jueves. 28.03.2024

Junto a Curro Romero, se descubre el monumento a Diodoro Canorea

En un encuentro con el mundo taurino se ha presentado la obra de Cuesta Arana

Me avisó el maestro Luis Parra Jerezano, que teníamos una cita cerca del pueblo de Las Pajanosas para asistir a la presentación de un monumento a Diodoro Canorea, empresario taurino que llevó siempre la plaza de Sevilla; también llevó otras plazas, como el Puerto de Santa María o Huelva. Quedamos a una hora y nos recoge un conocido, taurino, banderillero todavía en activo, que hará de chófer particular.

Llegamos a Las Pajanosas y paramos a desayunar en un bar de ambiente taurino, con cabezas de toros, fotos y otros recuerdos. En una mesa están terminando de tomar algo unos hombres que, por presencia y habla, nos parecen de campo aficionados. Entablamos conversación con ellos y enseguida vamos a lo que nos gusta, recordando una tarde y otra tarde. Al final, nos acaban descubriendo un secreto. Roca Rey ha estado viviendo en Las Pajanosas hasta ahora pero se ha comprado una finquita en Gerena, a dos pasos, y allí se va a instalar. Es pequeña pero es un capricho, incluso con una vivienda construida nada menos que por Aníbal González. Se la ha comprado a una mujer norteamericana de mucha influencia. Ea, ya hemos hecho el desayuno completo.

Vamos hacia otro bar donde nos dicen que es habitual José Fuentes. Llegamos y allí está. Se saludan los maestros como viejos amigos después de tiempo sin verse. Empiezan a aflorar los recuerdos de sus tiempos de novilleros, de cuando coincidían en Barcelona o en Vitoria. Siempre se llevaron bien pero la rivalidad en lo profesional nunca dejó de estar presente. Parece que han rejuvenecido veinte años.

Retomamos la carretera y, al poco, llegamos a la dehesa El Roque, donde pasta la ganadería Soto de la Fuente. La entrada está enfrente de la dehesa El Chaparral, donde antes estaba lo de don Joaquín Barral, que ya se vendió a unos de Huelva, y ahora hay limosino. Un encargado nos franquea la entrada y, tras unos cuatrocientos metros, llegamos al caserío, que está además junto a la plaza de tientas. Delante de la casa, nueva y elegante, hay una terraza amplia y allí está todo. Hay bastante afluencia de público y un decorado de espectáculo, una gran lona reproduciendo la imagen de los tendidos de La Maestranza. Trajes de torero, micrófonos, un capote de paseo, carteles, un tonel de vino, un marco lateral y un gran bulto tapado con tela color percal hacen lo demás.

Entre los asistentes podemos ver a ganaderos como Eduardo Miura (padre e hijo), Álvaro Domecq y su sobrino Antonio, Victorino Martín, Aurora Algarra, Macarena de Pablo Romero, José Murube y el propio dueño, Javier, de Soto de la Fuente. Asistieron toreros como José Luis Parada, Espartaco, Víctor Puerto o Juan José Padilla, además de Jerezano y Fuentes. Había subalternos como Rafael Torres, Curro Trillo o Manuel Rodríguez Mambrú. De la información taurina sobresalía Manolo Molés, pero saludamos también a Javier García Baquero, Andrés Alfonso y Mika Zarcas. Abundaban, por demás, aficionados, mayorales y gente del campo. Una copa de bienvenida sirve para entonar los ánimos y romper el hielo mientras esperamos que terminen de llegar los rezagados.

En el momento adecuado el periodista Juan Belmonte se acerca al micrófono y llama la atención de los presentes. “En este lugar y ahora se encuentran tantas personas, que siempre han venido en la fecha habitual de la Feria de Abril, convocadas por la figura de Diodoro Canorea. Si hablamos también de su persona, como decía uno de sus más cercanos en la época inicial, lo que destacaba era ser muy humano, muy profesional y muy cercano para todo el que llegaba. Se decía siempre que, posiblemente, Canorea era malo para él y sus negocios y bueno para los demás. Prácticamente todos los que estamos aquí lo conocimos y sabemos que, en su persona, no había una mala palabra; había una diplomacia real y humana. En lo taurino, muchos que están aquí han visto cómo atendía a todo el mundo. En Río Grande organizaba magníficas presentaciones de los carteles, con arroz y muchas cosas más, no con simples almendritas como se hace ahora. No eran simples ruedas de prensa sino que asistía invitada media Sevilla. Cuando le preguntaba un periodista “por qué no viene tal torero”, respondía lo de “la plaza está ahí; si no ha venido este año vendrá el próximo”. Lo bueno es que venía al año siguiente; cumplía su palabra”.

