
En las últimas horas lleva sobrevolando por el ambiente una nueva amenaza de Rusia. En concreto, cortar el suministro del gas a Europa. Esto, evidentemente, tendría unas consecuencias bastante serias e importantes para el resto del continente.
Ha sido, sin duda, la reacción más espontánea y rápida de Vladimir Putin a las sanciones impuestas por el resto del mundo tras una invasión de Ucrania que continúa devastando al país y dejando un reguero de destrucción y muertes entre militares y civiles.
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— Marcelo Bonelli (@BonelliOK) March 8, 2022
👉 #Rusia 🇷🇺amenazó con cortar el suministro de gas a Europa a través del gasoducto Nord Stream 1 en respuesta a las sanciones.
👉La UE ya está estudiando alternativas. pic.twitter.com/44j87Ax3dr
En este sentido, hay que matizar que Europa tiene una enorme dependencia de Rusia en algo tan importante y cotidiano como el suministro de gas, aunque tampoco es menos cierto que una decisión tan drástica no podría tomarse de la noche a la mañana.
Gas ruso en Europa
Según la información que ha trascendido con los datos sobre la mesa, un 40 % del total de gas que llega a Europa tiene su origen en Rusia, que abastece a la mayor parte de países del continente, principalmente a los ubicados en el este.
Precisamente, uno de esos estados es Bulgaria que tiene una dependencia absoluta y que está buscando alternativas y soluciones para tratar conseguir un abastecimiento y poder mantenerse en el bloque de los países que han plantado cara a la invasión rusa.
Asimismo, otros países como es el caso de Italia se dan un plazo de 30 meses, cifra equivalente a dos años y medio, para que ya no tengan que depender del gas ruso. El gas es, precisamente, uno de los puntos débiles de Europa y donde Rusia puede presionar mucho más.
La dependencia del gas
En el caso de España hay que recordar que importa gas principalmente por gasoductos que proceden del norte de África, concretamente por Argelia, y posteriormente, circulando por Marruecos.
En este contexto, cada vez son más los países que buscan una manera para no tener que depender de Rusia, ya que en un escenario como el actual se convierte en un auténtico problema que, además, no se puede solucionar de manera rápida.
Lo que sí está claro es que un corte total del flujo de gas natural ruso hacia a Europa podría restar al menos cuatro puntos porcentuales al crecimiento del producto interior bruto (PIB) de la eurozona este año y lo dejaría en 0.