jueves. 25.04.2024

Que no te den burro por cebra 

Fotografías en Facebook de un estudiante egipcio ponen en entredicho al zoo de El Cairo

¿Burro o cebra? ¿Cebra o burro? He ahí la cuestión. Pues sí: una cuestión que arrecia y que reina y que se multiplica en las redes sociales desde que Mahmud Sarhan, un joven y despierto estudiante egipcio, colgara de sopetón algunas fotografías en su cuenta de Facebook. ¿Qué tenían de especiales dichas instantáneas? Una denuncia encubierta. Encubierta de rayas. De rayas extrañas. De rayas sobre el cuerpo de un animal.

Este joven había visitado el parque zoológico de la capital egipcia. Y no parecía tener ninguna duda -ni la más mínima- al respecto de los comentarios escritos que acompañaban a las imágenes. ¿Qué delataban sus denuncias? Primero: que las cebras expuestas en El Cairo tenían -muy extraña y sospechosamente- las orejas alargadas. Segundo: las rayas no estaban perfectamente alineadas. Tercero: el animal que aparecía en una de las fotografías parecía tener un borrón en la cara, talmente se hubiese corrido la tinta.

Pasmoso. Paralelamente, Mohamed Soltan, el director del zoo, no tardó ni poco ni mucho en desmentir categóricamente tal cosa, este posible engaño, en una radio local y a través de un comunicado. Dice que cuenta el recinto con verdaderas cebras.

No es cuestión baladí ni asunto para la broma. Tan es así que recientemente el país aprobó unas normas que incluían duras sanciones a medios de comunicación o usuarios de redes sociales que difundan “fake news” o noticias falsas. Mas aquí, en el caso que ocupa., subsisten serias dudas. Porque… ¿qué ha de considerarse noticia falsa la denuncia del estudiante o la respuesta del director del zoo?

Habrá que esperar la noticia de la confirmación o no de esta denuncia. No ha sido, con todo, el primer caso de un parque zoológico que dan gato por liebre. O, por mejor definir: un dogo del Tibet por un león. Ocurrió en Henan, China. Y es que hasta la picaresca hace de las suyas para, en estos casos, suplir la falta de recursos y la incapacidad de adquirir especies exóticas. La fullería nunca tuvo límites.

Que no te den burro por cebra