viernes. 29.03.2024

Janeiro y Arqueño salieron a hombros

Víctor Janeiro y “El Arqueño” triunfaron en la Velada de María Auxiliadora, donde también hubo toreo de recortes

Plaza de toros de Arcos de la Frontera (Cádiz), 27 de mayo de 2017. Corrida de la Velada de María Auxiliadora. Cielo con marañas. Tras cuartos largos de entrada. Ameniza la Banda Municipal.

Se lidiaron cuatro toros y un novillo de El Torero, de buen juego los dos primeros.

Víctor Janeiro: estocada en lo alto; dos orejas. Pinchazo y estocada; una oreja.

Manuel Barea “El Arqueño”: estocada y descabello; dos orejas. Gran estocada; dos orejas y rabo.

Grupo de Recortadores: vuelta al ruedo.

Incidencias: Actuó como sobresaliente Antonio Caro Gil. Víctor Janeiro y El Arqueño salieron a hombros.

La empresa Ruedos del Sur, acorde a su trayectoria de labor apasionada movida por el romanticismo más que por otra cosa, dio este año el paso y se atrevió con el encargo de montar en su localidad matriz de Arcos una corrida dentro de las fiestas que, con motivo de la velada de María auxiliadora, celebran los habitantes del Barrio Bajo en las orillas del río Guadalete.

La novedad ha sido el cambio de lugar para ubicar la coqueta plaza portátil ya que, en lugar de repetir el asentamiento sombreado de árboles bajo la Peña que tuvo el año pasado, han saltado al otro lado y se han subido a la zona de Los Cabezuelos, mucho más despejada y desde hay una panorámica completa de la ciudad encaramada, aunque el sitio queda un poco más retirado. Sin embargo, no debió ser tan retirado como para enfriar los ánimos del público que, más bien, se acercó con ganas y acabó ocupando en el coso más de tres cuartos del aforo; sólo quedó vacante el espacio de los flancos que rodeaba a la banda de música, enviada allí donde pega el sol hasta el momento de irse a casa el puntillero.

Víctor Janeiro, de azul pavo y oro, a su primero, bien presentado y bueno de comportamiento, lo saludó con verónicas avanzando desde tablas a medios, mostrando solvencia y luego se lució en el quite por chicuelinas a pies juntos en la boca de riego. Lo de la boca de riego no deja de ser una hipérbole por cuanto la arena se había regado con una manguera que venía desde fuera de la plaza y que, por cierto, se tendría que haber vuelto a usar para evitar las polvaredas que se armaban cada dos por tres. Del tercio de pica no hablaremos en este toro ni en los siguientes, porque en todos se picó mal, tapando la salida, corrigiendo y barrenando. Sí tenemos que destacar la extraordinaria actuación en banderillas que en este primer toro tuvo el subalterno Ramón Alvarado. El brindis de Víctor fue para su hijo pequeño, que asistía al espectáculo en brazos de su madre y junto a su abuela paterna, a la que acompañaban otros miembros de esta familia que donde va acapara focos; al lado estaba también el presidente nacional de la Asociación de Trabajadores Autónomos. La faena enseguida cogió vuelo dada las buenas condiciones del animal enviado por Lola Domecq; hubo cosas buenas por ambas manos aunque iba mejor por el pitón derecho y no faltó al final una exhibición de valor con desplante y con el litrazo que tanto practicaba el hermano mayor del diestro, Jesulín, que, por cierto, seguía con atención la lidia desde un burladero del callejón. A la hora de matar las cosas salieron bien, con estocada en lo alto, y el público, animoso, pidió las dos orejas que fueron rápidamente concedidas. En la vuelta triunfal el diestro se hizo acompañar por su hijo, al que había brindado, no sabemos si por satisfacer la ilusión del niño o por provocar un aumento de disparos de cámaras, cámaras que abundaban provenientes de medios habitualmente ausentes en eventos taurinos y que se pasaron toda la tarde enfocando más al tendido que al ruedo.

