martes. 23.04.2024
Niña Pastori y Bertín Osborne
Niña Pastori y Bertín Osborne

Para ser almas gemelas no tiene por qué coincidir la edad. La química existe entre personas. La alquimia existe entre personas. El pacto de sangre no siempre explícito también existe entre las personas. La coincidencia en la esencia. La similitud en los gustos, en las preferencias.

En la forma de ser. En la forma de pensar. Esto bien lo saben Niña Pastori y Bertín Osborne. Y lo saben porque entre ellos dos existe tal unión, tal cosido invisible. Tal entendimiento. Tal magia. Habría que preguntarse qué similitudes unen a Bertín y Niña Pastori. Excepto la edad, sí mantienen y conservan y coinciden en muchos aspectos, en muchas emociones, en muchos disfrutes, en muchas predilecciones. Sentir de un mismo modo une mucho. Tener un carácter semejante también.

Buen entendimiento

Se caen bien el uno a la otra y la otra al uno. Siempre hubo buen entendimiento entre ellos. Procedamos a enumerar las similitudes, qué aspectos unen a ambos cantantes. Podemos comenzar por la filosofía de vida basada en la alegría. Una alegría que forma parte del sentido andaluz de la vida. Alegría como sinónimo de enfoque positivo de las circunstancias de cada cual y alegría como generosidad para contentar la vida de los demás. Del prójimo.

Ambos comparten además el género de la profesión. Una profesión que se muestra en sinceridad. Los cantantes se desnudan de alma en los escenarios. A menudo se confiesan a través de las letras de sus canciones. Otro signo que comparten es la admiración por sus progenitoras, por sus respectivas madres.

Emociones compartidas

Bertín se emociona cuando recuerda a la suya, a la que quería con locura. Y Niña Pastori es locura con la suya. Niña Pastori define a su madre como un ser pasional, como un ser muy sentimental, quien además se entregó a su hija al comprobar su potencial artístico.

Precisamente gracias a su madre Niña Pastori comenzó a amar el mundo de la música. El mundo del cante. La devoción por Andalucía y por todo lo andaluz es otra causa convergente en sendos artistas. Se pirran por Andalucía. Ya han manifestado por activa y por pasiva que no existe mejor lugar en el mundo para vivir, para disfrutar, para comer, para descansar, para crear,
para relacionarse, para hacer sociedad. Para pulsar la magnitud de la Naturaleza con mayúsculas.

Sin reprimir las lágrimas

Y si ya hablamos de canciones que hablen de Andalucía entonces ya paremos de contar. Tan es así que incluso en algunos de sus programas Bertín se ha echado llorar, no pudiendo reprimir las lágrimas, cuando ha escuchado en el timbre de voz de Niña Pastori alguna canción como por ejemplo la dedicada a Cádiz. Y es que la voz de Niña Pastori es terciopelo, es tronío, es cercanía, es susurro y es grito.

La familia, la defensa a ultranza de la familia. La preeminencia de la familia. El valor de la familia. En el índice de prioridades… he aquí una de ellas. La familia como centro neurálgico de la felicidad de cada cual. La familia como centro y como epicentro de camino y de verdad. La familia como protección leal. La familia, tanto para Bertín como Niña Pastori, es lo primero.

Y la amistad. La definición y la práctica de la amistad. La amistad de veras. La que nunca falla. La que jamás se debilita. La amistad en los buenos y en los malos momentos. La amistad a las duras y a las maduras. La amistad como un filamento de certeza. La autenticidad de Bertín y de Pastori exigen por derecho propio amigos puros. No amigos de conveniencia. Amigos como en definitiva ellos son el uno con la otra y la otra con el uno.

Todo lo que une a Bertín Osborne y Niña Pastori