viernes. 29.03.2024
Antonio Banderas
Antonio Banderas

No para en barras. No descansa. No deja de hacerlo. Siempre se muestra activo en pro de la generación y la regeneración de la cultura. Así es, así palpita, así crece y así se desarrolla Antonio Banderas. Cultura y el verbo promover están unidos en su ser. Cultura y el verbo promover están cosidos a la textura de su condición personal.

Los hombres de bien asumen, de por sí y por condición connatural, un compromiso con la Cultura escrita con letras mayúsculas. La Cultura vanguardista o la Cultura más conservadora. La Cultura de los ismos. La Cultura creativa. La Cultura recreativa. La Cultura de la nueva Era. La Cultura surrealista. La Cultura clásica…

La que abre veredas

Cultura de género. Cultura de formatos. Cultura del tiempo. Cultura de tempus. La que abre veredas. La que unifica criterios. La que confronta opiniones para enriquecer resultados. La Cultura de la experimentación. La Cultura de la indagación. La Cultura que se adentra. La que establece alianzas. La que modela, la que modula. La que amplía la visión. La que muestra otra realidad alternativa.

Esa Cultura multiforme, poliédrica, democrática, anárquica que retrata al hombre libre y al mundo en libertad. La que no escribe al abrigo de la censura. La que no late bajo la presión del qué dirán. La que no avanza bajo el yugo del dictado externo. La que no se ahoga, afónica, en el vaso de agua lo de sistemáticamente establecido. La que sale a flote de la nada. Incluso del vértigo inexistente de un folio o de un lienzo en blanco.

Antonio Banderas

Manifestación sin calles

La que no sabe de retrocesos. La que marida dos sabores antagónicos en una receta final deliciosa. La Cultura de la manifestación sin calles. De la expresión sin dogmatismos. La que sabe de voces sin gritos. De puertas sin cerraduras. De lenguajes sin ataduras. De fuegos sin cañones. De puntadas con hilo. De paradigmas con rúbrica de talento. De clavicordios. De cuerdas de guitarra. De azules oscuros casi negros en un arcos iris de rojo pasión.

Es la Cultura que ha aprendido y ha aprehendido Antonio Banderas. Las que se escriben con las palabras más desahogadas del diccionario. Las del tente del mundo imaginario de otro clima. La que se suscribe porque pellizca. La que pellizca porque emociona. La que emociona porque te reconoce. La que te reconoce porque la Cultura también anida dentro de ti. Como una posibilidad con ADN de gigante.

Punto y aparte

Por esta razón Antonio Banderas recomienda desde su cuenta de Twitter una obra de teatro de arte mayor. Una obra de teatro que es punto y aparte. Que es purga de Benito. Que es catártica. Y dice el actor: “Del 20 al 23 de mayo no os perdáis ‘El príncipe constante’. La primera coproducción del @teatrodelsoho, @caixabank con la Compañía Nal”. Ahí es nada. Teatro Clásico con Lluís Homar y la dirección de Xavier Albertí.

‘El príncipe constante’ es una comedia de Pedro Calderón de la Barca. Palabras mayores. Un drama que aborda y abunda en el libre albedrío humano. ¡Qué indómito el libre albedrío! Divido entre los requisitos éticos y la doctrina de la salvación. Cabe recordar que el principalísimo personaje se condena conscientemente a la esclavitud. ¿Hoy lo denominaríamos una entrega frontal a la autodestrucción?

Pero no sólo a la esclavitud, sino que el personaje de Calderón de la Barca también lo hace a la privación de los privilegios y, finalmente, a la muerte, en nombre de la fe cristiana con la que se identifica. Entonces ya no hablaríamos de una autodestrucción inconsciente sino de una consciente -y valiente y honesta- Protestación de Fe. Recomendable obra, si, de todas a todas.

La recomendación ‘principesca’ de Antonio Banderas