miércoles. 24.04.2024
El entrenador del Sevilla FC, Joaquín Caparrós, ha sacudido la actualidad deportiva nacional al anunciar tras el último partido liguero que padece leucemia crónica, entre bromas por "el pique entre la sangre blanca y la roja" que gráficamente está experimentando su propio cuerpo a sólo unos días del derbi hispalense contra el Real Betis Balompié. Pero al margen lo futbolístico, ¿qué es la leucemia linfática crónica? ¿En qué se diferencia de otros tipos de leucemia? Y sobre todo, ¿existe algún tipo de tratamiento para combatirla?

Debemos recordar que la leucemia es un cáncer de los glóbulos blancos, un tipo de células de la sangre. Las células sanguíneas se forman en la médula ósea. Sin embargo, en las personas enfermas de leucemia, la médula ósea produce glóbulos blancos anormales. Estas células reemplazan a las células sanguíneas sanas y dificultan que la sangre cumpla su función.

En la leucemia linfocítica crónica lo que se produce es un exceso de linfocitos, un tipo de glóbulos blancos. Se trata del segundo tipo más común de leucemia en adultos, por lo que a menudo se detecta en edades avanzadas y rara vez en niños. Lo confirma un experto en la materia como el jefe del Servicio de Hematología del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla, José Antonio Pérez Simón, quien detalla que "tiene una incidencia de ocho casos por cada 100.000 habitantes al año", lo que supone que en Andalucía se registrarán "en torno a 480 nuevos casos" a lo largo de 2019.

El pronóstico y tratamiento de la enfermedad, señala el especialista, dependen del grado en que se encuentre cuando es diagnosticada. "En la actualidad, para los pacientes a los que se les detecta en fases iniciales o de estadio A, no es necesario ningún tratamiento, porque la media de supervivencia es similar a la de la población general sana para su misma edad. Además, un porcentaje muy importante de estos pacientes, entre un tercio y hasta casi la mitad, no van a necesitar nunca un tratamiento por esta afección", puntualiza Pérez Simón.

Esto explica las palabras del técnico utrerano el pasado domingo en la sala de prensa del Ramón Sánchez Pizjuán: "Me han diagnosticado que tengo leucemia crónica, algo que no me impide ejercer mi vida normal. No tengo tratamiento y me toca disfrutar de la oportunidad que me ha dado el Sevilla para seguir disfrutando de mi profesión. No hablaré más de este tema para que todo el mundo se quede tranquilo", zanjó Caparrós.

El jefe de Hematología del Virgen del Rocío agrega que, por fortuna, "para aquellos pacientes que son diagnosticados en estadios más avanzados, o si la enfermedas va evolucionando a lo largo de los años, también existen hoy día opciones de tratamiento muy eficaces". En este sentido, los avances científicos vienen aumentando la esperanza de vida de los que presentan un cuadro más agravado que el del técnico sevillista.

"En los últimos años se han desarrollado nuevos fármacos que han modificado drásticamente el pronóstico de estos enfermos, de forma que pacientes que antes tenían una expectativa de superviencia media de en torno a los tres a cinco años, pues resulta que en la actualidad y con estos fármacos el 75% de ellos están vivos y libres de enfermedad a los cinco años de iniciarse el tratamiento", cifra Pérez Simón.

En definitiva, la leucemia linfática crónica tiene tratamiento y cada día son más eficaces, pero sólo se utilizan en los casos agravados en los que la esperanza de vida de los afectados pueda verse mermada por la enfermedad. Joaquín Caparrós es sólo uno más entre el casi medio millar de nuevos diagnosticados que habrá este año en Andalucía. Y para alegría de su familia, amigos y tanto del sevillismo en particular como del mundo del fútbol en general, no le impedirá seguir en el banquillo ni perderse la gran batalla del fútbol sevillano el próximo sábado.

El "pique entre la sangre blanca y la roja" de Joaquín Caparrós