domingo. 26.03.2023

La terrible realidad de un niño con autismo en la pandemia del Coronavirus

La pandemia de la Covid-19 ha aumentado las necesidades de apoyo en bienestar para toda la población, y muy especialmente a las personas con autismo
Un niño con autismo
Un niño con autismo

La pandemia de la Covid-19 ha aumentado las necesidades de apoyo en bienestar para toda la población, y muy especialmente a las personas con autismo. Y es que, según señala la Confederación Autismo España, las personas con trastorno del espectro el autismo (TEA) presentan a menudo condiciones asociadas relacionadas con el bienestar que afectan a su bienestar emocional, siendo en esta pandemia uno de los principales colectivos afectados.

Blanca Suárez es madre de cinco niños, uno de ellos con un TEA grave. Coincidiendo con el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo cuenta a Infosalus, cuando recibieron el diagnóstico supuso un "golpe muy duro" para la familia, ya que implica un proceso de asimilación, y una suma de energía para reestructurar la familia, y ver qué intervenciones va a necesitar el pequeño a la hora de alcanzar su máximo potencial, dentro de su diagnóstico.

Precisamente, cuenta que la entrada de esta enfermedad en las familias suele implicar un aumento de costes, especialmente en materia educativa, de tratamientos y de pérdida de productividad parental, de la que apenas se habla. "Es una situación complicada a nivel emocional y también de recursos porque muchas veces los padres tienen que dejar de trabajar para poder atender a sus hijos", remarca.

Grado de afectación

Aunque reconoce que todo depende del grado de afectación, dice que un niño con autismo severo es totalmente dependiente, sus aprendizajes están muy limitados y necesitan a una persona continuamente. "Afecta a todos los niveles de autonomía, a la hora de vestirse, de lavarse, de comer, implica a todos los aprendizajes, de si tiene afectado al lenguaje, de si es necesario trabajar por establecer un sistema de comunicación", entre otros aspectos.

Suárez señala aquí que suele afectar, y mucho, a las familias las posibles dificultades conductuales que presente un niño. "Es muy importante mejorar la autonomía del niño, volcar los aprendizajes y establecer los sistemas de comunicación, más el tratamiento conductual porque es una de las mayores barreras que se producen en la integración", agrega.

De hecho, sostiene que si tienes un niño con problemas conductuales supone "una barrera tremenda" para la inclusión porque distorsiona el ritmo de la clase. "Las actividades en comunidad, y la interacción social es una parte muy difícil para la familia y el entorno del niño", aclara.

Un confinamiento difícil

Desde que empezó el confinamiento en marzo todo ha sido más difícil para ellos, según comenta, lamentando que todas las restricciones a los niños con autismo les afectan muchísimo, y más que a los niños neurotípicos. De hecho, recuerda por ejemplo cómo al principio no podían salir a pasear, pero apenas a los días hubo una modificación porque estos niños necesitan la actividad y el aire libre, estar fuera de casa.

Además, critica que, desde el inicio del confinamiento, y pese a que supuestamente la atención a la discapacidad se ha considerado siempre esencial, "sin embargo las autoridades y el sistema educativo han suprimido las terapias en los centros bases, la atención en la discapacidad y la educación escolar presencial".

Aquí destaca que una de las principales dificultades que presentan los niños con TEA es que no pueden seguir muchos de ellos la educación 'on line', algo que durante el confinamiento implicó que muchos padres, con sus obligaciones laborales, tuvieran que hacerse cargo de su aprendizaje. "En muchos países del entorno las aulas especiales de educación, precisamente por este motivo, se han intentado mantener o al menos reabrir lo antes posible, y sin embargo el sistema español no ha sabido responder a esto", añade.

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