Tras el miedo inicial y la incertidumbre ante el Coronavirus, llegó la ansiedad y la tristeza y, por último, el agotamiento tras más de un año en el que la pandemia ha golpeado con mucha fuerza a la sociedad.
La gente está muy cansada de tener que llevar mascarilla y de no poder visitar a familiares y amigos: es lo que la OMS define como fatiga pandémica.
Se trata de una situación que afecta especialmente a los jóvenes. La sufren, según un estudio de Cofares, el 91% de los que tienen entre 18 y 25 años, frente al 74% de los mayores de 55.
Depresión y ansiedad
Los expertos explican que los jóvenes y adolescentes necesitan relacionarse en su día a día más que los demás. No poder hacerlo les lleva a tener problemas de ansiedad o depresión.
En Atención Primaria, las consultas por depresión y ansiedad han aumentado un 78%. Los especialistas recomiendan mantener las relaciones sociales, aunque sean virtuales, y recuerdan que siempre hay luz al final del túnel.
Los principales síntomas de angustia entre los jóvenes son los siguientes:
- Cambios en el estado de ánimo que no son comunes en su niño, tales como continua irritabilidad, sentimientos de desesperanza o furia/ira, y conflictos frecuentes con sus amigos y familia.
- Cambios en el comportamiento, tales como alejarse de relaciones personales. Si su joven que normalmente tiene una personalidad extrovertida muestra poco interés, por ejemplo, en enviar mensajes de texto o contactar a sus amigos por chats de video, puede ser motivo de preocupación.
- Una pérdida de interés en las actividades que disfrutaba antes. ¿Su joven amante de la música de repente deja de practicar su guitarra, por ejemplo? ¿Su aspirante a chef perdió interés en cocinar o en hornear?
- Se le dificulta dormir o permanecer dormido, o está durmiendo a todas horas.
- Cambios de peso o patrones alimentarios, tales como nunca no tener hambre o comer todo el tiempo.
- Problema de memoria, de razonamiento o concentración.
- Menos interés en sus tareas escolares y un decaída en su esfuerzo académico.
- Cambios en la apariencia, tales como falta de higiene básica (sin razón, ya que la mayoría de los jóvenes no se están acicalando/arreglando de la misma forma durante su estadía prolongada en casa).
- Un incremento en comportamientos riesgosos o imprudentes, tales como el consumo de drogas o alcohol.
- Pensamientos sobre la muerte o el suicidio hablar de ellos (consulte el texto más adelante titulado: Unas palabras sobe el riesgo de suicidio en los adolescentes).