jueves. 28.03.2024
Plaza de Toros de El Puerto
Plaza de Toros de El Puerto

En la Feria de El Puerto no hay toros este año

Nos planteamos por qué los toros en la feria portuense han venido a menos (y no es por los antitaurinos)

Este año en El Puerto de Santa María no hay festejo taurino en Feria. La verdad es que llevamos ya algunos años en que tal festejo viene languideciendo, entre otras cosas por falta de una suficiente asistencia de espectadores. La cuestión de por qué va tan poca gente a la Plaza Real en la corrida de Feria podemos plantearla sociológicamente como el resultado de un círculo vicioso.

Sabido es que los asistentes al festejo en una plaza de toros, como en muchos otros espectáculos, pueden ser de dos clases, aficionados y público. La proporción entre aficionados y público suele ser de 1 a un número cada vez más grande (dada la disminución porcentual de la cultura taurina en nuestra sociedad de hoy). Esto pasa también en las plazas de otros lugares de la zona; por ejemplo, en Jerez también hay, entre los asistentes, aficionados y público.

Ahora bien, en El Puerto hay toros en verano, constituyendo la verdadera temporada taurina, bien es verdad que basada, en gran parte, en la afluencia de visitantes veraniegos que el resto del año viven fuera. Por contra, Jerez, en nuestros días, no tiene toros en verano. De esa manera, el público, durante los días de Feria, prefiere estar en el ferial antes que en la plaza porque ya vendrá el verano y tendrá oportunidad para ir a ella. Sólo irán los aficionados, pero no todos. ¿Por qué no todos? Pues porque una parte de ellos, fieles en verano, no acuden en Feria porque no tienen tiempo libre, ya que son de fuera de El Puerto, de lugares que en ese momento tienen su propio afán.

Imaginemos que en la feria se ofrece un cartel atractivo, de categoría similar a los que se ofrecen en la temporada veraniega. Ello no cambiaría gran cosa la respuesta del público. A igual categoría de carteles el público seguiría prefiriendo ir a La Real en verano antes que en la Feria para no perderse el paseo por El Real. Sólo se generaría otra reacción si los carteles feriales fueran de una categoría destacadamente superior a la de los veraniegos, pero componer un cartel así es difícil además de arriesgado. En conclusión, en la Feria tenemos menos público que en verano, sin hablar de los aficionados. Si va poco público, y la posibilidad de beneficio empresarial cae claramente, los carteles entonces tenderán a bajar de caché, para compensar gastos fijos.

¿Cuándo se inicia la dinámica de ese círculo vicioso? Podemos decir que ese inicio se da en el momento en que la proporción (o desproporción) entre aficionados y público alcanza lo que llamaríamos un “punto crítico”. Traspasado ese punto crítico, el peso de la parte de público no aficionado es tal que, dada la volatilidad de este componente de la asistencia, la empresa no ve garantizado un mínimo de cobertura económica suficiente para seguir manteniendo el nivel la categoría de los carteles. El siguiente paso argumental es que, si los carteles van a ser de menor categoría, es seguro que atraerán a menos público que si tuvieran la misma categoría que en verano. Ello cierra el círculo, pero éste no se para, sino que continúa la dinámica de descenso. Es decir, se pasa nuevamente a otro descenso de categoría para el siguiente año y ello implica nuevo descenso de público. Llega un momento en que los ingresos en taquilla son tan bajos por disminución del público que no llegan ni para cubrir los gastos de un cartel de baja o bajísima categoría. Entonces se pasa a la categoría inferior de las novilladas, sin olvidar algún año los festejos de rejones con nombres no de primera sino de segunda clase. Ahí es donde estamos.

Ello da la imagen de poca seriedad o atención, que se acaba inculcando en el público y hasta en el aficionado. Esa mentalidad final que se crea es la que permite que se llegue al último paso del círculo vicioso, cual es simplemente que no se organiza festejo por Feria. Lo malo no es eso; lo malo es que, por culpa de esa mentalidad de poca seriedad, ya inculcada incluso en el aficionado, se recibe la noticia de que no se hay toros en Feria con absoluta tranquilidad, sin provocar sobresalto en nadie y sin que reacción alguna obligue a quien corresponda a poner pie en pared y encontrar la solución definitiva, aunque probablemente esa obligación vaya a recaer en las espaldas de los aficionados. 

En la Feria de El Puerto no hay toros este año