La pasión de la reina Isabel II de Inglaterra con los perros de raza Corgi ha quedado retratada en películas, series, comics y medios internacionales. Tanto es así que los compañeros caninos reciben un trato de alta nobleza en el castillo Windsor, donde cuentan con cuidadores expertos y habitaciones propias.
Fue hace tan sólo unos meses cuando Isabel II se despedía de uno de sus Corgi apenada por la pérdida de un gran amigo y compañero. Sin embargo, algunas fuentes afirman que la reina ya adquirió a dos nuevos cachorros de la misma raza quizá para que también le ayuden en el duelo por la muerte de su marido, Felipe de Edimburgo, quien falleció en abril de 2021.
El fanatismo de la líder de la corona inglesa por los Corgi comenzó hace mucho tiempo, cuando la raza de perro llegó a la familia real británica en 1933. Fue el padre de Isabel II, Jorge VI, quien llevó al hogar al primer ejemplar, un perro que se llamaba Dookie y fue amigo de la actual reina cuando tan sólo tenía 7 años.
Aún así, la entonces princesa tuvo que esperar a ser mayor de edad para tener un compañero canino propio. Fue en el cumpleaños de los 18 años cuando Isabel II recibió su propio Corgi, al que llamó Susan. La misma que la reina se llevó a su luna de miel con su marido como una más de la familia.
La lujosa vida de los perros de Isabel II
Los perros de la reina Isabel II llevan una vida de lujo, con una comodidad y seguridad continua que la mayoría de personas no conocerán a lo largo de sus vidas. Fue Lady Di, en una entrevista, quien contó que la líder de la corona británica siempre iba acompañada de sus amigos caninos.
Además, también explicó que tenían habitaciones privadas en el palacio de Windsor y que ella misma les alimentaba, así como que muchas veces comían con utensilios y ayudados por asistentes.
Asimismo, los animales tienen su propia habitación donde duermen dentro del Palacio Buckingham, donde profesionales especializados ejercen una vigilancia continua sobre ellos. Así, Darren McGrady, un ex chef que que durante 15 años estuvo al servicio de la realeza, declaró que su primera prueba para conseguir el trabajo era prepararle la comida a los Corgis.
El cocinero también expuso que a los perros comían platos muy especiales y elaborados al día con alimentos de temporada y frescos y carne en trozos tan pequeños como fuera posible para que no se atragantasen con ningún hueso.