En su segundo, negro salpicado, no encontró la misma colaboración que en el anterior, porque enseguida se paró y buscó tablas, pero ciertamente la voluntad de Janeiro seguía patente frente a un pozo sin agua y, a pesar del deficiente manejo de los aceros, con dos pinchazos, media y descabello, el público lo reconoció a la hora de pedir sin racanería una oreja para el diestro.

El Arqueño, de fresa y azabache, con su primero, castaño y colaborador, mostró su voluntad exponiendo al público todo lo que lleva dentro, que es una gran afición. Esa afición es lo que le permite luchar contra viento y marea, y si fuera necesario hacer de empresario autocontratante, se haría, lo que no es el caso en esta ocasión, pero desde luego es de los que merecen apoyo, más que otro que torean por hobby más que por afición. Con el capote saludó y en el quite mejoró el manejo con chicuelinas y media gustosas. Trazó una faena digna, salpicada con algún rasgo de temeridad, tirando la muleta, sin llegar a donde llegó el año pasado cuando decidió matar sin muleta, sólo defendido con una rosa; el uso del descabello no fue obstáculo para la concesión de los dos apéndices.

En su segundo, abierto de cuerna, brindó la faena a su compañero de cartel y al empresario, Eduardo Duarte, y encontró más dificultades que en su primero porque el animal hacía cosas extrañas; primero no colaboraba y después se comportaba como si tuviera algo en la vista, ya que embestía al paso y a veces se quedaba parado a mitad de la embestida. La insistencia del torero logró sacar del animal lo que no tenía; una gran estocada terminó por justificar ante los ojos del respetable la concesión de los máximos trofeos.

Los Recortadores, David Ramírez “Peke”, Francisco Murillo “Paquito”, Moisés Fernández “Moi” y Joel Rodríguez “Moi”, como última parte de la tarde, se enfrentaron a un novillo de igual hierro que los anteriores astados. El toreo de recortes no tiene por el sur el mismo arraigo que por otras zonas de España pero es indudable que desprende un atractivo que puede llegar a todos los públicos; además, la buena salud que goza la tauromaquia popular hace que los aficionados fijen cada vez más su atención en esta modalidad a partir de los festejos en las calles. Para la ocasión Ruedos del Sur preparó un combinado de recortadores procedentes de diversos puntos, en el que destacaba “Peke”, el cual dos semanas antes se había proclamado vencedor en el Certamen de Recortadores de Élite en Las Ventas.

No faltaba un recortador de la provincia de Cádiz, “Moy”, de Puerto Serrano, el cual debutaba en público; es un producto del Toro Bolichero en la calle y no sabemos si será el arranque de una hornada de recortadores gaditanos. El novillo, despuntado, no mostró buena condición y enseguida buscó terreno de toriles, lo que dificultaba la labor de los toreros a cuerpo limpio. Hubo brindis, en este caso a los dos matadores y a Jesulín. Los recortes, los saltos, los quiebros fueron sucediéndose ante la admiración y el aplauso del público, guiado por las explicaciones de un “speaker”; el culmen llegó con un apuradísimo quiebro de rodillas a cargo de “Peke” y al gaditano le tocó realizar un recorte y un quiebro, dentro de una labor de equipo. Al final, tras encerrar al novillo en el chiquero, los cinco dieron la vuelta al ruedo.

Al acabar el festejo el público permaneció en los alrededores de la plaza, sin prisa de irse y esperando conseguir alguna foto con los toreros y recortadores actuantes para llevarse de recuerdo, junto con algún autógrafo del que presumir, que no todos los días están al alcance los personajes que salen en las revistas y son objeto de cotilleo nacional. Aparte del público, los aficionados también buscaban un recuerdo de los héroes que se habían atrevido a enfrentarse a toros que salen a por todas y habían logrado burlarlos, con una tela o a cuerpo.

Janeiro y Arqueño salieron a hombros