miércoles. 24.04.2024

Daniel Crespo se doctora en su plaza saliendo por la Puerta Grande

Crónica de la primera de la Temporada de Verano 2018 de El Puerto de Santa María

Plaza de El Puerto de Santa María (Cádiz), sábado, 4 de agosto de 2018. Primera corrida de la Temporada de Verano 2018. Cielo con bruma y bochorno. Tres cuartos de entrada. Ameniza la banda de música “Maestro Dueñas”, dirigida por Javier Alonso. Preside Jesús Neva.

Se lidiaron cinco toros de la ganadería de Núñez del Cuvillo (que pasta en Vejer) y uno, sobrero en cuarto lugar, de Fernando Sampedro, con pesos entre 495 y 545 kilos, justos de presentación y de juego desrazado en general. En el arrastre, el cuarto fue ovacionado y el quinto, pitado.

Morante de la Puebla, cuatro pinchazos y honda contraria, con dos golpes de descabello; ovación. Dos pinchazos y honda tendida; gran bronca.

José María Manzanares, media en su sitio; ovación saludada desde el tercio, tras petición. Pinchazo recibiendo y pinchazo al hilo; ovación saludada desde el tercio.

Daniel Crespo, que tomaba la alternativa: estocada desprendida; una oreja. Estocada algo caída pero eficaz; una oreja.

Incidencias: antes de iniciarse el paseíllo se guardó un minuto de silencio en memoria del doctor Julio Mendoza, cirujano que fue tantos años de esta plaza. En el tercer toro se desmonteró el banderillero Rafael Rosa. Estuvieron bien lidiando Sergio Aguilar, en el primero, y José Antonio Carretero, en el segundo. El cuarto toro fue sustituido por salir descoordinado y los cabestros anduvieron por el ruedo sin mayoral. Al final de la corrida el toricantano Daniel Crespo salió a hombros por la puerta grande.

Este cartel se podía calificar a priori como el más atractivo de la breve temporada veraniega de El Puerto, breve creemos por el poco tiempo que la nueva empresa ha tenido para prepararla; esperemos que la próxima se vuelva a contar con un número de festejos cercano a la docena. Un factor de atracción era la alternativa del paisano Daniel Crespo, que se formó como alumno en la Escuela de Jerez y ha recorrido una larga etapa de novillero con caballos que ha incluido cinco actuaciones en La Ventas. El otro factor era la presencia de Morante, siempre querido en esta plaza, pero con interés especial después de que el año pasado fue aquí donde decidió retirarse después de recibir tres broncas en el mano a mano que sostuvo con El Juli, el cual se entretuvo en cortar cinco orejas y un rabo. Tendría que haber sido contratado el Juli, pero ha sido Morante (cosas…).

Morante de La Puebla, de nazareno y oro, a su primero, colorado y tocado del izquierdo, le dio un gran recibo de manos bajas y pies juntos y barrocos, avanzando luego para media personal y formando gran alboroto; lo llevó por delantales al caballo, el cual acabó en el suelo, y mientras lo levantaban firmó un quite por chicuelinas que arrancó palmas por bulerías; en los palos Lili demostró que está para pensárselo (lo de seguir o dejarlo). Tras la devolución de trastos, inició por bajo en tablas y por alto en el tercio; en los medios hubo dos tandas y el toro no parecía muy colaborador pero además por la izquierda, y de uno en uno, se mostraba mirón y llegó a tirarse a los pechos, hasta hacer huir al torero; sólo restaba un macheteo final, que llegó con aviso. El mulillero se llevó una buena pitada por su manía de pegar con el palo innecesariamente a la mula del medio.

En su segundo, berrendo y enterándose de salida, mandó a Carretero pararlo y luego lo saludó en tablas sin orden ni concierto; vimos una magnífica pelea del toro en el caballo (empuja abajo con los dos, romanea, mete los riñones, no pierde las manos, acude presto…), pero eran dos puyazos tremendos con orden de matarlo y el público abroncó al picador; los rehileteros anduvieron mal. Con la muleta sólo hubo un macheteo por la cara y por arriba antes de perfilarse en medio de una gran bronca, que incluía gritos de “fuera, fuera” (lo nunca visto en El Puerto con Morante). La gran ovación fue de premio para el toro en el arrastre, toro de premio este “Primavera”.

José María Manzanares, que vestía de burdeos y azabache, en su primero, acapachado, jirón, bragado, axilado y rebarbo, lo lanceó sin historia pues se iba a cada lance; peleó mal pero Chocolate se defendió bien y fue aplaudido, como aplaudido fue el tercio de palos. La faena se desarrolló garbosamente por ambas manos pero luchando siempre para que no se fuera; los cambios de mano, los cites de frente, las manos bajas y las trincheras no evitaron que al final se rajara y se entablara, lo que dificultó la preparación para la muerte; como el presidente no atendió a la petición se llevó una bronca.

En su segundo, castaño, salió suelto y en la capa hubo saludo sin dirección porque sólo permitió un par de lances bien trazados; el puyazo fue desacertado y Morante, espectador, era pitado cada vez que abría el capote a la defensiva, pitos que seguían durante las banderillas, bien puestas por la cuadrilla. La faena empezó en los medios por alto y siguió con tanda de trazo largo pero en las dos siguientes se quería rajar y había que retenerlo; por la izquierda vimos una buena pero queriéndose continuamente ir y de nuevo por la derecha en el tercio, igual; en tablas el esfuerzo es compensado con palmas por bulerías (¿será por palmas?) pero hubo aviso.

Daniel Crespo, que vestía, como manda la tradición, de blanco y oro, a su primero, Utrijo de nombre, colorado que salió rematando, le dio verónicas elegantes al paso con media y revolera aplaudidas; lo llevó al caballo por delantales, también aplaudidos, y lo quitó por chicuelinas de manos bajas y media marcada, después de una puya caída y rectificada, que le hizo perder manos; pareó bien Raúl Mateos.

Tras la ceremonia de alternativa, el brindis fue dirigido a su madre; la faena se inició por bajo, avanzando lentamente con buenos detalles, y siguió con dos series a diestra, de trazo largo, con cambio de mano y trinchera, aplaudidas; por la izquierda hubo una despaciosa y volvió a la derecha para toreo en redondo, antes de las manoletinas rematadas por bajo.

En su segundo, engatillado, jirón, axilado y rabicorto, saludó de rodillas con dos largas cambiadas pero al lancear no remató; Patillas dejó una buena puya y el quite, para desquitarse, fue por verónicas y media. Tras brindis al público, inició por abajo y por arriba avanzando a los medios y, sin solución de continuidad, una tanda en redondo, a la que siguió otra igual pero mejor, bajándola mano; por la izquierda escarbaba olisqueando y sólo admitía de uno en uno, rematando con molinete y de pecho; otra vez a derecha, a izquierda y a derecha, tandas esforzadas, con sacacorchos pero luciéndose, sin faltar espaldinas y desplantes.

La tarde terminó como Dani Crespo habría soñado, o incluso mejor: saliendo a hombros de sus paisanos por la puerta grande y tumbando a dos figuras como Morante y Manzanares, en las que tantas veces se habrá fijado cada vez que han toreado en la Plaza Real. El Puerto tiene un nuevo matador de toros y deseamos que le regale a su afición muchas tardes de gloria. A ver si es verdad que ya El Puerto ha encontrado un torero.

Daniel Crespo se doctora en su plaza saliendo por la Puerta Grande