipo de restricción un Estado emisor del dinero, porque puede comprar todo lo que esté a la venta en la unidad de cuenta que él crea, y los desempleados ofrecen su trabajo a cambio de cobrar salario en esa unidad de cuenta.

En la academia se considera tradicionalmente que el pleno empleo genera tensiones inflacionistas, porque los trabajadores, sin miedo a ser despedidos, exigirían incrementos salariales, y sus empleadores aceptarían pero aumentarían los precios para no perder beneficio.

Eduardo Garzón tweet con explicación de política keynesiana 3

Pero el Trabajo Garantizado se blinda frente a esa posibilidad estableciendo un salario fijo, no negociable a la baja ni al alza. Con ello se pretenden dos cosas.

1) Así el pleno empleo no empuja al resto de trabajadores a exigir aumentos salariales porque, aunque ya no exista la amenaza del desempleo, sigue existiendo una alternativa menos atractiva, que es cobrar el salario que ofrece el Trabajo Garantizado, que es el más bajo.

2) Así el salario establecido en el Trabajo Garantizado se convierte de facto en salario mínimo de toda la economía, porque ya nadie va a trabajar en ningún sitio cobrando menos ya que siempre se tiene la posibilidad de trabajar para el Trabajo Garantizado por ese salario mínimo.

Otra vía para no estimular la inflación consiste en ligar el valor de la moneda a algo real, en este caso horas de trabajo. Si el Estado paga a los trabajadores garantizados 8 € por cada hora de trabajo, entonces 1 euro es equivalente a 7 minutos y medio de trabajo.

Esto se llama patrón-trabajo. Al igual que con patrón oro el Estado estaba obligado a cambiar una cantidad de su moneda por una cantidad de oro, vinculando así su valor a ese metal precioso, aquí está obligado a cambiar su moneda por una cantidad de trabajo determinada.

Para reducir el impacto medioambiental, las actividades a desarrollar por los trabajadores garantizados tienen que orientarse al cuidado medioambiental y también al cuidado de personas, que son las menos intensivas en recursos naturales.

Además, los nuevos puestos de trabajo se tienen que crear muy cerca del lugar de residencia de los desempleados. De esta forma, no habría apenas incremento en el consumo de energía derivada de los desplazamientos al lugar de trabajo.

Por otro lado, esto tiene la ventaja de que se podrían crear empleos en zonas que hoy día están despoblándose por no disponer de muchas oportunidades laborales, lo que revitalizaría la zona y reduciría la desertización demográfica que sufren muchas regiones.

El Trabajo Garantizado crea una nueva figura laboral, que no es de sector privado, pero tampoco de sector público al uso. No hay que realizar oposiciones ni ganar un concurso público, simplemente el ciudadano tiene derecho a que el Estado le garantice un puesto de trabajo.

Y las actividades a realizar no las decide el gobernante de turno, sino la gente, la sociedad civil. Cualquier persona puede ir a su ayuntamiento a opinar y a votar cuáles serán las actividades que se realizarán gracias al Trabajo Garantizado.

Además, estos empleos podrían insertarse en alguna organización ya existente, siempre que no tuviese ánimo de lucro. Por ejemplo, el Estado podría pagar el salario a personas que pasarían a trabajar para una ONG que ya realiza una actividad útil y necesaria.

Ser un trabajador garantizado es mucho mejor que estar desempleado. No sólo porque recibe un salario y en el desempleo no, sino porque trabajando aprende nuevos conocimientos, adquiere nuevas habilidades, gana experiencia, conoce a otras personas, se siente útil aportando...

Además, todo ese desarrollo profesional podría luego servirle al trabajador garantizado para ser contratado por una empresa, a la que ya podría demostrarle que trabaja bien; o incluso le podría servir para montar su propia actividad o negocio.

No hace falta tener un Estado emisor del dinero para poner en marcha el Trabajo Garantizado. ¿Por qué? Porque, aunque crear empleos para todo el que quiera trabajar pueda ser bastante caro, mucho más caro es mantener a todas esas personas inactivas en el desempleo.

Las administraciones públicas gastan muchísimo dinero en prestaciones y subsidios de desempleo, en programas de formación de parados, en ayudas y prestaciones sociales a familias sin recursos… y todo ese gasto no sería necesario si todo el mundo tuviese un empleo y un salario.

Además, hay mucho gasto público que se destina a paliar muchos problemas que se derivan del desempleo, como la atención psicológica a personas que llevan mucho tiempo en el paro, trabajo social para combatir la exclusión social, e incluso gasto en fuerzas de seguridad y justicia.

Si hubiese pleno empleo, habría menos pobreza, menos desigualdad, menos exclusión y mayor paz social, así que parte de este gasto público menguaría a medio plazo. Por eso el Trabajo Garantizado se paga solo, porque reduce tantos costes como los que requiere su puesta en marcha.

Pero eso no es lo único importante. Resulta mucho más caro en términos sociales y ecológicos mantener paradas e improductivas a personas en vez de que estén trabajando en todo tipo de tareas beneficiosas para la sociedad y el medio ambiente. El TG es una inversión, no un coste.

Y si alguien se pregunta si esta medida generaría un “efecto llamada”, se le puede responder con otra pregunta: “¿qué problema hay en que venga gente de otro país a trabajar y a generar riqueza en tu territorio? Tu país sería más próspero y la gente viviría mejor.

En definitiva, el Trabajo Garantizado es una fórmula que permite perfeccionar las políticas keynesianas para alcanzar el pleno sin sufrir inflación. Además, no sólo crea puestos de trabajo, sino que también combate la precarización del mercado laboral.

Por último, no sólo brinda un ingreso a los desempleados sino que les ofrece la oportunidad que se desarrollen profesionalmente, al mismo tiempo que se realizan actividades beneficiosas para la sociedad y el medio ambiente. Con el TG gana todo el mundo.

Eduardo Garzón propone imprimir billetes y acabar con el desempleo