viernes. 19.04.2024
Cuatro vacunas principales contra el Covid-19
Cuatro vacunas principales contra el Covid-19

Las vacunas contra el coronavirus han abierto un gran debate entre la sociedad global. Una pandemia que azotó al mundo entero casi sin avisar y sin imaginar que la situación se descontrolara tanto por un virus.

Esto hizo que los laboratorios e investigadores se pusieran a trabajar a contrarreloj en busca de una cura o una solución que acabara con todas las muertes que el Covid-19 estaba provocando. Casi un año después, cientos de vacunas salieron al mercado y los países estudiaban cuáles eran las mejores candidatas para su inyección en personas.

La desinformación de la vacuna contra el Covid-19

La cosa ha avanzado mucho desde que se compraran todas las dosis y comenzara el programa de vacunación contra el Covid-19 a medidos de diciembre. La corriente negacionista no confiaba en estas vacunas y sembraron el medio en gran parte de la población.

Sin embargo, los meses fueron avanzando y cada vez la tasa de vacunados va superando a los no vacunados. Tanto es así que, más de la mitad de España ya cuenta con las dos dosis puestas. Un hecho, que ha hecho favorecer bastante la situación que se vivió meses atrás en los hospitales.

Pero aunque la presión hospitalaria es mucho mejor, los contagios siguen aumentando en estos meses de verano en los que el porcentaje de vacunados es muy alto. Este hecho es lo que ha hecho que salte de nuevo la alarma sobre las vacunas y su poca fiabilidad. 

Debido a la cantidad de rumores y desinformación sobre las vacunas, se ha visto necesario explicar qué son las vacunas y cómo actúan frente al virus. Para ello, hay que destruir la idea que la vacuna es la inmunización completa y que con ella jamás podremos padecer coronavirus, ya que esto no es real. 

¿Qué son las vacunas?

Partimos de la idea de que las vacunas favorecen que el sistema inmunológico pueda reconocer agentes patógenos extraños y puedan defenderse frente a una enfermedad.

Según explica la OMS, las vacunas contienen partes atenuadas o inactivadas de un organismo específico que reconoce como extraño, que ve que no es propio del organismo, llamado 'antígeno'. Esto provocaría una respuesta inmunitaria en el cuerpo, ya que los anticuerpos reconocen esas sustancias que no son propias del organismo y las neutralizan.

Según revela el Ministerio de Sanidad, las nuevas vacunas que se han diseñado frente a la Covid-19 hacen que nuestras defensas actúen contra la proteína del virus SARS-CoV-2, llamada 'proteína S', clave para que se una a la célula humana. "Las vacunas más recientes contienen las 'instrucciones' para producir antígenos, en lugar del antígeno en sí mismo", aclara la OMS en este sentido.

Además, destaca que, independientemente de que la vacuna contenga el antígeno o las instrucciones para que el cuerpo lo produzca, esa versión atenuada "no provocará la enfermedad en la persona vacunada", pero sí puede inducir al sistema inmunitario a responder como lo hubiese hecho en su primera reacción ante el patógeno real.

El experto en vacunas y pediatra Francisco Giménez Sánchez, actual director del Instituto Balmis de Vacunas (Almería), ha detallado que cada vacuna tiene distintos 'ingredientes', que aparecen en las fichas técnicas de las vacunas, siendo comunes en todas generalmente el contar con estabilizantes, algunas por ejemplo dice que llevan aluminio, otras gelatina, pero ninguna mercurio desde hace años, ni ningún compuesto que no sea seguro para la salud de la persona, ni que tampoco pueda dañarla.

Cómo actúan las diferentes vacunas de España

En el caso concreto de las 4 vacunas frente a la infección por SARS-CoV-2 que circulan actualmente en España (Pfizer, Moderna, AstraZeneca y Janssen), el doctor Giménez indica que estas se han elaborado a partir de dos tecnologías diferentes: ARN mensajero y adenovirus.

La OMS precisa en este sentido que las vacunas de ARN representan "un enfoque pionero" que utiliza ARN o ADN genéticamente modificados para generar una proteína que por sí sola desencadena una respuesta inmunitaria.

Mientras que las de adenovirus (Janssen y AstraZeneca) inoculan en el organismo un virus diferente al SARS-CoV-2 y genéticamente modificado, que no causa la enfermedad, que es inofensivo, pero da lugar a proteínas coronavíricas que inducen una respuesta inmunitaria en el cuerpo humano.

"Son distintas tecnologías. Todas son novedosas, pero llevan ya muchos años de investigación detrás y se han aplicado con la emergencia sanitaria para la COVID-19. En el caso del adenovirus hay experiencia previa con la vacuna del ébola y del zika", aclara el director del Instituto Balmis de Vacunas.

En el caso de Pfizer y de Moderna señala que se trata de inyecciones elaboradas a partir de la tecnología pionera de 'ARN mensajero'. Estas contienen una capa lipídica o de grasa que rodea a ese ARN para que sea estable, según puntualiza.

Mientras, en el caso de las dos de adenovirus, la de AstraZeneca y la de Janssen, el doctor Francisco Giménez Sánchez dice que portan el adenovirus en sí, un virus diferente del SARS-CoV-2 e inofensivo, que está modificado genéticamente. "Tiene la capa externa del virus, y el material genético que contiene es incapaz de producir patología en el humano", as

Con ello, reitera que todos los ingredientes de las vacunas actuales, sean frente a la COVID-19 o no, son seguros para la salud. En el caso de las recientes fórmulas contra la infección de SARS-CoV-2 el experto resalta que contienen los mismos ingredientes que llevan las vacunas que se inoculan en la edad infantil desde hace tantos años y "que "tanto éxito" han logrado para erradicar enfermedades.

Dos tipos de inmunidad

Al estar vacunados, el experto en vacunas subraya que nuestro sistema inmune desarrolla una memoria de anticuerpos por una parte y por otra una inmunidad celular, de forma que cuando entra en contacto nuestro organismo con el agente patógeno es capaz de producir una repuesta inmune tanto a nivel de anticuerpos como celular.

En este punto, el doctor Giménez Sánchez remarca que estas vacunas son incapaces de provocar enfermedad, porque introducen una parte del agente patógeno, para que las células lo reconozcan como extraño y desarrollen inmunidad frente a él.

"Una proteína, por ejemplo, no puede provocar la infección, ni cuando hablamos del tétanos o de la tosferina, vacunas habituales en la población española, o de otras enfermedades clásicas, porque al fin y al cabo es una pequeña fracción del agente, y con esta le mandamos información al sistema inmune para que esté preparado para cuando venga el agente completo de verdad", agrega.

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