“Todo esto que tenemos aquí hoy surge porque aquellos chavalillos que querían ser toreros entonces piensan que hay que agradecer de alguna manera más contundente lo realizado por don Diodoro. Se reúnen los compañeros de fatigas que en aquella época querían ser toreros y deciden construir algo, un monumento, que recordara la figura y cómo se portó personalmente con ellos cuando luchaban por triunfar, unos con más, otros con menos suerte. Cuaja la idea y se busca a un autor y escultor como Jesús Cuesta Arana, de Alcalá de los Gazules, que tiene por la provincia de Cádiz numerosos monumentos de mucha fama. Le proponen esa idea y hace una curiosa propuesta, que ahora vamos a ver. Después llega lo más difícil y es ver dónde se va a poner. Lo primero es hablar con La Maestranza, tan ligada a él y a la que dedicó su vida, pero los maestrantes deciden, en una reunión, que dentro del recinto no se puede poner. Luego llega el tema del Ayuntamiento, por el que estamos aquí para aunar fuerzas. Daremos unos papeles para poder firmar en apoyo. En ese impasse estamos. Aquí está. Queríamos que lo viera todo el mundo, los profesionales y la prensa para que llegue a muchas personas y que, si no puede ser en el sitio que veremos virtualmente, pueda ser en otro sitio en Sevilla”.

Antes del descubrimiento José Luis del Serranito también se acerca al micrófono y dice unas palabras. “Con Canorea todos los que estamos aquí, de una forma o de otra, hemos tenido algún trato. Este proyecto parte de mucha gente. Hemos sufrido mucho; lleva el monumento terminado cinco años y por un motivo o por otro no se ha podido poner. A partir de hoy, con la presencia vuestra, como aficionados y como gente buena, conseguiremos ya por fin que sea como vamos a verlo en virtual, porque si no es ese sitio, por la categoría humana y la categoría como empresario de don Diodoro, desde mi punto de vista no merece la pena ponerlo; ya lo decidirá la comisión. En muchas plazas de España y del mundo hay muchísimos monumentos y no sé por qué en Sevilla algunos monumentos no se han puesto donde deben por culpa de los despachos. No quiero entrar en otros temas porque se me va un poco la lengua y prefiero callarme. Gracias porque con las firmas vuestras conseguiremos que se coloque en su sitio, que lleva cinco años tapado y ya es el momento de ponerlo.

También toma la palabra Selu. “Es un privilegio ver un elenco como el que está aquí para presentar el monumento de don Diodoro Canorea. Tuve la oportunidad de torear en Sevilla muchas tardes. Había entonces catorce o quince novilleros sevillanos. Tú veías los carteles antes y es que toreábamos todos. Si el novillo no había salido bueno te daba otra oportunidad. Se portó extraordinariamente con nosotros; también ha sido así para los ganaderos. Ha estado siempre ahí. Hoy en día yo no me dedico al mundo del toro porque soy empresario y sé que don Diodoro, como empresario, no ha sido el empresario modélico en el aspecto económico, pero a los negocios muchas veces hay que echarle sentimiento, como el que estamos echando nosotros ahora con un hombre que dedicó cuarenta años regentando la plaza de Sevilla. Es un privilegio. Esperamos que salga adelante el monumento donde queremos. Si no, buscaremos otra ubicación. Merece la pena, porque se están perdiendo empresarios de esta índole. Vamos a descubrirlo y creemos que será de vuestro agrado porque no hay imagen en actitud más normal”.

Por fin, vamos a descubrir el monumento a don Diodoro Canorea. Se descorre el lienzo que tapa. Hay algunas expresiones de admiración. La idea del escultor, poniendo la figura junto a un burladero, era que los visitantes de La Maestranza entraran en él para hacerse una foto junto al empresario. Después se despliega una gran foto con el montaje virtual de cómo quedará en la segunda ubicación proyectada; el sitio ideal sería la glorieta de la estatua de Curro Romero, con quien estuvo tan unido desde el inicio de la carrera de ambos hasta la muerte de Canorea. Así continuarán juntos esa carrera de unión que ambos tuvieron durante tantos años. Ambas esculturas dialogarán visualmente; es una gran idea.

Ahora es el momento de las fotos de los presentes en el acto junto al monumento. Primero los toreros. Luego los ganaderos. Después la comisión organizadora. Finalmente todos los asistentes. Mientras la reunión continúa degustando una copa, quien más quien menos se acerca para fotografiarse otra vez junto a don Diodoro pero ahora de modo individual. Poco a poco los coches van arrancando y nos vamos yendo de uno en uno.

Junto a Curro Romero, se descubre el monumento a Diodoro Canorea